martes, 15 de junio de 2010

ASÍ DICE YAVÉ -Lo que la Biblia dice sobre el Mesías-

Autor:
Daniel Adrián Madeiro



Todos los derechos reservados
Copyright © Daniel Adrián Madeiro.
Hecho el depósito que marca la ley.

Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, o cualquier otro método de difusión, sin la autorización escrita del autor de la presente obra.





Con muchísimo amor para todos los que aman profundamente a Dios y desean su bendición para toda la Tierra.


Con muchísimo amor para mis Hijos
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Ruego a los Lectores


Ruego a los lectores que tengan presente, todo el tiempo, el principio que es el motor de esta obra:

Siento la obligación de cumplir con lo que se establece en el Salmo 119:30:

“He escogido el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí”


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“Y si dices en tu corazón: ¿Cómo voy a conocer yo la palabra que no ha dicho Yavé?. Cuando un profeta te hable en nombre de Yavé, si lo que dijo no se cumple, no se realiza, es cosa que no ha dicho Yavé; en su presunción habló el profeta; no lo temas” (Deuteronomio 18: 21,22)


“Dios... quiere que todos los hombres... lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2: 3-4)




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Palabras al lector.

Este libro fue escrito pensando en el derecho a la verdad que tienen todas las personas. Aferrado a un desinteresado deseo en darle a conocer a Usted, los errores conceptuales y las falacias que generaron el fenómeno religioso que llamamos cristianismo.
Para mí, no fue fácil decir: me equivoqué. Fue el tránsito por un triste reconocimiento de mi propia ceguera frente a la verdad.
Para cualquier cristiano es difícil admitir que, si se analiza minuciosamente el Nuevo Testamento, se debe reconocer en él una suma de yerros interpretativos y doctrinales sobre el Antiguo Testamento.
Sin embargo, encierra en sí mismo un consejo que invita a investigar sin temores. Se puede leer en 1 Tesalonicenses 5:21 y dice: “Sométanlo todo a prueba y retengan lo bueno”. Quien la haya leído, comprenderá su obligación de: buscar sólo la verdad y reconocerla sin demora.
El objeto de este trabajo es mostrar, a través del análisis de los Evangelios, si Jesús fue el mesías que preanunciaba la Biblia.
Se ha dicho y escrito mucho. Pero lo que usted leerá aquí es algo que nadie dijo jamás o, al menos, nunca llegó la información.
Examinaremos el presunto sustento de profecías mesiánicas del Antiguo Testamento para ver si apoyan o no la legitimidad del título atribuido: Cristo, Mesías o Ungido.
Analizaremos diferentes y copiosos párrafos de los evangelios y los confrontaremos con lo que la Biblia (única fuente válida para esta corroboración) dice sobre eso. Si ella no dice o apoya que Jesús haya sido el mesías, decidirá usted qué hacer con esta nueva información.
¿Qué es lo nuevo que voy a decir?. Ya se lo imaginará. Con plena franqueza y seguridad se lo adelanto: Jesús, según la Biblia, no fue el mesías.
¿Por qué tomar sólo la Biblia como fuente?. Porque, como todas las comunidades cristianas reconocen, es el único lugar en el que se profetiza sobre un enviado, aprobado por Dios, que liberará a Israel, será su Rey y gobernará eternamente con paz y justicia todo el planeta.
¿Cómo defino a este trabajo?. Como un estudio independiente de los evangelios; un ensayo de comparación entre las características del mesías bíblico y las del llamado “Cristo” (mesías en griego), que le abrirá un nuevo espacio de reflexión y evaluación. Lo que de ello surja será el resultado del fruto intelectual de cada lector.
¿Puede considerarse anti-religioso o irrespetuoso de la fe?. No. Sólo es una exposición analítica de profecías, un examen de textos y comparaciones sobre los llamados Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, que permiten arribar a una conclusión que puede resultar no esperada o no deseada por muchos cristianos fervientes, pero que ahí está. No fue escrito para lastimar ni ofender a alguien. No debe ser motivo para que alguien lastime u ofenda.
Siempre predominó en mí la idea de un Dios: Único, Todopoderoso e Inmaterial. Siempre amé a ese Dios.
Estudié muchas de las religiones cristianas (Católica, Evangélica, Adventista, Testigos de Jehová, Nueva Apostólica, Cristiana Científica, Mormones, etc.).
Haber tenido acceso a todas aquellas experiencias religiosas me impulsa a respetar profundamente las creencias de cada cual.
Proclamo que es necesario llegar a la verdad de las cosas.
Necesité corroborar el sustento en la verdad que podía haber en la historia de Jesús como el Mesías o Enviado de Dios. Personalmente, estoy convencido que las pruebas que expongo confirman que no lo fue.
Desde luego, no soy el primero. Los judíos, antiguos conocedores de la Biblia, lo sostienen hace dos mil años. Deberíamos preguntarnos qué impide a la mayoría cristiana (individual o grupalmente) acercarse a ellos para conocer con detenimiento el por qué de su punto de vista.
Debe quedar claro que éste no es un mensaje contra Jesús o contra el cristianismo, en ninguna de sus formas. Usted encontrará algunos párrafos que muestran mi punto de vista en contrario a lo que Jesús predica. No dudo que sabrá respetar mi derecho a exponer libremente mis puntos de vista. Sé también que me encontraré con lectores que coincidirán conmigo.
Es probable que en otros tiempos esto que escribí terminara siendo catalogado de mil formas siniestras y censurado. Afortunadamente, hoy existe un marco de libertad y de respeto a la diversidad de ideas, que hace posibles: a mí, exponer este ensayo; a usted, conocerlo; a ambos, pensar.
Estoy convencido que alejar cualquier fantasía de nuestra mente y nuestro corazón, permitirá a cada mujer y a cada hombre, acceder a un pensamiento más autónomo y analítico.
La verdad deberá ser el objetivo del nuevo siglo, para que sea posible un nuevo mundo.

* * * * * * *

Nota
Para que este trabajo le sea útil, tenga en cuenta lo siguiente: 1) Lea y cerciórese de la veracidad de todo lo que expongo; tenga presente que muchas de las creencias vigentes se apoyan en nuestra común costumbre de no analizar las cosas profundamente y creer sin buscar los fundamentos; en otras palabras en nuestra inclinación a la comodidad; 2) Encontrará citados muchos textos bíblicos; aunque la lectura de todos ellos puede resultar tediosa, tenga presente que su esfuerzo redundará en un conocimiento preciso de la cuestión que se trate; 3) Nos remitiremos con frecuencia a textos del llamado Antiguo Testamento (porción judía de la Biblia), en particular a los que se conocen como profecías. El objeto será corroborar si estas apoyan o no el carácter mesiánico que se le atribuye a Jesús. Para ello habrá que interpretarlas, es decir: hacer una especulación analítica sobre el mensaje más probable encerrado en ellas. Estas explicaciones no son ni pretenden ser, bajo ningún concepto, revelaciones inspiradas para edificar alguna nueva religión ni un aval a aquellas que puedan ser coincidentes con estas. Se trata, solamente, de una forma de análisis que pretende reflexionar, de la manera más objetiva posible, sobre el contenido de los supuestos oráculos. No son tampoco una valoración a favor o en contra de lo que digan las profecías.

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Algunos elementos bibliográficos que el autor leyó y pueden resultar de interés para el lector.



01) La Biblia de Estudio. Dios Habla Hoy. Con Deuterocanónicos.
Sociedades Bíblicas Unidas.
Impresa en Estados Unidos de América 1996.

02) Nuevo Testamento. Edición Pastoral. Traducido, presentado y comentado para las comunidades cristianas de Latinoamérica.
Sociedad Bíblica Católica Internacional.
Talleres Gráficos Pía Sociedad de San Pablo. Chile.

03) Sagrada Biblia. Versión directa de las lenguas originales.
Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga, O.P..
Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1977.

04) Santa Biblia Reina Valera. Revisión 1995.
Sociedades Bíblicas Unidas.
Impresa en Brasil. 1998.

05) Guía de la Biblia. Antiguo Testamento.
Isaac Asimov.
Tribuna de Plaza y Jánes. Barcelona.

06) Guía de la Biblia. Nuevo Testamento.
Isaac Asimov.
Tribuna de Plaza y Jánes. Barcelona.

07) Mashiaj. El concepto de Mashiaj y la era mesiánica en la Ley Judía y su tradición.
Jacob Immanuel Schochet.
Kehot Lubavitch Sudamericana. Argentina.

08) Historia de los Concilios.
René Metz.
Oikos Tau. España.

09) Introducción al Antiguo Oriente. De Sumer a la Biblia.
Jean Bottéro, Pierre Chuvin, André Finet, Bertand Lafont, Jean-Maurice de Montremy, Georges Roux.
Grijalbo Mondador. España.

10) Historia de las Religiones: Jeschua.
Juan B.Bergua.
Clásicos Bergua. España.

11) Historia de las Religiones: El Cristianismo. Tomos I y II.
Juan B.Bergua.
Clásicos Bergua. España.

12) La pura verdad acerca de la Navidad.
H. W. Armstrong.
Iglesia de Dios Universal.

13) La Tierra de Canaán.
Isaac Asimov.
Editorial Alianza. España.

14) Apareció un manto atribuido a Jesucristo.
Nota de la sección Cultura.
Diario La Nación. 1999.

15) La lucha por escribir quien escribió primero.
Nato de la sección Enfoques.
Diario la Nación. 23/05/1999.

16) Manual de la Historia Judía.
Simón Dubnow.
Editorial Sigal.

17) El dogma de Cristo.
Erich Fromm.

18) Códigos de Hamurabi.
Horacio N Castro Dassen y Carlos A. González Sánchez.
Ediciones Librería del Jurista. Argentina.

19) El cercano Oriente.
Isaac Asimov.
Editorial Alianza. España.

20) A mis hermanos judíos. El judaísmo tiene razón.
L. M. Choucroun. Rabino Chukrun.
Panamericana SA. Colombia.

21) Moisés y la religión monoteísta.
Sigmund Freud.
Editorial Alianza. España.

22) La religión de los antiguos egipcios.
W. M. Flinders Petrie.
Ediciones Abraxas.

23) La cultura egipcia.
John A. Wilson.
Brevarios del Fondo de Cultura Económico. México.

24) Todos los Papas. Desde San Pedro a Juan Pablo II.
Gustavo Valdés Bunster.
Editorial Oxígeno. Chile.

25) Esquema de la Historia Universal.
H. G. Wells.
Ediciones Anaconda. Argentina.

26) Los Imperios del Antiguo Oriente. Del paleolítico a la mitad del 2do milenio.
E. Cassin y J. Bottéro, J. Vercoutter.
Siglo XXI Editores.

27) Panorama del antiguo Testamento. Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento.
William Sanford Lasur, David Allan Hubbard, Frederic William Bush.
Nueva Creación.

28) Los primeros Cristianos.
Marcel Simon.
Cuadernos Eudeba. Editorial Universitaria de Bs. As.

29) Los hombres de la historia: Jesús.
Etienne Trocmé.
Página 12. Centro editorial de América Latina.





M A T E O


Los antepasados 1. 1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: 2 Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Arám; 4 Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. 5 Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; 6 Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. 7 Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; 8 Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. 9 Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; 10 Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Josías; 11 Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.12 Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; 13 Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. 14 Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; 15 Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. 16 Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

(Sobre Mt 1:1-16) Aquí se presentan dos temas para el análisis. Uno de ellos es reconocer que la genealogía expuesta no se puede corroborar, en lo relativo a los últimos nombres de la serie final (que son trece aunque el evangelista hable de catorce). Esto transforma en un acto de fe la creencia de que José fue descendiente de David y por extensión también Jesús (el mismo razonamiento es aplicable para la genealogía presentada en Lucas).
Como hecho adicional tómese nota de las variadas diferencias entre la nómina del redactor de Mateo y la del redactor de Lucas, comenzando por quien habría sido el abuelo de Jesús (Ver Mt 1:16 y Lc 3:23).
El otro tema es atinente al carácter milagroso del nacimiento. Tomando ese hecho como verdadero, ello implica la no-intervención de José y, al no ser hijo suyo, queda descartado el origen davídico (Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo –Mateo 1:18).

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La Virgen 1. 20 . . . el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. 21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: 23 La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros". 24 Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, 25 y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.

(Sobre Mt 1:20-25) La profecía a la que alude Mateo se encuentra en Isaías 7:14-16 y dice lo siguiente: “Por eso Yavé mismo les dará una señal. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel. El se alimentará de leche cuajada y miel, cuando ya sepa desechar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes de que el niño sepa desechar lo malo y elegir lo bueno, quedará abandonada la tierra de esos dos reyes, ante los cuales estás aterrorizado “.
La palabra hebrea que utiliza Isaías para aludir a la madre del niño es “almah”. Se aplica a cualquier mujer, sea o no virgen. Hay una palabra hebrea específica para ‘virgen’, es “bethulah”. Importa resaltar esta diferencia dado que, como se puede apreciar, a partir de esto podemos inferir con claridad que el texto referido sólo dice que una jovencita, una mujer casadera, está o quedará embarazada (ver distintas traducciones) y tendrá un hijo. Aceptando que el profeta habla guiado por Dios, es imposible que una señal más profunda y espectacular, como sería un embarazo milagroso, quedara mal expresada, existiendo la posibilidad de indicarla con precisión a través de una palabra exacta (bethulah).
No hay en la Biblia una profecía que vincule al mesías con ese requisito.
Fue en la versión griega, posterior a la hebrea, que se reemplazó “joven” por “virgen”. Ello pudo haber dado origen a un error de interpretación.
Una lectura serena del párrafo y del contexto en que se expone nos muestra lo que verdaderamente informa el profeta.
Le habla al Rey de Judá, Acaz, que estaba preocupado porque “Rasín, Rey de Siria, y Pecaj, Rey de Israel, subieron contra Jerusalén... y tembló su corazón y el corazón del pueblo” (Isaías 7:1-2). Ante la situación, Isaías le asegura a Acaz que se quede tranquilo porque Dios le dará una señal al propio rey. ¿Cuál sería ésta?. Que una joven (quizá la mujer del propio profeta o la de Acaz) quedará embarazada, tendrá un hijo varón al que llamará Emmanuel y que, dentro de los primeros años de la infancia de éste, Dios destruirá la tierra de esos dos reyes. Estos anuncios reflejan los hechos acontecidos en el año –732 cuando quedó definitivamente destruido el reinado sirio y fue ejecutado su rey. Por su parte Israel quedó desprovisto de todo poder.
Es importante señalar que pretender ir más allá de esta explicación es entrar en mera especulación.
Interpretar, de manera “forzada” la cita de Isaías, como la señal de un nacimiento milagroso, también debería obligar al cumplimiento de lo referente al nombre asignado al niño. “Emmanuel” significa Dios está con nosotros (clara forma con la que el profeta le expresa seguridad y serenidad al rey Acaz, respecto de sus temores). “Jesús”, en cambio, deriva del hebreo Josué y significa Dios es salvador. Ni los nombres ni sus significados son coincidentes.

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Los Reyes 2. 1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 2 y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo".

(Sobre Mt 2:1-2) El párrafo en cuestión es conocido como Adoración de los Magos, y es la base en la que se asienta la festividad de los Reyes Magos. Se señala como un acontecimiento que muestra la relevancia del nacimiento de Jesús al ser visitado por reyes (magos). Está enmarcado por la señal de una estrella aparecida en Oriente. También se encuentra allí la primera mención del título de rey de los judíos.
Su análisis nos arroja algunas consideraciones importantes.
Se puede leer: “Hemos visto su estrella en el oriente”. Cabe preguntar: ¿Esta señal fue anunciada en algún lugar del Antiguo Testamento (en adelante AT) para identificar al mesías?. La respuesta es: no. ¿Se puede entender la omisión de una señal tan importante?, ¿Que no se anticipara la presencia de una estrella tan particular que despertaría la atención en habitantes lejanos?. La respuesta es: no.
Como para el caso de la milagrosa concepción virginal, sin aval bíblico, también aquí nos encontramos con una señal importante, de cierta espectacularidad, que, extrañamente, fue omitida.
Una situación poco vista y, sin embargo, muy llamativa es la presencia de ‘magos’ visitando a Jesús para adorarlo.
La versión 1995 de Reina-Valera, en su Glosario, respecto a la palabra magos y en particular sobre el episodio que nos ocupa dice: “...Los llamados magos de Mateo 2 eran probablemente sabios de los países orientales que se dedicaban al estudio de las estrellas”. Con ese comentario se pretende perfilar a los magos de oriente como un grupo de tres estudiosos de astronomía, y desvincularlos así de la astrología o sea: la creencia en la influencia de los astros sobre las personas.
Más ajustada a la realidad es la nota que realiza la versión Nacar-Colunga (edición de Madrid 1976): “Originarios de la Media, donde constituían una clase sacerdotal, los magos habían adquirido gran influencia en Babilonia. Se distinguían por su afición al estudio de la astronomía o, mejor, astrología, que era una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros”.
Tenemos, entonces, un relato sobre la visita de tres magos para adorar a Jesús. Parece un hecho positivo y revelador de su poder. Sin embargo, antes de afirmar eso, será provechoso leer un fragmento de la Torah, la Ley dada a Moisés, sobre los practicantes de estas ciencias adivinatorias: “Cuando entres en la tierra que Yavé, tu Dios, te dará, no aprendas a practicar las abominaciones que cometen esas naciones. Que no haya entre ustedes nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación, la astrología, la magia o la hechicería. Tampoco habrá ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos. Porque todo el que practica estas cosas es abominable a Yavé, tu Dios, y por causa de estas abominaciones. Él desposeerá a esos pueblos delante de ti. Tú serás irreprochable en tu trato con Yavé, tu Dios. Porque las naciones que vas a desposeer escuchan a los astrólogos y adivinos, pero a ti Yavé no te permite semejante cosa” (Deuteronomio 18:9-14). Queda totalmente claro que el Dios de Moisés no ve con buenos ojos a los que practican la magia o la astrología. Se puede asegurar que los odia, le parecen abominables.
¿Sería lógico esperar que viera con agrado que vengan a adorar y darle regalos a su mesías?. La respuesta es: no. ¿Hay algún relato en los Evangelios que señale que, antes de ir o después de ver a Jesús, los reyes magos dejaron de serlo y se dedicaron a servir al Dios de la Biblia?. La respuesta es: no. Mateo 2:12 dice: “...se tornaron a su tierra por otro camino”. O sea, volvieron a lo mismo, la visita no los afectó en sus vidas personales. No hay ningún indicio de ello.

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Belén no basta 2. 3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. 5 En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: 6 “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel".

(Sobre Mt 2:3-6) Mateo menciona la profecía de Miqueas 5:2, asignándole cumplimiento en el sentido geográfico.
Aunque Jesús hubiera nacido allí, deben tenerse presente al menos dos puntos: a) La lectura del oráculo de Miqueas invita a confirmar o acentuar solamente el origen davídico del mesías, en función de que Belén habría sido la tierra natal de David. No impone la necesidad de un cumplimiento literal en cuanto a lugar físico. b) La profecía no se limita sólo a ese versículo; todo el capítulo hace referencia al mesías y hay otros elementos que deben acompañar la identificación. No debe analizarse aisladamente un texto bíblico.
Sobre esta premisa, tómese nota de los elementos adicionales anunciados en Miqueas, referidos al mesías, que deberían producirse simultáneamente pues no hay ninguna indicación que permita suponer su fraccionamiento en el tiempo: b1) “Por eso, Yavé los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces, el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas” (Miqueas 5:3). Sobre este anuncio, que es el inmediato siguiente del que estamos analizando, podemos extraer algunos indicios importantes. Uno de ellos es que el mesías nacería ”en el momento en que dé a luz la que debe ser madre”. Y ¿cuándo sería ese momento?, cuando “el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas”. También señala que, hasta que llegue ese tiempo, “Yavé los abandonará”; ¿A quienes?. Obviamente se refiere a los judíos a los cuales dirige este oráculo.
La conclusión no parece ser compleja. El mesías, descendiente de David, aparecería en escena en el momento histórico en que los judíos dispersos, regresaran de todas parte para establecerse en la tierra que su Dios les prometió. Adicionalmente, este hecho se produciría tras un período de tiempo en el que, para los observadores, parecería que Dios abandonó a su pueblo. Esto no sucedió en época del nacimiento de Jesús. b2) ¿Cuándo sucederán estas cosas?. Alejándonos de toda presunción agorera, podemos ver en Miqueas 4:1ss, la siguiente respuesta: “Sucederá al fin de los tiempos que la montaña de la casa de Yavé será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Los pueblos afluirán hacia ella y acudirán naciones numerosas, que dirán: "¡Vengan, subamos a la Montaña de Yavé y a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la Palabra de Yavé... Aquel día - oráculo de Yavé - yo reuniré a las ovejas tullidas, congregaré a las descarriadas y a la que yo había maltratado. De las tullidas, haré un resto, y de las alejadas, una nación poderosa. Y Yavé reinará sobre ellas en la montaña de Sión, desde ahora y para siempre”. Obviamente, no hay una precisión sobre el espacio temporal de estos hechos. Pero se asegura que será al fin de los tiempos, lo que indicaría que se trata de una acción final, luego de la cual se establece un reino definitivo.
Es evidente que esto tampoco sucedió en la época de Jesús. Lejos de transformarse Israel en una nación poderosa fue arrasado y disperso. Lejos de que los pueblos (los no judíos) acudieran a la Casa del Dios de Jacob para que se los instruyera en sus caminos, creció como nunca antes el antisemitismo en toda la tierra. No se produjo que el Dios de Israel reine sin interrupción, eternamente, tal como indica el profeta cuando dice: desde ahora y para siempre.
Lo analizado deja claramente expuesto que Jesús no está incluido, ni figura anunciado, en las profecías de libro de Miqueas.
Como comentario adicional a lo expuesto es necesario indicar que la cita de Miqueas 5:2 termina diciendo: “Cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad”. Otras versiones traducen: “Cuyos orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad”. Muchos cristianos creen ver en estas palabras una confirmación de que el mesías habría tenido una preexistencia anterior a la creación, una convivencia con Dios antes de venir al mundo. Sobre esta base asientan la idea de que se trataría del ángel de más alto rango de Dios, o que sería Dios mismo, que tendría en su esencia tres personas: un padre, un hijo y un espíritu santo.
Leyendo atentamente el AT se advertirá que ninguna porción da pautas para establecer la creencia en una personalidad tripartita en Dios (“Oye, Israel, Yavé es nuestro Dios, Yavé uno es” - Deuteronomio 6:4-). Tampoco establece que el mesías será un ángel que bajará del cielo; siempre hace referencia a un hombre (“He aquí que vienen días –oráculo de Yavé- en que yo suscitaré a David un vástago justo, y reinará como rey prudentemente, y hará derecho y justicia en la tierra” –Jeremías 23:5-).
Buscándole alguna explicación, podemos asegurar que la cita en cuestión sólo apunta a afirmar que el Dios de la Biblia tendría pensado, desde el principio, el accionar y la presencia del mesías.

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Salgan de Egipto 2. 13 Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". 14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. 15 Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.

(Sobre Mt 2:13-15) Antes de iniciar el análisis, creo importante señalar que, como todos pueden verificar hasta lo visto, es notorio el interés del evangelista Mateo (como el de los otros tres que estudiaremos posteriormente) por avalar con referencias de la Biblia distintos hechos de la vida de Jesús. Son esas citas las que estamos analizando, como lo serán las enseñanzas del propio Jesús. Ello nos llevará a comprender el escaso o nulo sustento Bíblico que poseen.
Respecto de la cita de Mateo 2:15 nos alcanzará saber que hace alusión a Oseas 11:1 que dice: “Cuando Israel era niño* , yo le amé y de Egipto llamé a mi hijo”. (* otras versiones traducen muchacho).
El profeta Oseas está anunciando el castigo a Israel por su infidelidad y, en este párrafo, a manera de ilustración poética, hace referencia a su relación con éste como a la de un padre con su hijo, vinculándolo con la salida de Egipto. No hay profecía alguna. Por lo tanto no se aplica a Jesús.
Por otro lado, advertimos que cuando Oseas dice que lo llamó “de Egipto”, lo hace en el sentido opuesto al que pretende el evangelista, esto es para sacarlo de allí, de la esclavitud, y no para que vaya allí.
Y si tenemos presente que cuando Israel abandonó Egipto habían pasado ya muchos años en ese territorio, es más ajustado traducir: “Cuando Israel era muchacho”, y ello acentúa más la falta de sentido profético que pretende el evangelista.

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Los niños inocentes 2. 16 Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. 17 Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: 18 En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

(Sobre Mt 2:16-18) Encontramos aquí dos cosas para señalar.
Primero debemos saber que, desde el punto de vista histórico, no se registra una matanza como la relatada por Mateo, en Belén y alrededores, realizada por Herodes u otro. Es un hecho no registrado y es extraño que, tamaña atrocidad, no fuera anotada por algún relato o historia popular, judía o no, de la época. También es llamativo que ningún otro evangelista lo mencione.
Por otro lado, la supuesta profecía que habría tenido su cumplimiento por ese hecho está en Jeremías 31:15 y dice: “Así habla Yavé: ¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen”. Y continúa en los versículos 16 y 17 con lo siguiente: “Así habla Yavé: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa – oráculo de Yavé - y ellos volverán del país enemigo. Sí!, hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yavé -: los hijos regresarán a su patria”.
De la lectura de las dos partes, la que cita el evangelista y la que omite (los versículos de Jeremías siguientes a eso), queda claro que: a) El versículo 15 de Jeremías es sólo una mención descriptiva sobre el dolor de Israel frente al destierro a Babilonia, expresada de manera metafórica; no es una profecía, es sólo una exclamación de tristeza; b) los versículos 16 y 17 son lo que tienen, sin ningún lugar para dudas, carácter profético, acentuados por la expresión “oráculo de Yavé” que se manifiesta en dos oportunidades. Asimismo, no hacen referencia a ninguna muerte o matanza de inocentes; por el contrario hablan de esperanza para tu futuro.
Queda claro que la cita de Mateo no incluye profecía para este caso y por lo tanto tampoco hay cumplimiento.

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El nazareno 2. 19 Cuando murió Herodes... 21 José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. 22 Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, 23 donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.

(Sobre Mt 2:19-23) Sólo si forzamos una fuente para poder aplicarla a la última parte del texto, encontramos el capítulo 13 del libro de los Jueces. Tras la lectura tranquila y objetiva del fragmento veremos por nosotros mismos si hay o no profecía y a quién señalaría la misma. Leamos: “El Angel de Yavé se apareció a la mujer y le dijo: "Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos... Entonces Manóaj le preguntó: "Cuando suceda lo que tú has dicho, ¿qué forma de vida tendrá que llevar el niño y cuál será su conducta?". El Angel de Yavé dijo a Manóaj: "Él tendrá que abstenerse de todo lo que le dije a esta mujer: no probará el fruto de la vid, ni beberá vino ni bebida fermentada; no comerá nada impuro, y observará todo lo que le he mandado a esta mujer"... La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y Yavé lo bendijo. Y el espíritu de Yavé comenzó a actuar sobre él en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol (versículos 3 al 25).
Debemos saber que la particular forma de consagración a Dios que vemos descripta aquí, (abstenerse de derivados de la vid, cosas fermentadas, no cortar la cabellera, etc.), corresponde a una serie de instrucciones, algo más amplias, que figuran en el libro Números, capítulo 6, y son conocidas como Ley del Nazareato. Por dicha Ley el consagrado se llama Nazareo. Esto es distinto y no vinculante con Nazareno que sólo alude a alguien que vive en el pueblo de Nazaret.
En el relato de Jueces dice que no deberá beber vino; sabemos que Jesús sí bebió vino. También indica que salvará a Israel del poder de los filisteos. Sabemos que en la época de los evangelistas los dominadores de Israel eran los romanos. Finalmente podemos leer, a lo largo del relato, que el nombre del anunciado nazareo es: Sansón. La historia completa de este juez de Israel puede leerse íntegramente en Jueces capítulos 13 al 16 inclusive. De nuevo las alusiones del evangelista no se asientan en la realidad del AT.

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El mensajero que va delante 3. 1 En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 2 "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". 3 A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. 4 Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. 5 La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, 6 y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. 7 Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? 8 Produzcan el fruto de una sincera conversión, 9 y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. 10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. 11 Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 12 Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".

(Sobre Mt 3:1-12) La aparición en escena de Juan el Bautista (pariente de Jesús, según relata Lucas 1:36, 39, 40) es vista por el cristianismo como una presencia necesaria que debía anteceder la llegada del mesías.
La base de ello se sustenta en Malaquías 3:23,24 (4:5,6 en algunas versiones), donde podemos leer: “Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día de Yavé, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total”.
El profeta Elías a quien se alude en Malaquías aparece en los libros 1ra Reyes 17 a 2da Reyes 2 inclusive. Dos circunstancias le otorgan un perfil singular: fue un celoso defensor de la fe israelita frente a los cultos extranjeros que predominaban en su época (1 Reyes 18:20-40) y su muerte revistió un rasgo especial al ser arrebatado por Dios en carros de fuego (2 Reyes 2:11). Este último hecho es tan peculiar que sólo existen otros dos casos relatados en la Biblia: el de Enoc (Génesis 5:23) y el de Moisés (Deuteronomio 34:5,6).
Como nos muestra el escrito evangélico, el mismo Juan Bautista interpreta las cosas de la manera que las hemos expuesto ya que dice: “...aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo” , apuntando con ello a que estaba asumiendo el papel de “Elías que viene antes del día de Yavé”. Otro pasaje, Mateo 11:2,3 y 10, confirma irrefutablemente esta conclusión.
Así las cosas, es importante tener presente algunas consideraciones: a) Como condición principal, para que Juan el Bautista pueda ser el “Elías” que antecede el “Día de Yavé”, es necesario que Jesús cumpla con el requisito de ser el mesías; b) Se debe cumplir la totalidad del anuncio profético de Malaquías 3:22-24; y c) Tiene que ser pertinente la cita que, con referencia a Juan el Bautista, hace Mateo respecto de las palabras de Isaías 40:3.
Comenzando por este último punto podemos leer en Isaías 40:1 y 2 lo siguiente: “¡Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice vuestro Dios!. Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano de Yavé doble castigo por todos sus pecados”. Estas palabras se aplican al mensaje de la cercana liberación de Israel de las manos del imperio babilonio. Y siguen los versículos 3 al 5 diciendo: “Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino de Yavé, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria de Yavé y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca de Yavé” . No está anunciando la misión de un profeta al estilo de Elías previa llegada del mesías (adviértase que habla en plural –preparen, tracen-). Está aludiendo, figurativamente, a que hagan los arreglos necesarios como para la llegada de un Rey, Yavé en este caso, que por medio de sacar a su pueblo de Babilonia mostrará su gloria. Téngase presente que este imperio fue uno de los más fuertes e importantes de la antigüedad de lo que se desprende que hacer regresar al pueblo de Israel a su tierra sería una tarea milagrosa digna de honores a su Dios. A eso se refiere Isaías y de ninguna manera tiene el sentido que pretende darle Mateo.
Con relación al ítem b) la lectura atenta de Malaquías capítulo 3, desde el versículo 22 al 24 inclusive, nos muestra que la misión de profeta similar a Elías es: Convertir el corazón de los padres hacia los hijos y viceversa, apuntando a la consagración de las familias en los lazos del amor; y muy especialmente hacer recordar y ayudar a poner en practica la Ley de Moisés, la Torah, contenida en la serie de libros llamada Pentateuco. Esto no sucedió a través de Juan el Bautista. Sabemos que en el año 70 el Templo de Jerusalén fue totalmente destruido y el pueblo judío expulsado. Esto no estaba profetizado sino lo contrario, ya que dice: “Él convertirá ...“, con lo que se denota que tendrá un éxito significativo en su misión, evitando así la destrucción y la muerte.
Sobre una respuesta al punto a), debemos esperar el análisis de la totalidad del relato de los evangelios de lo que se desprenderá el cumplimiento o no de las señales para el mesías aplicadas a la persona de Jesús.

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El bautismo 3. 13 Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. 14 Juan se resistía, diciéndole: "Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!". 15 Pero Jesús le respondió: "Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo". Y Juan se lo permitió. 16 Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. 17 Y se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección".

(Sobre Mt 3:13-17) Mateo nos presenta a Jesús ya convertido en hombre ante Juan.
La práctica del bautismo citada aquí, función que da su título de “el Bautista” a Juan, no era una costumbre religiosa habitual en Israel. En la Biblia hay solamente dos menciones a hechos de carácter purificador vinculados con la sumersión en el agua (tal el significado de la voz griega para bautizar) que son: 2 Reyes 5:10 y Ezequiel 36:25. Ninguno de los dos marca el comienzo ni la obligación de su práctica.
En cuanto al mensaje que, en el evangelio, emite la voz celestial, el mismo parafrasea un fragmento de Isaías 42:1 que dice: “Este es mi Siervo, a quien yo sostengo, mi Elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones”. Hasta el versículo 7 inclusive, continúa diciendo lo siguiente: “Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. Así habla Yavé, Dios, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella. Yo, Yavé, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo y luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas”.
Este texto de Isaías 42:1-7, y los del mismo profeta que se encuentran en 49:1-6, 50:4-9 y 52:13-53:12, forman lo que se conoce como “Poema del Siervo de Yavé”. Para los cristianos, esta construcción literaria conforma por si sola una profecía que hace referencia al mesías, dando muchas señales que deberían cumplirse y lo identificarían. Por supuesto la aplican a Jesús.
Sin embargo, para este párrafo de Mateo 3:17 que nos ocupa, debo señalar lo siguiente: a) Isaías utiliza la palabra Siervo, no la palabra hijo. Es perfecto que lo haga de esa manera ya que el mesías es un hombre que se identifica por una actitud humilde en cuanto a su sujeción a la voluntad de Dios. Por la lectura del profeta vemos que no tiene nada meritorio en sí mismo pues, como explica Isaías: es Yavé quien lo sostiene, quien pone su espíritu sobre él; quien lo toma de la mano como a un niño para que no se desvíe de su meta; quien lo formó y le dio un destino. No es hijo porque no es un dios ni semidiós, es sólo un humano; es Siervo porque su misión principal es servir al propósito de Yavé; b) Avanzando un poco más observamos que una característica del Siervo es que no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles, lo que marca dos hechos firmes: 1) si no gritará, ni levantará su voz, ni será escuchada en las calles, entonces podemos asegurar que no se trata de una prédica en público y de esa manera vemos que Jesús no encuadra con ese requisito; 2) por lo mismo, deducimos que tendrá una manera de implantar la voluntad de Dios y su Ley, distinta a formas de prédica que habitualmente se observan (quizá, como es de esperar, no se describe a un predicador sino a un rey o gobernante ideal); c) Dice que no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra . Ello implica que su tarea abarcaría todo el planeta y que estaría vivo, al menos, hasta que eso sucediera; también dice que su ánimo permanecerá siempre intacto frente a los posibles traspiés, dolores o dificultades que se le presenten. Esta actitud no se ve reflejada en Jesús (ver Mateo 26:38,39; 27:46); d) Dice que lo destina a ser alianza del pueblo y luz de las naciones; no dice que formará una nueva alianza con las naciones o sea los no judíos. Dice que su objetivo es reafirmar la alianza vigente con el pueblo judío y, por ese medio, ser una guía propicia para el resto de los pueblos.
Como podemos ver, nada encaja con la situación de Jesús.

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La tentación 4. 1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. 2 Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. 3 Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". 4 Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". 5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, 6 diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". 7 Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". 8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, 9 y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme". 10 Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo rendirás culto". 11 Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

(Sobre Mt 4:1-11) El presente relato también figura en Lucas con una estructura similar y en Marcos de manera muy breve.
Volvemos a encontrarnos aquí con una situación muy singular, la de Jesús siendo tentado directamente por el propio enemigo de Dios. Esta circunstancia, seguramente relatada a sus discípulos en algún momento, no está anunciada por profecía alguna y, nuevamente, resulta extraña su omisión dado la importancia y espectacularidad del hecho.
Sin embargo, las citas bíblicas que se mencionan asumen de manera indirecta una cierta forma de cumplimiento profético muy particular, toda vez que ante las propuestas del maligno se responde: “También está escrito...”, con lo que parecería al lector que aquello escrito estaba previendo, de alguna forma misteriosa, los diálogos de esta confrontación.
Las citas a las que se hace alusión aparecen en: Deuteronomio 8:3, Salmo 91:11,12, Deuteronomio 6:16 y 6:13, respectivamente. Obsérvese que las tres respuestas que habría dado Jesús están contenidas en el libro Deuteronomio. Esto no es extraño dado que el mismo forma parte de la Torah, La Ley, y es propicio el conocimiento de su contenido por parte de un judío religioso.

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Zabulón y Neftalí 4. 12 Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. 13 Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: 15 “¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! 16 El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz”. 17 A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".

(Sobre Mt 4:12-17) La cita aludida se encuentra en Isaías 8:23 al 9:2. Una vez más es obligado señalar que la profecía es más amplia, abarca hasta el versículo 7 inclusive. En lo que falta incorporar puede leerse: “Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín. Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián. Porque todas las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán presas de las llamas, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: "Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de paz". Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo de Yavé de los ejércitos hará todo esto”.
La profecía se refiere al tiempo de liberación de Israel por parte de su Dios. La porción siguiente a la citada por Mateo, que acabo de transcribir, refiere algunos elementos adicionales que impiden parcializar el texto en cuestión. Por ejemplo dice que “ha nacido un niño” que recibirá títulos extraordinarios. Esto no indica que Zabulón y Neftalí (que simbolizan a Israel) se pongan contentas porque está pisando su suelo un posible mesías. En cambio, sí puede entenderse que se trate de una invitación a la alegría porque se produjo (presumiblemente en Israel) el nacimiento de un ser humano que “tiene sobre sus lomos la soberanía”. Agrega al final que “ocupará (tiempo futuro) el trono de David”, “ampliará el imperio”, “producirá una paz ilimitada” y que se “afirmará y consolidará en el derecho y en la justicia”. De qué forma sucederá esto, también lo dice: “Desde ahora y para siempre”, esto significa en un solo momento y para la eternidad.
Vemos que estas cosas no sucedieron por intermedio de Jesús.

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La llamada 4. 18 Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. 19 Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". 20 Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. 21 Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. 22 Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

(Sobre Mt 4:18-22) La forma de este relato daría la impresión de que la convocatoria de Jesús y la aceptación de la misma por parte de sus futuros discípulos es un hecho que se produjo espontáneamente, sin contacto previo, dándole un perfil extra humano. Es importante saber que la relación se venía gestando desde Juan el Bautista (véase Juan 1:35-51).

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Las multitudes 4. 23 Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. 24 Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. 25 Lo seguían grandes multitudes que llegaban a Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

(Sobre Mt 4:23-25) Según Mateo y también los otros evangelistas, era moneda corriente, y lo describen de manera constante, que grandes muchedumbres, de todas las ciudades y pueblos, siguieran a Jesús y fueran curados por él, maravillándose de sus palabras (Mt 7:28; 8:16-18; 9:8,35,36; 14: 20,21,24,35; 15:38,39; etc.). Las descripciones que hacen nos muestran una situación excepcional, casi sin precedentes dentro de la historia.
El siglo XX da testimonio sobre la existencia de grupos religiosos, con líderes comparativamente mucho menos carismáticos y poderosos que el Jesús de los evangelios, que han sido seguidos y adorados por sus seguidores. Sus fieles han llegado, incluso, a entregar sus vidas o las de sus familias, otros donado todos sus bienes, otros a ofrecerse para una milicia activa en defensa de sus creencias, etc. Todos hechos tristemente célebres.
Ante esta realidad, resulta inexplicable que en la época evangélica, dominada por una fuerte carga de ansiedad en la espera del mesías anunciado, y ante la asombrosa cantidad de milagros, curaciones y hasta resurrecciones atribuidas a Jesús, todo haya concluido con tan sólo sus discípulos y pocos seguidores más inmediatamente después de su muerte.
Llama poderosamente la atención que ni aún durante el juicio al menos porciones de aquellas grandes muchedumbres que lo adoraban y lo seguían a todas partes no estuvieran presentes para defenderlo o apoyarlo.
También es sugestivo que un rebelde, Barrabás, encarcelado con otros por un asesinato (ver Marcos 15:7), lograra mas fama y apoyo popular.
Muchos cristianos creen que Isaías 52:13 al 53:12 profetiza un Siervo sufriente que anticiparía: el abandono, los dolores y la muerte de Jesús. Un análisis sereno y objetivo nos permite comprender que no es así.
La descripción de Isaías 53:2 dice que se trata de alguien (¿o de algo?) “sin forma ni hermosura atrayente a nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos”. O sea, que no resulta agradable a los ojos. No dice que alguien, tras recibir un fuerte castigo corporal, queda irreconocible o deformado. Dice que su apariencia desagrada o quizá impresiona profundamente.
Si esto se refiriera al Mesías, téngase en cuenta que Isaías 52:14,15 dice: “su aspecto no parece ser de hombre” y que eso dará que hablar a la gente causándoles asombro. Si estuviera hablando de un hombre real quizá podríamos suponer que se trata de alguien similar al famoso caso del hombre elefante de Inglaterra. Pero también podemos imaginar que se esté refiriendo a una comunidad con nombre de hombre (Israel podría ajustarse a esta especulación analítica).
Esto último parece estar confirmado por el hecho de que agrega: “Muchos se asombraron de él, así fue desfigurada su apariencia, más que la de cualquier hombre; y su aspecto, más que el de los seres humanos. Así asombrará a muchas naciones. Los reyes cerrarán la boca delante de él, porque verán lo que nunca les había sido contado, y comprenderán lo que nunca habían oído" (Isaías 52:14,15).
Si las naciones se asombran, no son los judíos los asombrados. Aparentemente se trata de una situación en la que los gobernantes no judíos se sorprenderían viendo algo increíble. Permitiéndonos especular libremente, podremos imaginar que la situación del pueblo judío perseguido y recluido en campos de concentración durante la segunda guerra mundial, por las imágenes que conocemos, se ajusta a la descripción que dice: “así fue desfigurada su apariencia... su aspecto, más que el de los seres humanos”. Y también se ajusta la mención de Isaías sobre que “las naciones se asombrarán”, pues resultaba realmente increíble que lograran ser rescatados, resurgir y finalmente fundar el Estado de Israel en 1948, pocos años después de finalizada la guerra.
Sobre el punto precedente creo importante insistir sobre que estoy realizando una interpretación totalmente especulativa, vinculándola a un proceso historico actual de Israel. El propósito es demostrar que existe otro camino interpretativo diferente del cristiano sobre esta profecía y que se ajusta más al contenido del supuesto oráculo. Dicho en otras palabras, cualquier pasaje profético que encierre algo de ambigüedad, permite ajustar su interpretación hacia nuestras preferencias o propósitos.
El versículo 6 del capítulo 53 dice: “todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino”. Pudiera ser que con ello se apunte a describir una situación general sobre una mayoría descarriada. No obstante, es evidente que no habla de seguidores ni de deserción. Justamente, el que diga: todos nosotros, le otorga una carácter general y aplicable quizá al pueblo. Obsérvese que esta interpretación se ajusta a la generalidad a la que refiere el profeta cuando agrega: “El Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros”.
Respecto a la profecía de Isaías y su supuesta vinculación con Jesús, quiero resaltar otro hecho curioso. El versículo 9 del capítulo 53, de la versión Reina Valera –Revisión 1995, dice: “Se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte”. Para la mayoría cristiana este pasaje adelanta la crucifixión de Jesús entre dos malhechores y su posterior entierro en la tumba propiedad de un judío rico de Arimatea llamado José. Sin embargo, el pasaje de Isaías y los hechos de la crucifixión son exactamente opuestos. No “se dispuso con los impíos su sepultura” sino en la tumba de un rico. No fue entre los ricos en su muerte sino entre dos ladrones.

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La nueva Ley 5. 1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. 2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: 3 "Felices los que tienen espíritu de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 4 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. 5 Felices los afligidos, porque serán consolados. 6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. 7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. 8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. 9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. 10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

(Sobre Mt 5:1-10) Aquí comienza una exposición de Jesús conocida como el “Sermón del Monte”, que abarca desde el capítulo 5 hasta el 7 inclusive.
Muchos cristianos lo consideran como el equivalente de la subida de Moisés al monte Sinaí para recibir la Ley (Exodo 19 y ss). Por eso sostienen que aquello fue un arquetipo que insinuaría algo ‘más perfecto’ que vendría después, a través de Jesús.
Muchos cristianos entienden que la prédica de Jesús, sintetizada por Mateo en este sermón, es una forma de “Nueva Ley”, reformada, más humanitaria y perfecta.
Respecto a este particular concepto, debemos indagar qué dice la Biblia sobre la Ley de Moisés o saber si apoya el surgimiento de un reemplazo.
En la Biblia encontramos estas respuestas: La Ley de Yavé es perfecta: ella reconforta el alma... Los preceptos de Yavé son correctos: ellos alegran el corazón (Salmo 19:8,9); Todos sus preceptos son indefectibles: están afianzados para siempre y establecidos con lealtad y rectitud. Él envió la redención a su pueblo, promulgó su alianza para siempre (Salmo 111:7,8); La hierba se seca, la flor se desvanece, pero la palabra de nuestro Dios perdura por siempre (Isaías 40:8). Guardarán estas palabras como ley para ustedes y para sus hijos, para siempre. (Exodo 12:24). Guarda y obedece todas estas palabras que yo te mando, para que cuando hagas lo bueno y recto ante los ojos de Yavé tu Dios, te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, para siempre. (Deuteronomio 12:28). Las cosas secretas pertenecen a Yavé nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:25,29). Acuérdense para siempre de su pacto, de la palabra que mandó para mil generaciones. (1 Crónicas 16:15). El consejo de Yavé permanecerá para siempre, y los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones. (Salmo 33:11). Se acercan con maldad los que me persiguen; están lejos de tu ley. Cercano estás tú, oh Yavé; todos tus mandamientos son verdad. Hace mucho que he conocido tus testimonios, los cuales estableciste para siempre. (Salmo 119:150-152).
La respuesta bíblica es concluyente y definitiva: los Mandamientos y la Ley son para siempre, para toda la eternidad. No se autoriza a nadie a cambiarlos. No se ven como una construcción humana que hoy es de una forma y mañana de otra. El pueblo judío, en su carácter de receptor de la Torah (la Ley), entiende que es perfecta y eterna por provenir de Dios.
Puede argumentarse, aún, un supuesto alcance limitado tan sólo al pueblo judío. No dudemos que estarían más obligados por aparecer como el Pueblo Elegido por Dios y como tales deberían configurar un modelo de conducta. Pero esto no excluiría al resto de la humanidad. Obsérvese que el Salmo 119:150-152 (citado en la lista precedente) dice con relación a los no judíos que “están lejos de tu Ley”. Esta invocación lleva implícito un anhelo del autor como si dijera: “¡Qué bueno sería que le prestarán atención y la obedecieran!”.
La misma línea de pensamiento tiene la cita de Isaías 45:19,22: “Yo, Yavé, digo lo que es justo, anuncio lo que es recto. ¡Reúnanse y vengan, acérquense todos juntos, sobrevivientes de las naciones!... Vuélvanse a mí, y serán salvados, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay otro”.
Más claro y contundente aún es Isaías 56:1,6,7: “Así dice Yavé: Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi salvación y ya está por revelarse mi justicia... Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido a Yavé para servirlo, para amar el nombre de Yavé y para ser sus servidores, los que observen el sábado sin profanarlo y se mantengan firmes en mi alianza, yo los conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa será llamada: Casa de oración para todos los pueblos”. Es evidente que Isaías, no se refiere, ni por un solo momento, a una nueva Ley ni a una nueva Alianza. Cuando llama a observar “el derecho y la justicia” está hablando de la Ley. Cuando dice “alianza” se refiere a la que tiene con Israel.
Como hemos visto, está muy lejos del espíritu judío, presente en el AT, la idea de una reforma o reemplazo de la Ley.
Con referencia a las bienaventuranzas, una de ellas dice: “Felices los que tienen espíritu de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos” (algunas versiones traducen “los pobres” o “pobres de espíritu”). Parece mostrar una preocupación y una preferencia de Jesús hacia los pobres. El fragmento dejaría implícito su parecer acerca de que ellos o los que se le asemejan en espíritu, por su sola condición de tales, son merecedores automáticos de la salvación. Seguramente, este discurso llamó la atención de los judíos más tradicionales frente a lo que dispone la Biblia en Levítico 19:15: “No cometerás injusticia en tus juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre (porque es pobre) ni te mostrarás complaciente con el rico (porque es rico). Juzgarás a tu prójimo con justicia”.

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Por mi causa 5. 11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. 12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; pues de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron... 17 No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento... 19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

(Sobre Mt 5:11-19) El Rey David, tradicionalmente considerado como el más importante rey de Israel, mostró un espíritu sumiso ante la voluntad de su Dios, al exclamar: "¡Viva Yavé!, ¡Bendita sea mi Roca! Sea ensalzado Yavé, la roca de mi salvación”. (2 Samuel 22:47); y también: “Yavé es mi luz y mi salvación... Yavé es baluarte de mi vida” (Salmo 27:1).
Jonás, luego de aceptar el origen divino y la obligación de su misión, exclamó: “¡La salvación pertenece a Yavé!" (Jonás 2:10).
En el “Poema del Siervo de Yavé” podemos leer el sentimiento que alienta y marca el corazón del mesías: “...Mi causa está con Yavé y mi recompensa con mi Dios." (Isaías 49:4).
Cuando Mateo pone en boca de Jesús las palabras: “...por mi causa”, que leemos en este pasaje, o cuando dice: “...tendrán la oportunidad de dar testimonio de mí ante ellos y los paganos” (Mateo 10:18), o cuando exclama: “Vengan a mí los que se sienten cargados y agobiados, porque yo los aliviaré... aprendan de mí...” (Mateo 11:28,29), ¿Puede una persona sincera negar las diferencias existentes (conforme los relatos bíblicos) entre la humildad mostrada en las citas de David, de Jonás y del Siervo de Yavé, y las palabras centradas exclusivamente en sí mismo atribuidas a Jesús?.
Es manifiesta una fuerte inclinación egocéntrica ("Habéis oído que fue dicho... Pero yo os digo... –Mt 5:43,44).
Dice más adelante respecto de la Ley y los Profetas: “No vine a abolir sino a dar cumplimiento” (otras versiones traducen: “a consumarla”, “para darle su forma definitiva”). Como pudimos observar anteriormente (al analizar Mateo 5:1-10) son muchas las citas bíblicas que fijan el establecimiento de la Ley para siempre y la no necesidad de reformadores. Veremos que, lejos de acatar su propia declaración (“no vine a”...), Jesús declara incorrectas, nulas o incompletas varias sentencias de la Ley, o se presenta como el intérprete que enseña lo jamás entendido. También, y extrañamente, en otras oportunidades reconocerá el valor de las enseñanzas de los maestros de la Ley y de los fariseos, invitando a sus propios discípulos a que “hagan y cumplan todo lo que dicen” –Mateo 23:1-3.

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Acordar con el adversario 5. 21 Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. 22 Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego... 25 Trata de establecer rápidamente un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. 26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

(Sobre Mt 5:21-26) En la primera parte de estos versículos se alude a las citas de Exodo 20:13 y Deuteronomio 5:17 (ambas corresponden al Decálogo, los Diez Mandamientos). Las personas razonables y sinceras (también en la época de Jesús) saben deducir claramente que si está prohibido matar, junto con mentir, robar, codiciar bienes ajenos, cometer adulterio, etcétera, obviamente, se está instando: al amor, a la justicia, al respeto mutuo y condenando el odio ciego e injustificado que es causa de dolor.
Esto es muy evidente desde el principio mismo de la Biblia cuando relata lo que Yavé le dice a Caín: “¿Por qué te has enojado y por qué ha decaído tu semblante?. Si hicieras lo bueno, ¿No serías enaltecido?. Pero si no lo haces el pecado está a la puerta acechando”. (Génesis 4:6,7). Resulta muy visible que lo condenable en Caín era el odio que sentía hacia su hermano, y a ello alude Dios llamándolo a la reflexión.
No solamente allí encontramos esa referencia que algunos podrían argumentar como indirecta. También queda claramente expuesto en otros libros: “Me han devuelto mal por bien, y odio por amor”. (Salmo 109:5); “El odio incita el ánimo a las peleas, pero el amor cubre todas las faltas”. (Proverbios 10:12). El AT se anticipa a Jesús condenando el odio.
Continuando el análisis que nos ocupa, vemos que Jesús fomenta “ponernos de acuerdo con nuestro adversario” (algunas versiones traducen “enemigo”). Observamos que se apunta a evitar las malas consecuencias posibles del no acordar, en una exposición que está desprovista de cuidado moral.
Analicemos lo que dice: “No sea que tu adversario te entregue al Juez, y el Juez al guardia, y te pongan preso”. Se deduce que Jesús está haciendo referencia a un adversario que en realidad tiene razón en sus reclamos o a uno poderoso que, más allá de sus razones, por su sólo poder nos puede perjudicar. No existen más posibilidades que esas dos. De otra manera sería imposible que terminemos preso. ¿Cuál es la exhortación que se da?. 1) Si nuestro adversario en realidad tiene razón en sus reclamos, por lo que somos nosotros los malos, nos invita a arreglar para que la persona se calme y nos facilite las cosas. No dice: “Pídanle perdón y devuélvanle lo que es suyo”. 2) Si la persona es un poderoso o alguien que pudiera recibir favores de la justicia, nos invita a llegar a un arreglo para que no nos metan preso. No nos invita a “defender las causas justas”.
Como queda dicho, es una cita desprovista de carácter moralmente válido, pues ni el amor ni la caridad justificarían una actitud así.
¿Cree Usted que el mesías enseñaría eso?.

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No desearás 5. 27 Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28 Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

(Sobre Mt 5:27) Se alude nuevamente a uno de los Diez Mandamientos: “No cometerás adulterio” (Exodo 20:14, Deuteronomio 5:18).
Muchos encuentran aquí una novedad cuando se dice: “Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón ”.
No es así. Más de mil años antes, a continuación del mandamiento (No adulteraras), ya decía: “No desearás... la mujer de tu prójimo...” (Exodo 20:17, Deuteronomio 5:21).
Debemos admitir que gran parte de los preceptos bíblicos son suficientemente específicos y que se deduce con facilidad cuando una cosa incluye la otra. Así, por ejemplo, si un hombre casado mira a otra mujer deseándola, para el punto de vista bíblico, estaría cometiendo infidelidad de pensamiento.

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El juramento 5. 33 Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. 34 Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. 36 No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. 37 Cuando ustedes digan "sí", que sea sí, y cuando digan "no", que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.

(Sobre Mt 5:33-37) Ninguna disposición del AT prohibe jurar. Vemos que Abraham, el amigo de Dios, juró por Él ante Abimelec (Génesis 21:22-24). También Joab (2 Samuel 19:7).
Deuteronomio 6:13 y 10:20 invitan a jurar en el nombre del Dios de Israel.
Obviamente, la Biblia señala que es aborrecible el falso juramento (Oseas 4:1-2, Zacarías 8:17).
Cuando se quiere imponer la fórmula del no juramento y de que el sí sea sí y el no sea no, hay una proscripción del precepto divino. A ello se agrega una falacia: la de que al jurar se estaría haciendo algo impuesto por el diablo, con lo que se quita autoridad a la especificación bíblica.
Como vamos viendo, poco atractivo resulta, desde el punto de vista bíblico, el mensaje de Jesús. Notamos la frecuencia con la que se opone a lo legislado en la antigüedad o como presenta conceptos viejos como si se tratara de normas nuevas.

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No resistan el mal 5. 38 Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. 40 Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; 41 y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. 42 Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda a quien quiere pedirte algo prestado.

(Sobre Mt 5:38-42) Aquí se apunta a lo que conocemos como la Ley del Talión (Exodo 21:22-24, Levítico 24:17-23, Deuteronomio 19:15-21). Es obvio que se esconde una crítica a esa práctica.
Debemos leer el conjunto de leyes aludida, y tener presente su contexto y la época de la historia a la que - conforme la tradición - correspondería su enunciación (alrededor de 3500 años atrás). Se advertirán varias cosas menos difundidas. Se corroborará que con su administración se intentó buscar equidad y justicia a través de la intervención de: jueces, sacerdotes, testificación- bajo juramento- de al menos dos o tres testigos, las ciudades de refugio para aquellos casos de muerte a un tercero sin intención, etc. Más allá de los defectos que pudieran adjudicársele, no parece haber sido creada para administrar injusticia o para avalar la venganza.
La conclusión precedente parece confirmada (por supuesto dando por hecho la obediencia de los destinatarios) por dos citas del libro Deuteronomio: “La justicia, sólo la justicia seguirás”. Este mandato ordena la obligatoriedad de ser justos en todos los actos. Y se advierte: “No fuercen el derecho, no hagan distinción de personas, no acepten sobornos” (Deuteronomio 16:19 y 20).
Puede argumentarse que aquello presenta una dureza extrema. Veamos qué se nos ofrece a cambio.
En contrapartida a la Ley del Talión se incita a “no resistir al mal”. Los enemigos del bien común pueden darse por muy satisfechos y agradecidos de este singular mandato.
Sin temor a faltar a la verdad, las personas que aman la justicia pueden volver a escribir las palabras de Jesús del modo que ahora lo haré y apreciar un peligroso mensaje: “Permitan que los malvados puedan actuar con libertad. Si los golpean, ofrézcanles sus partes aún no golpeadas para que puedan continuar haciéndolo, así quienes observen concluirán que los violentos ahora tienen inmunidad. Si los roban, ofrézcanles más de lo que se roban, así quienes observen sabrán que ahora los ladrones gozan de impunidad. Si los obligan a hacer algo por la fuerza durante un trecho, háganlo por el doble de lejos, así quienes observen sabrán que los abusadores no tienen más límites. Ahora llegó el momento de darle a todo el que nos pida, lo que quiera, no importa que se trate de la peor persona”.
Relea el texto evangélico, en las distintas versiones que desee, compárelo con la recomposición precedente y se verá que lo que dice esta última es lo que avala aquel.

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Amar al enemigo 5. 43 Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; 45 así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. 46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? 47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? 48 Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

(Sobre Mt 5:43-48) Jesús, en todos estos casos, hace referencia al AT. Tanto para cristianos como judíos, y aún para él mismo, se estaría refiriendo a la Palabra de Dios. Sin embargo, realiza sus enunciados de forma que parezca como si expresara: “los hombres de la antigüedad dijeron tal cosa”.
Debemos ver y reconocer que es un equivalente a decir: “Anteriormente, Dios les dijo esto; pero yo lo repruebo y les digo que a partir de ahora hagan esto otro”. Seguramente, esto no escapó al análisis de una gran mayoría de sus contemporáneos judíos.
Con relación al párrafo que nos ocupa, es obligado decir que: No existe mandato bíblico que diga: “Odiarás a tu enemigo”.
Cualquier mujer u hombre puede deducir, con tan sólo leer los Diez Mandamientos, que el odio o la falta de respeto a la persona o la propiedad de otro, es contrario al contenido ético de los mismos.
Leyendo la Biblia, pueden apreciarse algunos mandatos de un valor significativo: “No odies en tu corazón a tu hermano”, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, “Si viene un extranjero para habitar en tu tierra, no lo oprimas, trátalo como a uno de tu pueblo, ámalo como a ti mismo” (Levítico 19:17; 19:18; 19:33,34).También se invita a no ser vengativo: “Mía es la venganza y la retribución” (Deuteronomio 32:35). Se alude expresamente a la relación para con los enemigos en las siguientes palabras: "Si encuentras extraviado el buey o el asno de tu enemigo, devuélveselo. Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no lo dejes abandonado. Ciertamente le ayudarás con él” (Exodo 23:4,5); “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed dale de beber”, “No te alegres de la caída de tu enemigo”, “No digas: Yo haré mal; espera en Dios, Él te dará socorro” (Proverbios 25:21; 24:17; 20:22).
A continuación de la falsa premisa que prologa la enunciación de Jesús (Escucharon que fue dicho: ...Odiarás a tu enemigo), se señala una nueva ética, tan singular y descuidada como la que acabamos de ver en los versículos del análisis anterior. Dice: “Amen a sus enemigos”.
Anteriormente había señalado que, a través de una actitud que implica un abandono en la búsqueda de la justicia, se deje actuar libremente a los malvados. Este es el mejor momento para agregar que, además, se los ame.
Siguiendo esa línea de pensamiento, que va a ser rematada después con otras dos proposiciones: “Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes” y “No juzguen, para no ser juzgados” (Mateo 6:14,15; 7:1) debemos concluir que la idea predominante sería: Amar, perdonar y omitir un juicio veraz a los grandes corruptos, destructores y asesinos, que tiñeron y tiñen la tierra de sangre inocente.
Los conciudadanos judíos de Jesús habían aprendido: “Sé puro ante Yavé, tu Dios”, (Deuteronomio 18:13). “Justo es Yavé y ama lo justo” (Salmo 11:7) “Temer a Dios es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa” (Proverbios 8:13).
Estas tres citas nos muestran un punto de vista bíblico sobre el asunto: La obligación de ser puros ante Dios; ser justos y amar la justicia; recordar que no habría justicia si se perdona la iniquidad; aborrecer el mal.
Queda evidenciado que en este punto, como en otros, no hay concordancia entre la propuesta de Jesús y los preceptos bíblicos, que también nos declaran: “No hay paz para los malvados, dice Yavé”, “No hay paz para los impíos, dice mi Dios” (Isaías 48:22, 57:21).

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La falsa modestia 6. 1 Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos... 3 Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

(Sobre Mt 6:1-4) Es necesario observar que, indirectamente, se favorece la publicidad de lo malo, obligando a mantener en secreto lo bueno.
Desde esta innecesaria modestia, a la que nos invita el texto en cuestión, se produce el efecto que observamos a diario: sólo vemos pasar cosas malas en el mundo. Hasta en el ámbito familiar muchos no dicen lo bueno que hacen y sí relatan lo malo que les pasa.
Así, se desalientan las buenas obras porque no se publican siquiera las pocas que se hacen. Muchos terminan sintiéndose abrumados por las malas nuevas, que es lo único que recibe publicidad.
Esto sólo favorece la proliferación del mal.
Sin hacer alarde de nuestras buenas obras, sí debemos darlas a conocer con humildad, nunca deben ocultarse.
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El Padre Nuestro 6. 9 Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro...

(Sobre Mt 6:9) Muchos creen que entre los judíos no preexistía la concepción de Dios y Padre y que con la aparición de la popular oración del cristianismo que se cita en el texto de Mateo se establece una novedosa relación filial antes inexistente.
La realidad nos muestra lo contrario.
Podemos leer en Deuteronomio 32: 6, en boca de Moisés, lo siguiente: “¿ Así pagas a Yavé...? ¿No es Él tu Padre, tu Creador, que te hizo y te estableció?”.
En 1 de Crónicas 29:10, el Rey David ora diciendo: “Bendito tú, ¡Oh Yavé!, Dios de Israel, nuestro Padre desde la eternidad y hasta la eternidad”.
Isaías 9:6 al mencionar títulos de carácter honorífico que se darían al mesías, cita entre ellos el de “Padre Eterno”, en clara alusión a una calidad divina. El mismo profeta en 63:16 dice: “Tú, Yavé, eres nuestro Padre”.
Es real que la calificación Padre, no es una mención de uso frecuente en alusión al Dios del AT. Pero es visible que era una forma conocida y aceptada.
No sólo lo identifican como Padre, sino que también han delineado un Dios que ha sabido mantener una relación propia de amigos al menos con un par de sus siervos: “Entonces Yavé hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Exodo 33:11); “...la entregaste para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham” (2 Crónicas 20:7); “Pero tú, Israel, mi servidor, Jacob, a quien yo elegí, descendencia de Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8).
Como podemos apreciar, en el AT, mucho antes de Jesús, ya preexistía la concepción de relación filial propia de Padre e hijos.

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Lo que hacen los paganos 6. 31 No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?". 32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.

(Sobre Mt 6:31-32) El presente párrafo nos muestra algo que muy pocos tienen presente y que es razón principal (por su omisión) de la infundada creencia en una prédica universalista de Jesús.
Obsérvese que aquí, su prédica, se centra en diferenciar: “Son los paganos...”.
Jesús era un judío que predicaba sólo para los judíos de su época.
En sus discursos está manifiesta la separación entre aquellos que son judíos y aquellos que no lo son: los paganos, gentiles, gentes, naciones, o cualquier otra forma que adopte su mención según la versión que se lea.
Algunos NT más modernos tratan de disimular estas palabras, que muestran una clara separación, y traducen: “Los que no conocen a Dios...”, (Pastoral Católica, aprobada 26/1/89). De esa manera intentan desdibujar la división. Pero, para cualquier lector atento, es obvio que se alude a los que no son judíos.
Un ejemplo muy concreto y definitivo puede leerse en Mateo 15:21-28, haciéndose evidente la discriminación. Allí, una mujer cananea (no judía), le suplica que cure a su hija, y él le responde: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas de Israel”, agregando luego ante la insistencia de ella: ”No es bueno echar a los perros el pan de los hijos”. Resulta evidente la división y el criterio del propio Jesús respecto de los destinatarios de su mensaje. Se puede observar un tratamiento muy poco feliz por la condición de no judía de la mujer igualándola a los perros. Se trata de una forma de calificación desprovista de esa otra supuesta cualidad predominante en Jesús: el amor al prójimo.
En contraposición a estas actitudes encontramos algunos pasajes en el AT que muestran un matiz más universalista.
En el libro de Jonás puede leerse la preocupación de Dios por salvar a un pueblo no judío, para lo cual manda a su profeta a Nínive. Los párrafos finales muestran el desagrado de Dios, ante la actitud de Jonás por no anhelar la salvación de todos los hombres justos (Jonás 4:9-11).
El mismo criterio se manifiesta en el diálogo entre Dios y Abraham sobre el juicio a Sodoma donde la preocupación latente en el patriarca es que no mueran inocentes, aunque se trate de no judíos (Génesis 18:20-33).
Debe reconocerse que sólo luego de la desaparición de Jesús, y tras algunas disputas con el llamado apóstol de los gentiles, Pablo, se manifiesta una aceptación de los no judíos en la primera comunidad cristiana (Hechos 13:47).
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No juzgar 7. 1 No juzguen, para no ser juzgados. 2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes...

(Sobre Mt 7:1-2) Si bien el resto del texto amplía un poco el sentido general del precepto, la primera enunciación: “No juzguen, para no ser juzgados...”, que se suma a los párrafos anteriores de amar a los enemigos y perdonar para ser perdonados (ver Sobre Mt 5:43-48), adhiere y llama a una conducta ajustada al criterio de hacer las cosas para beneficio propio (no juzgo porque yo también soy injusto y de esa manera eludo ante Dios un juicio que me pudiera ser adverso) o a la abstención que recaería en debilitamiento del sentido y el valor de la justicia (yo soy imperfecto y soy nadie para juzgar a otros).

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Los perros, los cerdos... los no judíos 7. 6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.

(Sobre Mt 7:6) Si recordamos el relato sobre la mujer cananea a la que se iguala a los perros (ver sobre de Mateo 6:31-32), vemos que en el presente párrafo Jesús se refiere (por primera vez) a los no judíos en esos términos, añadiéndole la expresión “cerdos”. Esto último está perfectamente usado en virtud de que apunta, metafóricamente, a la supuesta impureza de los no judíos, tal como el cerdo era uno de los animales impuros de la lista de Levítico (ver Lev.11:7-8).
Remata su discurso, altamente discriminatorio y degradante hacia los no judíos, calificándolos de poco confiables, de traicioneros.
Obsérvese que el evangelista Lucas, de origen no judío, omite la referencia a la mujer cananea y también la que se cita aquí. No encontrará usted ningún paralelo en ese evangelio que haga siquiera mención de aquellos relatos. Incluso se advierte su cuidado en la traslación de los discursos. Un ejemplo puede verse comparando la cita de Mateo 5:47: “Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de más?, ¿No hacen eso también los gentiles?”, a la de Lucas, donde éste reemplaza la palabra gentiles por la palabra pecadores quitándole su valor original (ver Lucas 6:32-34). Esto es comprensible si se tiene en cuenta que su propósito era relatar los hechos a sus pares, los no judíos.

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La sentencia apresurada 8. 1 Entrando a Cafernaúm se le acercó un centurión... 10 Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. 11 Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos; 12 en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes".

(Sobre Mt 8:1-12) Este pasaje es el primero de una serie de otros similares, que nos muestra a un Jesús emitiendo juicios de valor o sentencias que resultan, a todas luces, fruto de una evaluación muy precipitada, y que no responden a un espíritu apoyado en la serena reflexión. Se observa que, por sólo los dichos de un hombre, augura la condenación de todo un pueblo.
Si tenemos en cuenta que el mesías sería el máximo representante de Dios en la tierra y salvador y rey de Israel, aparece como muy impropio contradecir viejos y conocidos mensajes de salvación para el pueblo israelita. En efecto, en el AT puede leerse lo siguiente: “Vengan, cantemos con gozo a Yavé. Aclamemos con júbilo a la Roca de nuestra salvación”; (Salmo 95:1). “Israel será salvado por Yavé con salvación eterna. No se avergonzarán, ni serán afrentados, por los siglos de los siglos”; “Haré que se acerque mi justicia; no se alejará. Mi salvación no se tardará. Pondré salvación en Sión, y para Israel será mi gloria”; “Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no me quedaré quieto, hasta que su justicia irradie como luz, y su salvación arda como antorcha”; (Isaías 45:17; 46:13; 62:1) “Ciertamente en Yavé nuestro Dios está la salvación de Israel”. (Jeremías 3:23).
Es provechoso recordar aquí otra característica atribuida al mesías: “No juzgará por lo que vean sus ojos, ni resolverá por lo que oigan sus oídos” (Isaías 11:3).

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Cargando enfermedades 8. 16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, 17 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.

(Sobre Mt 8:16-17) La profecía a que se hace referencia es la que se encuentra en Isaías 53:4. Como ya señalé, se trata de un fragmento de lo que se denomina el “Poema del Siervo de Yavé”.
Lo volcaré desde el versículo 3 hasta el 5 inclusive, y veremos si se aplica a la circunstancia aludida por Mateo.
Para ello transcribo la traducción de una versión judía al español: “Menospreciado y vedado entre los varones, varón de dolores, experimentado en enfermedad; y como que encubrimos de él la faz, fue menospreciado y no lo estimamos. De cierto, nuestras enfermedades él las llevó y nuestros dolores los soportó, y nosotros lo estimamos llagado, como herido de Dios y afligido. Y él angustiado fue por nuestras rebeliones, majado por nuestros delitos, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su tolondro (chichón) fuimos curados nosotros”.
Será provechoso confrontarlo con la misma porción pero, esta vez, extrayéndola de una versión moderna llamada “Dios habla hoy”: “Los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta. Y, sin embargo, él estaba cargando con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud”.
Lo primero que se advierte es que, independientemente de la versión que se elija, se nos habla de un hombre: “menospreciado, vedado entre los varones... no lo estimamos”, de uno al que “los hombres lo despreciaban y lo rechazaban” y “Como a alguien que no merece ser visto... no lo tuvimos en cuenta”. Para el caso de Jesús se observa, y ya fue señalado con anterioridad (ver Sobre Mt 4:23-25), que habría sido seguido por “grandes muchedumbres”, por lo que se puede concluir que no encuadra como el “hombre no tenido en cuenta” de la cita de Isaías.
Puede agregarse lo oportunamente señalado respecto de que el mesías, según el mismo “Poema del Siervo de Yavé” (ver Isaías 42:2), tendría una actividad donde el contacto con la gente, la muchedumbre, no sería moneda corriente, o una característica principal o sobresaliente, pues leemos: “No gritará, no hablará recio ni hará oír su voz en las plazas”. Otra forma más metafórica de señalar este comportamiento, particularmente reservado, está también indicado por Isaías en otra porción del Poema cuando dice: “Puso mi lengua como cortante espada, me ha guardado a la sombra de su mano; hizo de mi aguda saeta y me guardó en su aljaba” (49:2).
Lo segundo que se advierte es que en el texto de Isaías no se está dando ningún indicio que suponga que el Siervo de Yavé curará las enfermedades y, menos aún, que para ello el mecanismo a utilizar sea pasárselas a sí mismo. Esta creencia equivocada es la que da origen a muchas prácticas curativas supersticiosas, vigentes en la actualidad, por las que se cree que el curador toma la enfermedad o el mal del curado, como si se tratara de una transferencia de energía. Esto es falso, cualquiera reconoce que se trata de una superchería sin fundamento.
Cuando dice que: “Llevó nuestras enfermedades... soportó nuestros dolores” ó, como queda más claro: “Estaba cargando nuestros sufrimientos, soportando nuestros propios dolores”, la referencia alude a su mansedumbre de carácter. Tiene presente que, siendo el “Siervo de Yavé”, se ve despreciado por los hombres; no se lo tiene en cuenta como era de suponer; es afectado por la “enfermedad” de corazones ingratos y ciegos. Simbólicamente hablando, cae sobre él, el peso de las “enfermedades espirituales” de su pueblo (la falta de fidelidad a Dios; prácticas religiosas opuestas a la Biblia -AT-; etc.).
A esa situación alude Isaías.
Es inconsistente la pretensión del redactor de Mateo de relacionarlo con presuntos milagros curativos de su maestro.

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Los muertos quedan solos 8. 19 Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adónde vayas". 20 Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". 21 Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre". 22 Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".

(Sobre Mt 8:19-22) En este pasaje Jesús desatiende la amarga circunstancia de la muerte de un padre pretendiendo acallarla con la consigna: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”. Es una frase sumamente dura y carente de sentido humanitario.
Imaginémonos en la misma situación del discípulo, teniendo que abandonar a un ser amado en esas circunstancias. Tratemos de encontrar una razón que justifique el abandono de nuestro padre sin permitirnos ni siquiera darle un abrazo final y cargado de amor. No se entiende y no hay justificación posible. Menos aún si se tiene presente lo que la Biblia dice con relación al mesías: ”Sobre él reposará... el espíritu de entendimiento y de temor de Yavé” (Isaías 11:2). Esto puede interpretarse fácilmente como: entendimiento para comprender las debilidades humanas y temor de Yavé para respetar y hacer respetar sus Mandamientos, por ejemplo: “Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra que Yavé tu Dios te da” (Exodo 20:12).
Comparemos el presente pasaje de Mateo con un caso similar expuesto en 1 Reyes 19:19-21, protagonizado por el profeta Elías, y se verá la notable diferencia en el comportamiento humanitario entre ambos relatos: “Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto. Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: "Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré". Elías le respondió: "Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?". Eliseo dio media vuelta, tomó dos bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio”.

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Perdonando pecados 9. 1 Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. 2 Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados". 3 Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema”. 4 Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal? 5 ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? 6 Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados - dijo al paralítico - levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". 7 El se levantó y se fue a su casa.

(Sobre Mt 9:1-7) El pensamiento de los escribas, que según palabras de Jesús es malo (¿Por qué piensan mal?), se ajusta a lo que el AT referencia sobre el particular.
El perdón de los pecados sólo correspondía al Dios Yavé, exclusivamente. No hay ninguna mención que refleje otra posibilidad ni tampoco alguna que atribuya esta facultad al mesías. Las palabras de Isaías 11 sobre que juzgará con justicia, con equidad, sólo aludirían a una cualidad del carácter equilibrado para el análisis de la realidad y no a un juicio propiamente dicho.
En el libro de Levítico se establecen con precisión leyes sobre sacrificios para expiación de los pecados, consagración de los sacerdotes, purificaciones rituales, leyes de santidad, etc.
A los no judíos, especialmente a partir del establecimiento de la religión cristiana, les resultan llamativas, extrañas a sus creencias, las ceremonias y elementos descriptos. No obstante, ateniéndonos a lo que dice la Biblia, es la única metodología dictada y aprobada por el Dios Yavé.
No es malintencionado ni fruto de prejuicios el pensamiento de los escribas. Se trata, en todo caso, de respeto a lo establecido en su Ley.
Se añade una curación milagrosa como aval de las palabras de Jesús. Vemos en el AT que los milagros no identifican necesariamente a los que andan en el camino del Dios Yavé; pensemos, por ejemplo, en los magos de Egipto que se mencionan en Éxodo.

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Llamar a pecadores 9. 10 Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. 11 Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". 12 Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

(Sobre Mt 9:10-13) Observamos aquí una nueva muestra de su cambiante estado de ánimo.
En el episodio del centurión, ya comentado en Mateo 8, se pudo apreciar la rápida sentencia condenatoria de todo un pueblo, Israel. Obviamente, nadie condenaría algo bueno. Muy por el contrario, lo malo es lo que se sanciona.
En Mateo 6 pueden leerse críticas a los “hipócritas que gustan orar de pie en las sinagogas” o a los “hipócritas en las sinagogas o en las calles” que cuando dan limosna les gusta ser alabados. Se trataría también de malas personas.
En Mateo 5 dice: “si la justicia de ustedes no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”. Nuevamente, estas palabras señalan a los implicados como malos individuos.
De estos breves ejemplos precedentes surge la lógica conclusión siguiente: según Jesús son seres humanos que andan por la mala senda, alejados de la voluntad de Dios, definitivamente: no están sanos y por lo tanto están enfermos.
Siendo así las cosas, sucede que a estos enfermos Jesús les contesta: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico sino los enfermos”.
Sentenció condenatoriamente a todo un pueblo, llamó hipócritas a muchos de ellos, declaró faltos de justicia a escribas y fariseos. Luego, cuando algunos de ellos lo observan –no importa que fuera con espíritu crítico- comer con cobradores de impuestos (los aborrecibles individuos, en su mayoría compatriotas de los judíos, que recaudaban para la corona romana) y pecadores, él les contesta que debe sanar a esos enfermos, que está actuando como médico de ellos.
Cabe preguntarse (si la respuesta revistiera algún grado de coherencia) ¿por qué aquellos a los que él mismo antes calificó de enfermos no son merecedores de sanidad?; ¿Por qué ni siquiera hay una predisposición favorable tendiente a conversar con ellos en buenos términos?.
Jesús no refleja la plenitud de equilibrio, serenidad y compasión que el AT le atribuye al mesías.

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No visiten a no judíos 10. 1 Jesús convocó a sus doce discípulos... con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. 6 Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.

(Sobre Mt 10:1-6) Este pasaje confirma las observaciones, ya expresadas, respecto de la exclusión que hace Jesús hacia los no judíos en cuanto a su mensaje.
La disposición sólo es alterada luego de su muerte cuando, tras su supuesta resurrección, se aparece a los apóstoles y les ordena ir a predicar y hacer discípulos de todos los pueblos (Mateo 28:19). Esto se encuentra al final del evangelio y es muy razonable pensar que se trate de un agregado posterior, teniendo en cuenta el crecimiento del cristianismo dentro de la comunidad no judía.

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Invocando la paz 10. 11 Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. 12 Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. 13 Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. 14 Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. 15 Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

(Sobre Mt 10:11-15) “Los hombres de Sodoma eran malos y muy pecadores contra Yavé” (Génesis 13:13). “Vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha llegado a ser grande delante de Yavé. Por eso Yavé nos ha enviado para destruirlo” (Génesis 19:13). En la Biblia, Sodoma y Gomorra son sinónimos de: pecado, corrupción, maldad, abominación, perdición, lo que no tiene más remedio.
Es común encontrar en boca de Jesús distintas formas de maldición para siempre, condenas al fuego eterno, presagios de muerte y dolor sin fin, acompañando a su mensaje de “salvación”. De alguna manera siempre acompaña a sus “buenas nuevas” con el terror de sus “malas nuevas”.
La calificación que hace Jesús sobre aquellos pueblos que no escuchan el mensaje vuelve, nuevamente, a distar mucho de un punto de vista equilibrado. Hay un claro desprecio al sentimiento de dolor que en el AT suele adosarse a la personalidad del Dios Yavé frente al castigo a los pecadores: “¿Acaso quiero yo la muerte del impío?, dice el Señor Yavé. ¿No vivirá él, si se aparta de sus caminos?” (Ezequiel 18:23); “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase a Yavé, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar” (Isaías 55:7).

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Ovejas rodeadas 10. 16 Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.

(Sobre Mt 10:16) Este versículo es el inmediato siguiente al que acabamos de analizar. Aquí resulta ser que “las ovejas perdidas de Israel”, hacía quienes envía a los discípulos, son peligrosas como “lobos” y en su calidad de tales tratarán como a “ovejas” a sus discípulos.
Podría leerse de otra manera: “Miren que la gente con la que van a tratar es maligna e inteligente, y frente a ellos ustedes resultan como niños, así que cuídense porque ellos tienen muchas posibilidades de éxito frente a ustedes y los pueden destruir”.
Bajo esa perspectiva los discípulos están muy lejos de ejercer su tarea sin prejuicios.

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Cuidado con los judíos 10. 17 Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. 18 A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.

(Sobre Mt 10:17-18) Se continúa estimulando el desaliento, con sentencias de enfrentamiento a tribunales y azotes.
Aquí encontramos una manera sutil de inducir la creencia en la casi exclusiva responsabilidad de los judíos por la persecución, maltrato y muerte de los cristianos. Esto se hará extensivo, luego, a la muerte del propio Jesús.
El decir: “los azotarán en las sinagogas”, es una precisión que señala a los judíos como la causa principal de persecución. Se trataría de malos individuos especialmente dispuestos a maltratar a los seguidores de Jesús.
Son muchos los párrafos donde en forma encubierta, se nos dibuja a la comunidad judía de esa época (y por extensión a su descendencia) como ciega y sorda frente a una “verdad revelada”. Este constante señalamiento alcanza su punto más álgido cuando, por la muerte de Jesús, y creyéndolo de naturaleza divina o Dios mismo hecho hombre (según se lee en Juan 1:14: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”), se termina por acusarlos de haber matado a Dios, de ser el pueblo que asesinó a Dios.
Hemos explorado un conjunto de elementos que avalan la certeza de que Jesús no fue el enviado de Dios, el esperado mesías. Las circunstancias, testimonios, citas bíblicas en las que me apoyo son prácticamente las mismas en las que se pudieron sustentar y aún se sustentan los judíos para no aceptar a Jesús como mesías. Examinando sin fanatismos la Biblia se reconoce que Jesús no es el mesías anunciado allí.
Los redactores evangélicos se tomaron mucho trabajo en formar en la mente de sus lectores (de múltiples y discretas maneras) la firme convicción de que los judíos son, en definitiva: los asesinos de Dios, la raza maldita, la vergüenza de Dios como ex pueblo elegido que negó a “su hijo”. Este ataque fue mentiroso en su sustento bíblico y certero en su objetivo propagandístico. Aunque muchos se resistan a admitirlo, ha sido y es una de las causas principales de antisemitismo en el mundo.
En los párrafos siguientes transcribiré tres citas evangélicas altamente anti judías que analizaremos. Sirva este medio para ayudar al lector a visualizar con mayor facilidad otros textos que denotan un marcado grado de invitación a la condena del pueblo judío.
En Hechos 4:8-11, se puede leer: “Entonces Pedro, lleno de espíritu santo, les dijo: Jefes del pueblo y ancianos de Israel... Sépanlo todos ustedes y que lo sepa todo el pueblo de Israel por el nombre de Jesuscristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron... Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, despreciaron...”. No cabe dudas que Pedro recalca de manera directa la culpabilidad de los judíos en la muerte de Jesús. Obsérvese que, si bien se indica a los jefes del pueblo y los ancianos como los que lo crucificaron, luego termina incorporando a todos los judíos al aludir a los constructores. Si tenemos presente el estado de ánimo de cualquier persona no judía que pudiera ser seguidor o al menos admirador de Jesús, queda claro que esa persona no verá con simpatía a los judíos porque crucificaron a su líder y habrían mostrado, además, una actitud incomprensible al despreciarlo.
Lucas 19:47 dice: “Todos los días Jesús enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo”. Lucas nos está diciendo que los dirigentes religiosos y seglares de la comunidad judía eran unos sanguinarios que sólo pensaban en cómo asesinar a Jesús. Y aunque Lucas no lo cite allí, queda bien claro por los testimonios de los dos evangelistas que le anteceden, que ese deseo fue motivado tan sólo por “envidia”, lo que los transforma en peores personas aún: “Porque sabía que por envidia le habían entregado” (Mateo 27:18); “Porque sabía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes” (Marcos 15:10). Quienes estudian el manejo de la información y la comunicación, saben que según lo que se diga y cómo se lo diga, se produce un efecto determinado en el receptor del mensaje. Para este caso en particular la conclusión a la que arriban aquellos que leen estas palabras de Lucas, cuyo terreno fue abonado antes por Mateo y Marcos, es la siguiente: Los dirigentes judíos asesinaron a Jesús por envidia y el pueblo, pese a que todos los días lo habían escuchado, fue cómplice con ellos.
El apóstol Juan, “el discípulo a quien Jesús más quería” (Juan 21:7), fue el que con mayor frecuencia recalcó en su evangelio la falsa premisa de la culpabilidad asesina de los judíos. Menciona con frecuencia que los “judíos” (exceptuándose a sí mismo de dicha condición) procuraban matar a Jesús, lo perseguían, sembraban miedo, etc. (Juan 5:18; 7:1; 10:31; 11:8; 11:53; 18:14; 19:7; 5:16; 7:11; 11:54; 5:16; 7:13; 9:22; 19:38; 20:19; 18:12). Es importante prestar atención al hecho de que Juan siempre asocia la palabra “judío” a hechos de incredulidad o maldad; sin embargo, salvo un par de excepciones, su evangelio nunca hace referencia a los judíos cuando se trata de convertidos o sanados. De esa manera, intencionalmente o no, se termina por asociar la palabra “judío” con todo aquel que no acepta a Jesús.
Esta línea de pensamiento se encuentra desde el principio en el evangelio de Juan, de un contenido fuertemente anti judío: “Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11), lo que en otras palabras es lo mismo que decir: “Aunque fue primero hacia los judíos, los judíos lo despreciaron”. Y no sólo eso, a continuación, en 1:12 agrega que “a los que lo recibieron les concedió ser hijos de Dios...”. Esa afirmación supone dos cosas: a) aquellos que no lo recibieron (los judíos según el versículo anterior) ya no son hijos de Dios; b) si no son hijos de Dios, entonces ahora son hijos del enemigo de Dios.
Alguien puede señalar a la conclusión precedente como inaplicable a los sentimientos de Juan, pero el Apocalipsis o Revelación, escrito por este apóstol, confirma que ese es su punto de vista. Leemos en Revelación 2:9: “Yo conozco tu tribulación y tu pobreza--aunque eres rico--, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son; más bien, son sinagoga de Satanás”. En 3:9 insiste: “He aquí, yo te daré algunos de la sinagoga de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten”. Sobre 2:9 la Versión Nácar-Colunga dice: “En los martirios de San Policarpo y San Pionio, mártires de Esmirna, aparecen los judíos como instigadores de la persecución contra los fieles”. Sobre el mismo párrafo el Nuevo Testamento, Versión Pastoral, aprobado en Quito el 26/01/89, comenta: “Los cristianos por ser creyentes y pueblo de Dios, son los verdaderos hijos de Abraham y los verdaderos judíos. Los judíos de raza, que no creyeron, perdieron su derecho a ostentar ese nombre. Por lo tanto, su ‘sinagoga’, o sea, su asamblea, pasa a ser la de Satanás, al oponerse a la Iglesia”.
Es evidente que el apóstol Juan lleva al lector a asociar a los judíos con el enemigo de Dios; la expresión “sinagoga de Satanás” es una terrible convocatoria al odio a lo judío, una asociación fatal de la palabra judío con lo más pervertido y maldito del universo.
A aquellos cristianos a los que puede dolerle este caudal de conclusiones a las que vamos arribando será provechoso recordarles un consejo bíblico muy aplicable para esto: “He escogido el camino de la verdad” (Salmo 119:30).

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Odio y persecución 10. 21 El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; Los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. 22 Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. 23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes que llegue el Hijo del hombre.

(Sobre Mt 10:21-23) El presente párrafo presenta una profecía efectuada por Jesús. La misma pinta un panorama apocalíptico donde se distinguen: a) la división familiar al punto de que sus miembros se entregarán a la muerte unos a otros; b) el odio generalizado hacia los cristianos; c) la llegada del Hijo del Hombre, o sea, el mesías, antes de que se acaben de recorrer todas las ciudades de Israel.
Sobre este particular, específicamente la última parte, muchas comunidades cristianas sostienen que Jesús vendrá nuevamente (segunda venida) y es a ese momento al que se referiría la profecía.
Cabe señalar sobre esta creencia en el segundo advenimiento que la misma tuvo su origen después de la muerte de los últimos discípulos, ya que los primeros cristianos esperaban verlo con sus propios ojos, tal cual lo señalan todas las profecías dadas por el mismo Jesús en los evangelios, como ésta que citamos aquí. Al no producirse la instalación del Reino de los Cielos conforme los tiempos que él mismo había prometido, las generaciones cristianas subsiguientes debieron configurar una nueva doctrina. Esa doctrina, nueva y contraria a lo que el AT indica sobre el mesías y la instauración del Reino de Dios, es la que llegó hasta nuestros días como segundo advenimiento o segunda “parusía”.
Respecto de esta profecía en particular podemos observar lo siguiente: Jesús asegura a sus discípulos que “el Hijo del hombre vendrá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel” (La Biblia de Estudio, 1996, ya citada). No cabe ninguna duda, no puede caberla, respecto de que se dirige a sus discípulos de ese momento (no a futuros) porque es a ellos a los que les habla y los referencia con precisión al decir: “Ustedes”. Por otro lado es claro e irrefutable que asegura que “antes que hayan recorrido todas las ciudades de Israel”, el Hijo del Hombre, aludiendo a sí mismo, llega e instala el Reino de los Cielos. O sea, que los discípulos no iban a terminar de predicar por todo Israel cuando de repente serían sorprendidos por la maravillosa noticia de que el Reino de Dios ya estaba entre ellos definitivamente.
Sabemos muy bien que esto no pasó en aquel momento. Sabemos muy bien que distintas iglesias cristianas deben haber pasado por todo Israel muchas veces en tantos siglos, como por tantos otros lugares del mundo, y que la profecía de Jesús no se cumplió.
Nuevamente, Jesús se equivocó al presumir que era el mesías.
Para esta cita en particular, y para todas aquellas otras similares que veremos más adelante, es terminante la consigna bíblica que dice: “¿Cómo podremos saber que lo que se ha dicho no es la Palabra del Señor?. Deben tener esto en cuenta: Si lo que el profeta ha dicho en nombre del Señor no se cumple, es señal que el Señor no lo dijo, sino que el profeta habló movido sólo por su orgullo; por lo tanto, no le tengan miedo” (Deuteronomio 18:21,22).

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Si no me reconocen 10. 33 ...Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.

(Sobre Mt 10:33) Encontramos aquí una maldición de Jesús hacia aquellos que renieguen de él. De alguna manera es igual a decir: “el que no me siga o el que sienta vergüenza de mí, que se dé por muerto”.
Jesús vuelve a hablar sobre sí mismo y a ponerse en el centro de la escena en lugar de centrar la atención de sus seguidores en el Dios Yavé y en su voluntad (Ver Sobre Mt 5:11-19).
Ya vimos que esta actitud no se corresponde con la que el AT asigna para el mesías. Recordemos al efecto una porción del Poema del Siervo de Yavé y entenderemos que la maldición dicha por Jesús no se ajusta a la idea (prevaleciente dentro de las comunidades cristianas) de un mesías dispuesto a entregarse por todos los seres humanos o Mesías Sufriente: “...él estaba cargando nuestros sufrimientos,... soportando nuestros dolores,... fue atormentado a causa de nuestras maldades,... el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros,... fue maltratado pero se sometió humildemente,... por medio de él tendrán éxito los planes del Señor,... y quedará satisfecho al saberlo,... el justo siervo del señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos” (Isaías 53:4-7,10-11).

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La tierra sin paz 10. 34 No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. 35 Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; 36 y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.

(Sobre Mt 10:34-36) Cuando nos referimos a Juan el Bautista, observamos una profecía evocada indirectamente por Mateo 11:14, que es la que aparece en Malaquías 3:23 y dice: “Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible”.
Según algunos intérpretes religiosos, existe la posibilidad de que esta profecía de Malaquías no se esté refiriendo a un individuo que precedería la llegada del mesías. Podría aludir al mesías mismo.
Es interesante conocer la línea de razonamiento de los creyentes.
Leamos que dice a continuación: “Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total” (Malaquías 3:24).
Este último versículo es clarificador: la misión principal de este Elías es “unir padres a hijos e hijos a padres”.
Podemos concluir sin temor a equivocarnos: a) Si la cita remitiera a uno que antecede al mesías, luego, es imposible que el mesías tenga o venga a hacer una misión diametralmente opuesta. b) Si se trata del mesías exclusivamente, hay contradicción en la sentencia de Jesús, al decir que el mesías viene a hacer exactamente lo opuesto a lo que Malaquías señala.
Otra vez, Jesús manifiesta contradicción frente a los oráculos bíblicos y no encaja en los parámetros fijados para el mesías.
Frente al párrafo de Mateo que estamos viendo, en muchas Biblias se hace referencia a Miqueas 7:6. Debemos tener presente que no toda vez que se evoca un texto del AT sobre, por ejemplo, uno del de los evangelios esto signifique que ese hecho, palabra o señal producido más recientemente sea profético. Muchas veces sólo tiene por intensión mostrar expresiones verbales o circunstancias similares, no necesariamente una profecía. Tal es el caso de este texto de Miqueas 7, que no contiene ninguna profecía, comienza en el versículo 1 y llega hasta el 7 inclusive, y es de carácter meramente narrativo sobre la alarmante corrupción que había en Israel en su tiempo. La profecía viene justamente después de ello desde los versículos 8 al 13 inclusive. Si se desea ver alguna profecía en lo anterior apenas podemos vislumbrar unas palabras de esperanza en el versículo 7 cuando dice: “Pero yo aguardo al Señor, espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!”. De ello podemos inferir que el profeta, lejos de creer que las cosas serían así eternamente, estaba esperanzado en la salvación de su Dios.

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Por encima de todo amor 10. 37 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

(Sobre Mt 10:37) Leemos en Juan 5:18: “Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”.
Cuando vimos Mateo 10:17-18, incluimos esta mención de Juan entre los textos que van marcando y alimentando un significativo odio hacia los judíos. Cualquiera que la lea circunscribiéndola exclusivamente a la sola circunstancia del sábado o de llamar a Dios su padre, como allí se alude, está permitiéndose ser persuadido por el escritor sobre que los judíos eran unos vanidosos malintencionados y que sería cierto lo que dice Marcos 15:10 respecto de que “por envidia se lo habían entregado” a Pilato.
Pero, para acercarnos a la verdad de los hechos (sin meternos en el probable absolutismo religioso que envuelve la situación), entendamos que no fue la envidia, ni un odio ciego ni la cuestión del sábado la que llevó a los judíos conocedores de la Ley y las profecías mesiánicas en el AT a rechazar y condenar a Jesús. Fue la incompatibilidad entre lo escrito en la Biblia y los dichos de Jesús.
Esto no implica, como algunos pudieran creer, un juicio de valor favorable ni desfavorable hacia los judíos. Apunta solamente a reconocer las bases bíblicas en las que se apoyó su reprobación de Jesús
Por ejemplo, puede leerse en la Biblia: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Yavé tu Dios te da” (Exodo 20:12); ”Maldito sea que el que trate con desprecio a su padre o a su madre” (Deuteronomio 27:16); “Escucha a tu padre, que te engendró; y cuando tu madre envejezca, no la menosprecies” (Proverbios 23:22); “El padre del hijo bueno y sabio tiene razón para estar feliz y orgulloso; haz pues que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos” (Proverbios 23:24-25).
Jesús, en cambio, propone lo siguiente: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí”; “He venido a poner al hombre contra su padre” (Mateo 10:35); “Mientras todavía hablaba a la gente, su madre y sus hermanos estaban afuera buscando hablar con él... alguien avisó a Jesús... Pero Jesús respondió...:--¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?. Entonces extendió su mano hacia sus discípulos y dijo: ­ He aquí mi madre y mis hermanos!” (Mateo 12:46-50).
Jesús sentencia: “El que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí” (Mateo 10:37). La Biblia señala: “He aquí, bendición de Yavé son los hijos; recompensa es el fruto del vientre” (Salmo 127:3).
Jesús no dice: “Den a Yavé la gloria debida a su nombre; traigan ofrendas y vengan a sus atrios; adoren a Yavé en la hermosura de la santidad; tiemble ante su presencia toda la tierra. Digan entre las naciones: ¡Yavé reina!" (Salmo 96:8-10); “Vengan, adoremos y postrémonos. Arrodillémonos delante de Yavé, nuestro Hacedor. Porque Él es nuestro Dios; nosotros somos el pueblo de su prado, y las ovejas de su mano. Si oímos hoy su voz” (Salmo 95:6-7). Como en muchas otras citas, se presenta como Dios mismo, se convierte en el centro de la atención.
El AT muestra a Moisés, Jonás, Isaías y Jeremías (por nombrar sólo algunos), como humildes siervos que, en primera instancia, rechazaron el llamamiento de Dios por no considerarse dignos para representarlo.
También es constante la calificación bíblica para el Dios Yavé de: único Dios, Padre, Redentor, Pastor, Fuente de Aguas Vivas, Salvador, Roca, el primero y el último, etc. Veamos algunos ejemplos: “Yo, Yo soy Yavé y fuera de mí no hay salvador”; “Así dice Yavé, tu Redentor,...yo extendí el cielo y afirmé la tierra sin que nadie me ayudara”; “Yo soy el primero y el último...¿quién hay igual a mí?”; “Tú eres, Oh Yavé, nuestro Padre y Redentor Nuestro es tu nombre desde la eternidad” (Isaías 43:11; 44:24; 44:6-7; 63:16) ; “Su arco permaneció firme, y sus brazos se hicieron ágiles, por las manos del Fuerte de Jacob; por el nombre del Pastor, la Roca de Israel” (Génesis 49:24); "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. Él es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto” (Deuteronomio 32:4); “Porque, ¿quién es Dios fuera de Yavé? ¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?” (2 Samuel 22:32); “Oh alma mía, reposa sólo en Dios, porque de Él es mi esperanza. Sólo Él es mi roca y mi salvación; es mi alto refugio; no seré movido” (Salmo 62:5,6); “El Dios Altísimo es su Redentor” (Salmo 78:35); “Un doble mal ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua” (Jeremías 2:13); "Yo soy Yavé tu Dios; no reconocerás otro dios aparte de mí, ni otro salvador, sino a mí” (Oseas 13:4); “Yavé es mi Pastor, nada me faltará” (Salmo 23:1).
Las citas son muchas y cualquiera que desee puede encontrarlas por sí mismo.
Cualquier persona sincera reconoce que Jesús, con abrumadora frecuencia, se hace igual a Dios, hecho que no registra antecedentes en la Biblia salvo en falsos profetas o reyes castigados por Dios.
Por duro que nos parezca y ateniéndonos a la mentalidad y rigidez religiosas de la época, debemos concluir que: el propio comportamiento de Jesús coadyuvó a su condenación a la pena de muerte. Las autoridades judías, advirtiendo que no se trataba de un enviado de Dios, habrían hecho que se cumpliera lo que está escrito en la Ley, Deuteronomio 13:5: “Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó la rebelión contra Yavé vuestro Dios que te sacó de la tierra de Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. Él trató de desviarte del camino por el que Yavé tu Dios te mandó andar. Así eliminarás el mal de en medio de ti”.

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La duda de Juan 11. 2 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: 3 "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". 4 Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: 5 los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. 6 ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!".

(Sobre Mt 11:2-6) Observamos que la respuesta de Jesús es ambigua. No dice que sí, no dice que no. Deja abierta la respuesta para que el destinatario afirme o niegue.
Recuerda esta situación la que se relata más tarde cuando Pilato le pregunta: “¿Eres tú el Rey de los Judíos?, Respondió Jesús: Tú lo dices”.
Tengamos presente que no dice abiertamente: “no lo sé”, o por ejemplo: “Si Dios lo decide será así”. Se ampara en la ambigüedad.
A estas contestaciones se las suele explicar como obra de la prudencia o la mesura. Resulta extraña esa mesura cuando no se observa en otras porciones: “... Uno, mayor que el templo, está aquí”; “... Uno, mayor que Jonás, está en este lugar”; “... Uno, mayor que Salomón, está en este lugar” (Mateo 12: 6, 41, 42).
Quizá pueda encontrarse una respuesta menos agradable a los creyentes pero más ajustada a la realidad del testimonio evangélico: No estaba convencido de su verdadero papel.
Seguramente, será esa la razón que lo llevará a pedir a Dios, en el momento anterior a su detención, que aparte de él ese trago amargo, o a gritar desconsolado poco antes de morir: “Dios mío, porque me has abandonado”.
Se debe reconocer que no es comprensible que un supuesto enviado de Dios, que, además, dice ser igual a Dios (y así se sostiene en muchas iglesias cristianas hasta hoy) se sienta abandonado por Dios o por si mismo, según como se lo vea. Menos comprensible resulta que se explique esa situación aludiendo a un “misterio” de Dios.
Sin duda, hay muchas circunstancias y expresiones de Jesús que, como se ha mostrado, resultan contradictorias, carentes de originalidad, desconocedoras de los mandatos del Dios Yavé. Pero todas ellas dejan de ser un misterio cuando se las confronta al antecedente bíblico y pasan a ser simplemente las actitudes de un personaje místico y carismático, arrastrado por la confusión imperante en su época.

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Sólo hacia mí 11. 28 Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. 29 Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.

(Sobre Mt 11:28-30) Nuevamente Jesús invita a sus seguidores a imitarlo y a refugiarse en él, renovando su discurso a favor de sí mismo. No centra su prédica en el Dios Yavé, a la manera de los profetas judíos.

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Lo que David nunca hizo 12. 3 Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, 4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?

(Sobre Mt 12:3-4) Quienes no leyeron 1 Samuel 21, donde se narra el episodio al que alude Jesús, quedarán con la idea equivocada de que David mismo tomó la resolución de entrar al templo y acopiarse de panes sagrados. Eso es lo que deja entender el texto.
Es muy importante leer el relato original. David se dirigió al sacerdote Ajimelec preguntándole: “¿Qué provisiones tienes a mano?. Dame cinco panes o lo que encuentres” (Versículo 4). Ante ello el sacerdote le contestó que sólo tenía pan consagrado y le propuso dárselo siempre y cuando el mismo David y sus hombres se hubieran abstenido de mujeres. Confirmado esto, se los entregó.
Queda claro que: David no pidió pan consagrado sino que le proveyera lo que tuviera a mano; que no fue determinación propia de David el uso del pan consagrado sino una atribución asumida por el sacerdote bajo la palabra de que se cumplía determinada condición en los destinatarios del alimento.

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El tema de guardar el sábado 12. 8 Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado. 9 De allí, Jesús fue a la sinagoga de los fariseos, 10 donde se encontraba un hombre que tenía una mano paralizada. Para poder acusarlo, ellos le preguntaron: "¿Está permitido curar en sábado?". 11 Él les dijo: "¿Quién de ustedes, si tiene una sola oveja y esta cae a un pozo en sábado, no la va a sacar? 12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer una buena acción en sábado". 13 Entonces dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió, y la mano enferma quedó tan sana como la otra. 14 Enseguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.

(Sobre Mt 12:8-14) El AT indica en Exodo 31:16,17 lo siguiente: “Los hijos de Israel guardarán el sábado, celebrándolo como pacto perpetuo a través de sus generaciones. Será una señal permanente entre los Israelitas y yo”.
Del pasaje citado se desprenden dos conclusiones: a) La obligatoriedad de guardar el sábado existe y esta claramente establecida, quedando manifiesto que el día sagrado, desde el punto de vista bíblico, es solamente ese; b) la obligatoriedad rige para los judíos exclusivamente ya que dice: “como pacto... será una señal permanente entre los israelitas y yo”. Los no judíos sólo están obligados a guardar el sábado cuando se encuentran en territorio santo: “El séptimo día será sábado para Yavé tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas” (Exodo 20:10).
Con la llegada de Jesús como emisario de Dios, parecería lógico esperar que se exalte el valor simbólico del sábado dentro de la comunidad judía y aun que, sin imponerlo a los no judíos, se inste a que pueda llegar a ser una celebración para todos los pueblos.
Sin embargo, en varios pasajes de los evangelios se presenta a los judíos con un perfil exagerado y alejado del sentido común con relación al mandato sabático. La respuesta de Jesús en el texto que analizamos aquí: “Está permitido hacer una buena acción en sábado”, parece confirmar esa aparente irracionalidad judía.
También se observa que sujeta el valor del sábado en función del hombre cuando dice: “El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Marcos 2:27).
Desde un punto de vista estrictamente bíblico este último dictamen es equivocado. La obligatoriedad de guardar el sábado la establece el propio Dios Yavé. Claramente expresa que no es para el hombre que lo estableció sino para su gloria: "Si apartas tu pie por respeto al sábado, para no hacer tu capricho en mi día santo; si al sábado llamas delicia, consagrado a Yavé y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Yavé. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca de Yavé ha hablado" (Isaías 58:13,14); “Guardaréis el sábado, porque es sagrado para vosotros; el que lo profane morirá irremisiblemente. Cualquiera que haga algún trabajo en él será excluido de en medio de su pueblo” (Exodo 31:14). Es muy manifiesto el error conceptual de Jesús. El sábado, conforme el AT, es para Dios, no es para el hombre.
Pero veamos si su respuesta sobre que ‘está permitido hacer una acción buena en sábado’ justifica (siempre desde una visión bíblica) la curación relatada.
Debemos tener presente que la mano paralizada del hombre aludido, seguramente, como en otras curaciones similares atribuidas a Jesús, llevaba largo tiempo en tales condiciones. Aun cuando no fuera así, no parece tratarse de algo que no pudiera ser atendido en otra oportunidad, por ejemplo: al día siguiente.
Imaginemos a un sanador judío de religión que le propusiera a Usted atender sus dolencias físicas o de salud cualquier día, menos el sábado, por respeto al Dios Yavé. Sin duda Usted comprendería la situación. Aguardaría con anhelo ser curado y no le reprocharía en absoluto haber tenido que esperar que pasara el sábado para disfrutar el bienestar de su curación el resto de su vida. Es posible inclusive que, a partir de esa circunstancia, Usted mismo también comience a guardar el sábado, quizá como mero homenaje a esa persona.
Es cierto también que, sin duda, existirán situaciones límites que obliguen a realizar alguna acción en sábado. Comprendamos que el precepto bíblico no obliga a mantenerse inmóvil mientras a uno lo asaltan impunemente ni mucho menos.
En esta cuestión del mandato sabático, la Biblia le indica a los judíos que deben aprender a priorizar, a separar entre lo que puede esperar y lo que hay que atender irremediablemente. El ejemplo de esta concepción de saber como respetar el sábado y qué se puede posponer, aunque sea algo bueno, para otro día, lo protagoniza el propio Dios Yavé en el desierto: “Mirad que Yavé os ha dado el sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Permanezca cada uno en su lugar; nadie salga de allí en el séptimo día” (Exodo 16:29).
El párrafo citado corresponde al período en que los israelitas permanecían en el desierto, tras haber salido de Egipto, rumbo a la “tierra prometida”. Se narra que como no tenían qué comer Dios mismo les provee el alimento, al que los israelitas llamaron ‘maná’. Observando detalladamente la situación podemos concluir que dar de comer a su pueblo, que estaba hambriento en un lugar tan inhóspito como el desierto, sería justificable según Jesús porque se trataría de una buena acción permitida en sábado. Sin embargo, el Dios Yavé mostró que no era necesario violar el sábado. Podemos leer que para “eso el sexto día os da pan para dos días”. Dicho de otra manera el viernes les entregó una ración doble de maná para no hacerlo el día sábado. No era necesario violar el sábado, era excelente dar de comer a su pueblo pero podía hacerse algo bueno sin transgredir lo sagrado.
La conclusión es una sola: el verdadero Mesías no haría caducar el mandato del sábado.

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Tres días y tres noches 12. 38 Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". 39 Él les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. 40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.

(Sobre Mt 12:38-40) Jesús, haciendo referencia a que su muerte estaría profetizada en el AT, cita el relato del profeta Jonás, que estuvo tres días y tres noches en el vientre de una ballena. Sobre este particular indica que él estará tres días y tres noches en el vientre de la tierra.
Resumiendo, interpreta el pasaje de Jonás como una señal de que el mesías, luego de permanecer tres días y tres noches muerto, resucitaría.
El libro de Jonás es pequeño y puede leerse en unos pocos minutos. Quien lo haya leído podrá corroborar los siguientes puntos: 1) En el relato observamos que el profeta no muere. Dios tenía planificado de antemano evitar su muerte. Quería que siguiera viviendo. Por ello dispone de un gran pez dentro del cual fue alojado vivo el profeta, permaneciendo en su interior tres días y tres noches; 2) El cumplimiento de la misión personal de Jonás es exactamente inversa a la de Jesús; comienza luego de ser sacado del pez, o sea, pasados los tres días y las tres noches; la de Jesús es anterior a su muerte; 3) El propósito divino sobre Jonás era obligarlo a valorar la importancia de cumplir con su misión y comprender la imposibilidad de eludir la responsabilidad que Dios le había impuesto. Para eso fue guardado dentro de la ballena. La resurrección de Jesús tendría un propósito distinto: mostrar el poder de Dios sobre el mesías; 4) Jonás es enviado a predicar a un pueblo no judío, cosa que Jesús, como hemos visto, no estaba dispuesto a realizar; 5) Si Jonás es una señal de la muerte de Jesús y su posterior resurrección, esta señal debería cumplirse plenamente. Tenemos lo siguiente: Jonás permaneció tres días y tres noches dentro del pez. Nada autoriza a negar que se trate de días completos. Jesús murió a las tres de tarde del día viernes y resucitó a la madrugada (todavía no había amanecido) del día domingo. Jesús sólo permaneció muerto “casi” dos días y dos noches o, con mayor exactitud, entre 36 y no más de 40 horas.
Resumiendo: a) Jonás no muere al ser tragado por el pez, por lo tanto no vuelve de la muerte al ser devuelto a tierra; b) a partir de allí comienza su prédica y no antes; c) el propósito divino habría sido que le sirviera para comprender su obligación con Dios y no como señal hacia otros, ya que fue una vivencia íntima que sólo conocemos por el relato y no por una multitud de supuestos testigos del hecho; d) le predica a un pueblo no judío; e) estuvo dentro de un pez exactamente tres días completos, Jesús no.
De lo expuesto se desprende que el libro de Jonás no es una profecía que adelante algún pormenor sobre la muerte de Jesús y su posterior resurrección, y por lo tanto no hay señal alguna ni posible cumplimiento. Es un relato, de carácter presumiblemente proselitista, con el que se expone el interés del Dios Yavé en que todos los pueblos se salven.

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Mensaje selectivo 13. 10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?". 11 Él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. 14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: “Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, 15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure”.

(Sobre Mt 13:10-15) La cita mencionada es Isaías 6:9-10. Es la respuesta de Dios frente al ofrecimiento de Isaías de ser su predicador ante el pueblo. A través de ella Yavé le indica al profeta que, por la maldad y ceguera espiritual de su pueblo, el mensaje no surgirá ningún efecto positivo.
Pero si Usted leyó la cita de Isaías, quizá se pregunte: ¿Dónde está la profecía?. Pues bien: no se trata de una profecía; menos aún de una señal a cumplirse 700 años más tarde. Sólo es un relato que narra la vocación de Isaías para el trabajo de mensajero. Sin embargo, como ya lo hemos visto antes, hay un esfuerzo significativo por forzar pasajes bíblicos para darles un sentido profético cuando no lo tienen.
Hay otro elemento interesante. Isaías no realizó su prédica en forma de parábolas como lo hizo Jesús. El mensaje de Isaías se caracterizó por ser mayormente directo y no adornado de historias que escondieran algún significado a descubrir (excepción hecha de ciertos pasajes de carácter definidamente proféticos). Siempre fue muy puntual a la hora de expresarse: “¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo!, considerando las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas; lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo. ¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos!. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar licor; y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!. Por tanto, como la lengua de fuego devora la paja y la llama doblega el rastrojo, así la raíz de ellos será como cosa putrefacta, y su flor se desvanecerá como el polvo. Porque han desechado la ley de Yavé de los Ejércitos, y han despreciado la palabra del Santo de Israel” (Isaías 5:20-24).

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Hablaré en parábolas 13. 34 Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, 35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

(Sobre Mt 13:34-35) La supuesta profecía que refiere Mateo estaría ubicada en el Salmo 78:2. Allí puede leerse: “Abriré en sentencias mi boca” (Versión Nacar-Colunga), “Abriré mi boca en proverbios” (Versión Reina Valera Revisión 1995), “Voy a hablar por medio de refranes” (La Biblia de Estudio –SBU- 1996)
Como puede apreciarse la palabra parábolas no está citada. Se traduce sentencias, refranes, proverbios, no parábolas.
Independientemente de este hecho, que resulta significativo y muestra por si sólo cómo se pretende forzar una cita bíblica para poder aplicarla a la persona de Jesús, puede observarse que no hay ninguna parábola a lo largo del Salmo 78, que es uno de los más extensos y, por tanto, podría haber permitido la incorporación de alguna.
Al leerlo resulta evidente que el escritor del Salmo que nos ocupa sólo pretendía rememorar la historia del pueblo de Israel.
Nuevamente, tampoco hay profecía aquí.

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Seguidores del maligno 13. 36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". 37 Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; La cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. 40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, 42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

(Sobre Mt 13:36-43) Seguramente, en la historia de la humanidad, no sólo los judíos han tenido la capacidad de encontrar evidencia bíblica respecto a la falta de carácter mesiánico en el mensaje y la vida de Jesús. Sin duda, ha habido y habrá muchos estudiosos que también han podido observar varias de las cosas expuestas en este trabajo y más aún.
No es menos cierto que muchos cristianos han vivido una gran angustia en sus corazones al reconocer contradicciones o evidencias relativas a la falta de pruebas mesiánicas en los evangelios. Quizá, un infundado temor a que sea el fruto de su propia naturaleza pecaminosa no les ha permitido profundizar sobre la veracidad de su propio razonamiento.
Así llegamos hasta nuestros días sin que exista un material masivo y uniforme en el planeta sobre este particular.
En el caso de los judíos, su actitud no proselitista y su temor a la posibilidad de molestar la sensibilidad de algunos sectores cristianos, los llevó y los lleva a ser muy reservados en cuanto a exponer sus pruebas y puntos de vista. No obstante, existe material de origen judío al que se puede acceder, aunque su publicidad no es manifiesta al menos en esta zona del mundo.
En el caso de los creyentes, quizá el temor a ser considerados emisarios del diablo o anticristos, los ha llevado a abstenerse de profundizar en sus propias observaciones y a dejar de lado la perspectiva de un estudio serio, fundado en un genuino y maduro amor a la verdad. De esa manera han terminado apoyándose únicamente en su fe.
Resulta extraña la actitud si se tiene presente la invitación bíblica de buscar siempre la verdad: “No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos y tendrás una vida larga y llena de felicidad. No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en tu mente, y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres” (Proverbios 3:1-4).
Contra esta licencia bíblica para buscar la verdad, el párrafo de Mateo que nos ocupa advierte que todo aquel que diga algo diferente u opositor a lo que dice Jesús es un enemigo que siembra cizaña o, lo que es peor, un aliado del demonio.
Es frecuente la apelación, en los libros del Nuevo Testamento, al recurso de catalogar de anticristo a todo aquel que no se ajusta a lo que dijo Jesús o se opone a ello. Esa es una fórmula que, por medio del temor, invita a abstenerse de un criterio diferente.
La palabra “Cristo” es el término griego para traducir la palabra hebrea “mashiaj”, que significa el ungido y de la cual proviene la palabra “Mesías”.
Al observar y concluir a través del estudio de las profecías y citas del AT que Jesús no se corresponde con el mesías anunciado, queda claro que no se es un anticristo ya que Jesús no fue el cristo o mesías. Se comprende que la palabra “anti-cristo” no es aplicable en este caso.
Sin embargo, el temor a expresarse libre y responsablemente, sustentando con respeto y testimonio objetivo una opinión opuesta a la generalizada, sigue vigente. La intolerancia hacia un pensamiento contrapuesto al criterio general, es una triste realidad, presente en varios campos.
Espero que este respetuoso trabajo mío, tenga mejor suerte.

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Impidiendo milagros 13. 53 Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí 54 y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? 56 ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?". 57 Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.

(Sobre Mt 13:53-58) Con sutiles rodeos, el relato nos dice: “Jesús pudo hacer poco o nada allí, porque esa gente no tenía fe”. En otras palabras se responsabiliza a otros por lo que él no pudo realizar.
Resulta totalmente llamativo que aquel que habría resucitado muertos, curado a ciegos, paralíticos, leprosos, caminado por el mar, dominado tempestades, etcétera, fracasara frente a su propio pueblo y familia que lo conocían.
Aun admitiendo, al menos, algunos de los milagros relatados, podríamos preguntarnos si no podrían haber sido el resultado de un fenómeno de sugestión colectiva. Más aun en aquella sociedad que vivía su momento de mayor expectativa mesiánica.
Este hecho es bastante frecuente en la historia de la humanidad y sigue vigente en nuestro tiempo, siendo estudiado por la sicología de masas.
Al efecto, sirvan de ilustración los siguientes apuntes: 1) la enfermedad llamada escrófula, recibió en la edad media la denominación de mal del rey, por la creencia de que sólo el contacto con un rey podía curarla. Entre los soberanos a los que la historia les atribuye curaciones de este mal figuran: Eduardo III y Carlos II de Inglaterra y Felipe I de Francia. Todos coincidiremos en que no se conoce de ningún rey que haya sido un legítimo enviado de Dios; 2) Cuando yo era pequeño me llevaron al pueblo de Pilar (?) en el que se encontraba un curandero muy popular, al que se lo conocía con el nombre de Tibor Gordon, en una especie de fundación que se llamaba Arco Iris. Yo no creía en eso. Allí pude observar cómo un muchacho que volvió de regreso en el mismo micro, afectado por la polio en sus piernas, logró caminar unos cuantos pasos, sin ayuda y sin muletas, incitado por el curandero, frente al asombro de todos. Un amplio nivel de comercialización de muñecos y ponchos con supuestas propiedades curativas, formaban parte de esa organización. Sin embargo, nadie que sea sensato podrá decir que aquel hombre era un elegido de Dios.

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Caminando por el mar 14. 25 A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. 26 Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. 27 Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman”. 28 Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". 29 "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.30 Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". 31 En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".

(Sobre Mt 14:25-31) Dos apreciaciones interesantes surgen de este pasaje.
Como primer elemento, las palabras de Jesús: ”Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”, son una clara amonestación hacia Pedro de la que se desprende que lo que le sucedió, el fracaso de este discípulo en el agua, habría sido fruto de su propia falta de fe, por no creer con todas las fuerzas. La enseñanza que dejaría esto es la de comprender que, como asegurará más tarde en Mateo 17:20: “Si tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, le dirían a este cerro: ‘Quítate de aquí y vete a otro lugar’, y el cerro se quitaría. Nada les sería imposible”.
Siendo que la fe, conforme las palabras de Jesús, sería un elemento muy poderoso e insuperable, cabe preguntarse si la escasa producción de milagros en su pueblo: ¿No sería el resultado de su propia poca fe?. Porque si para el que tiene fe nada es imposible, cuando en determinadas circunstancias no pudo ejecutar milagros, entonces sólo pueden haber pasado dos cosas o ambas a la vez: a) el principio enunciado es equivocado ó b) Jesús mismo no tuvo fe suficiente.
Lo segundo que puede apreciarse es que, en estos casos, se exalta el valor de la fe, se la transforma en un elemento fundamental en la vida religiosa de un cristiano: la fe apropiada habría permitido a Pedro caminar sobre el mar; la fe podría mover montañas.
Suelen explicarse estas citas como meros ejemplos pintorescos que apuntarían a insistir en la importancia de “tener” fe y de “cuidar” la fe. Podemos asegurar que cuando Jesús reta a Pedro, definitivamente le está diciendo, sin lugar a otra interpretación (pues fue él mismo el que le invitó a caminar por el mar) que, con fe, sería posible realizar ese fenómeno, tal como él mismo habría estado haciéndolo.
La palabra “fe” aparece muy pocas veces en el AT y, en ningún caso guarda un valor similar al que le otorga el cristianismo, sino que se aplica como un sinónimo de “fidelidad” o “lealtad” entre las partes. Quienes puedan acceder a la Versión Reina Valera Actualizada (Bible On Line), de 1982/86/87/89, de la Casa Bautista de Publicaciones, encontrarán que tan sólo en tres versículos de la Biblia se traduce el original hebreo por la palabra “fe”; esos versículos son: Jueces 9:16 y 19 y Habacuc 2:4 (para este último texto téngase presente que a la palabra fe se le otorga el mismo significado que se leyó en Jueces, o sea: de buena fe, aquel que actuó con honestidad y confianza frente a lo que Dios ha dicho).
La teología cristiana se ha ocupado abundantemente en referirse a este elemento tan característico de su doctrina y a diferenciarla del concepto hebreo.
Es en el Nuevo Testamento donde la palabra “fe” es exaltada constantemente. La palabra “fe” se encuentra en todos los libros que componen el Nuevo Testamento (excepto en II y III de Juan), o sea, en 25 de los 27 libros.
Podemos preguntarnos: ¿por qué motivo los escritores del Nuevo Testamento acuden y realzan con tanta insistencia el valor de la fe?.
El apóstol Pablo fue el que más defendió el valor de la fe dentro de la doctrina cristiana y de la lectura de sus exposiciones podemos inferir algunas conclusiones: “Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley” (Romanos 3:28); “De manera que la ley ha sido nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe. Pero como ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor. Así que, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:24-26); “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo;... Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:11,16); “Ni presten atención a fábulas e interminables genealogías, que sirven más a especulaciones que al plan de Dios, que es por la fe... Algunos de ellos, habiéndose desviado, se apartaron en pos de vanas palabrerías” (1 Timoteo 1.4,6); “Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
La constante alusión a mantener la fe y, muy especialmente, a asegurar que la salvación del hombre es, de manera primordial, por pura fe en Jesús, termina por ser una sentencia con la que se indica que: No deberá someterse a discusión la creencia en Jesús; Cualquier intriga o planteo sería fruto del enemigo de Dios.
La fe mantiene incuestionable el papel redentor que la razón y la evidencia no pueden darle a Jesús porque, como hemos podido ver hasta aquí, cuando se bucea en el mensaje de los Evangelios comparándolo con el AT, se descubre que: no se cumplieron profecías, básicamente no hay enseñanzas nuevas, los milagros no confirman el origen divino y aun, muchas veces, se contradice al Dios Yavé con un mandato opuesto.

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Tú eres... 14. 32 En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. 33 Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".

(Sobre Mt 14:32-33) Este pasaje revela el perfil de los discípulos que acompañaron a Jesús.
Nos cuenta que el episodio de caminar sobre el mar fue determinante para confirmarles que: “Verdaderamente” estaban frente al “Hijo de Dios”.
Son muchos los pasajes de los evangelios en los que el milagro, lo sobrenatural o prodigioso, es lo que mueve a sus seguidores a considerar a Jesús el Enviado de Dios. No se observa una actitud crítica de basamento bíblico. Cuando se intenta ese camino se nos representa a judíos malvados a los que no les alcanza con creer en lo que ven, porque no tienen fe.
Así nos encontramos con: ojos y mentes maravillados frente a milagros y portentos; con oídos deslumbrados por palabras habladas como por quien tiene autoridad pero que no decían cosas que no se supieran desde mucho antes; con una razón cargada de ansiedad de salvación que quiso ver profecías mesiánicas donde no las había.

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Migas a los perros 15. 22 Entonces una mujer cananea... , comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". 23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos". 24 Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!". 26 Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros". 27 Ella respondió: "¡y, sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!". 28 Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!".

(Sobre Mt 15:22-28) Ver Sobre Mateo 6:31. A través de la expresión: “Señor, hijo de David”, se ilustra un cuadro de situación según el cual hasta los no judíos, por simple observación y (como siempre) sin sustento bíblico, reconocen en Jesús al mesías. Es como decirle al lector: “Se da Usted cuenta; no lo dude: todos saben que es él!”.

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Por mi causa 16. 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.

(Sobre Mt 16:24-25) En esta cita observamos, como en otras tantas, la frecuente recurrencia a ser foco de atención, a igualarse a sí mismo con la salvación y no colocar a Dios en el centro de la escena. Esto recuerda la justa apreciación que le hicieran algunos fariseos: ”Tu estás dando testimonio a favor tuyo, ese testimonio no tiene valor”. (Juan 8:13).

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Ustedes no morirán sin ver 16. 27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. 28 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".

(Sobre Mt 16:27-28) En este pasaje Jesús enuncia una profecía concreta: “...algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino”.
La Biblia de Estudio, Dios habla Hoy, impresa en EEUU en 1996, comenta sobre esto: “Se han dado varias interpretaciones de esta declaración de Jesús, entendiéndola como referencia a: (1) su segunda venida, que los primeros cristianos creían que ocurriría en vida de ellos; (2) la exaltación y la gloria de Jesús, que su muerte y resurrección significaban; ó (3) la transfiguración de Jesús que se relata en el pasaje que sigue”.
Es obvio que la existencia de, al menos, 3 diferentes criterios de explicación de una profecía enunciada muy simple y claramente por Jesús, indica la necesidad de encontrarle una justificación a su incumplimiento.
Con relación a la creencia de una segunda venida, debemos recordar que en el AT no se encuentra ningún sustento que avale la teoría de que el mesías vendría dos veces. Siempre, tal cual lo señalaba en sus incumplidas profecías el propio Jesús, dado su condición de hombre judío formado dentro de las interpretaciones religiosas de su pueblo, el mesías y la instalación definitiva del Reino de Yavé son hechos simultáneos (releer Sobre Mateo 10:21-23).
La vinculación de la profecía en cuestión con la exaltación y la gloria de Jesús o la transfiguración que se relata en el pasaje que sigue, no son aplicables dado que hay elementos que no se cumplen, por ejemplo: A) Jesús dice que algunos de los presentes no morirán, lo que significa que, al cumplirse aquella supuesta profecía, al menos uno de ellos estaría muerto, y eso no sucedió en la transfiguración (y es posible que tampoco tras su supuesta resurrección, dado que Judas no se habría suicidado tras su traición, por lo que estaría vivo al producirse aquel hecho [ver Sobre Mateo 27:3-10]); B) Dice Jesús que, al venir en la gloria de su Padre, “pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”, esto apunta al juicio que supone la instauración de Reino de Dios, y como todos sabemos, ello tampoco sucedió.
De nuevo, Jesús profetizó erróneamente; imaginó y dijo lo que quiso su propio corazón. Su situación recuerda las palabras de Ezequiel 22:28: “Sus profetas revocan con barro, contemplando visiones vanas y prediciendo mentiras, y dicen: “Así habla el Señor Yavé”, sin que Yavé haya hablado”.

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La transfiguración 17. 1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. 3 De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. 4 Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". 5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".

(Sobre Mt 17:1-5) En este relato aparecen Moisés y Elías, dos hombres sobre los que la Biblia informa que fueron arrebatados al cielo a la hora de su muerte (el otro es Enoc, aquí excluido). Esto parecería apoyar la idea generalizada dentro de la mayoría cristiana, sobre la supervivencia de las almas (al menos de esos personajes) después de la muerte.
En el AT no hay ninguna mención, relato o mandato que enseñe o apoye esa doctrina.
“Los que viven saben que han de morir; pero los muertos ni saben nada ni ganan nada, porque se les hecha al olvido. Allí terminan su amor, su odio y sus pasiones, y nunca más vuelven a tomar parte en nada de lo que se hace en este mundo... Porque en el sepulcro, que es donde irás a parar, no se hace nada ni se piensa nada, ni hay conocimiento ni sabiduría” (Eclesiastés 9:5,6,10).
Al leer estos versículos (también presentes en los capítulos 9 de Marcos y de Lucas), y dejando de lado la opción de la fe, podemos preguntarnos de dónde surge el reconocimiento, por parte de los presentes en el evento, respecto a que se trataba de Moisés y de Elías, personajes jamás conocidos por ellos.

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Sería mejor que muriera 18. 1 En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". 2 Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reno de los Cielos.... 5 El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. 6 Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar.

(Sobre Mt 18:1-6) Nuevamente Jesús se exalta a sí mismo. Todo lo que se hace debe hacerse en “su nombre” y para “su gloria”. Condena a aquel que no lo acepte.
Estas actitudes lo alejan del modelo del mesías prometido. Conforme la guía bíblica el mesías sería humilde (ver el Poema del Siervo en Isaías) y descendería de David a quien se le atribuyen estos versos: “El hombre es pura ilusión, tanto el pobre como el rico; si en una balanza los pesaran juntos, pesarían menos que nada... Más de una vez he escuchado esto que Dios ha dicho: Que el poder y el amor le pertenecen y que Él recompensa a cada uno conforme lo que haya hecho” (Salmo 62:9,11-12).

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La cuestión del divorcio 19. 1 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán. 2 Lo siguió una gran multitud y allí curó a los enfermos. 3 Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?". 4 El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; 5 y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? 6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". 7 Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?". 8 El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. 9 Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".

(Sobre Mt 19:1-9) La prescripción de la Ley a que se hace referencia en este párrafo se encuentra en Deuteronomio 24:1 y dice: "Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y sucede que ella no le agrada por haber él hallado en ella alguna cosa ‘vergonzosa’ (*), le escribirá una carta de divorcio, la entregará en su mano y la despedirá de su casa”. (*) Otras versiones traducen: ‘algo de torpe’, ‘indecente’.
Una lectura ligera parecería apoyar las palabras de Jesús. Sin embargo, un análisis pormenorizado del precepto muestra que la Ley no buscaba favorecer el libertinaje o que, al menos, así lo entendía el mismo Moisés.
En Exodo 2:21 se nos informa que a Moisés le fue dada por esposa Séfora: “Moisés aceptó vivir con aquel hombre, y él dio su hija Séfora a Moisés”. Sabemos que tuvo hijos con ella: “Y Jetro, suegro de Moisés, tomó a Séfora, la mujer de Moisés, a quien éste había enviado; también tomó a sus dos hijos" (Exodo 18:2,3).
El AT nos dice que Moisés tuvo esta sola esposa. También se ve que no buscó desprenderse de ella para cambiarla por otra más linda o más joven. Moisés habría sido un hombre fiel de una sóla mujer.
Atentos al relato bíblico el Dios Yavé le enuncia a Moisés la prescripción de Deuteronomio 24:1 que tratamos aquí. A través del ejemplo podemos entrever que, para el propio Moisés, la idea no era apoyar el libertinaje sexual como forma de vida. Desde la conducta matrimonial de Moisés es desde donde hay que comprender el mandato señalado.
Las personas tienden a acomodar sus interpretaciones de los hechos o las normas, conforme sus propios intereses. En época de Jesús pueden advertirse sobre el asunto del divorcio, dentro de la comunidad judía, dos interpretaciones diferentes. Una era la de Hillel que permitía la separación por varios motivos; otra era la de Shammai que permitía el divorcio sólo en caso de adulterio. Es muy probable, con esta situación en vista, que los fariseos (partidarios de Hillel) que se acercaron a Jesús no lo hayan hecho “para ponerlo a prueba”, como redacta el evangelista Mateo, sino simplemente para conocer su punto de vista.

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NOTA: En este punto de nuestro análisis creo importante detenernos para advertir una situación que no se revela fácilmente al lector de los evangelios: El personaje Jesús cuestiona frecuentemente las verdades religiosas de su época.
En el pasaje que acabamos de ver debe reconocerse que, indirectamente, pone en duda el origen divino de los preceptos de la Ley de Moisés. Al decir: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes”, está diciendo que fue una idea de Moisés, una creación humana y no divina.
Cuando en otros lugares dice: “Ustedes han oído que se dijo... pero yo les digo”, también está descartando, o al menos desacreditando, el criterio popular que atribuye origen divino a la Biblia.
Como se pudo apreciar en los análisis precedentes, Jesús realiza, con llamativa frecuencia, propuestas contrarias a lo bíblicamente establecido, desacredita lo anterior sin valorar el aceptado origen divino, critica la tradición, etc.
Todos estos elementos resultan extraños por varias razones:

1. Siendo judío, con frecuencia ataca lo judío a través de criticar, sin posibilidad de debate, a sus instituciones o representantes más prestigiosos.
2. Se lo muestra con un grado de instrucción importante (nos consta que sabría leer, posibilidad reservada a pocos en su época) y se lo representa como conocedor de los textos sagrados y respetado por algunos maestros judíos (... Y cuando llegó el sábado, él comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos quedaban atónitos cuando le oían, y decían: --¿De dónde le vienen a éste estas cosas? ¿Qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? –Marcos 6:2). Sin embargo, muestra algún desconocimiento de las Escrituras que llama la atención (recordemos su mención de un inexistente precepto que obligaría a odiar a los enemigos).
3. Por la evidencia del análisis bíblico puede apreciarse que no es el mesías delineado en el AT. Podemos imaginar la teoría de un personaje que, en su fervor religioso, se ha creído él mismo el mesías. En ambos casos resulta llamativo que ofrezca una frecuente invitación a abandonar los preceptos bíblicos y reemplazarlos por algunos distintos, sus cuestionamientos, o la ceremonia de la “ultima cena”, vinculada con la toma simbólica de sangre, hecho aberrante para cualquier judío (ver sobre Mateo 26:26-29).
4. Sorprende que en las cuatro historias de su vida (los evangelios) sea tan constante la presencia de menciones anti semitas y aún en los restantes textos que componen el llamado Nuevo Testamento.

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Mejor no casarse 19. 10 Los discípulos le dijeron: "Si ésta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".

(Sobre Mt 19:10) Como es manifiesto, parecería que los discípulos de Jesús no estaban de acuerdo con respetar la norma de Moisés conforme el análisis y la conclusión a que arribamos sobre el párrafo Mt.19:1-9.

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Un asna no alcanza 21. 1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, 2 diciéndoles: "Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. 3 Y si alguien les dice algo, respondan: "El Señor los necesita pero pronto los devolverá". 4 Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: 5 Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga. 6 Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; 7 trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó. 8 Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas. 9 La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba: "¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!

(Sobre Mt 21:1-9) La profecía aludida se encuentra en Zacarías 9:9 y dice: “¡Alégrate mucho, oh hija de Sion!, ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén!. He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna”.
Debemos admitir la posibilidad de que el profeta Zacarías haya utilizado la imagen del mesías montado sobre un asna, simplemente con el objeto de exaltar su sencillez y su humildad. De esta forma estaríamos en presencia de una profecía que no implica, en cuanto a ese hecho, la necesidad de un cumplimiento material, con lo que el relato de los evangelios no tendría ningún asidero.
Si el razonamiento anterior no fuera aplicable, debemos entender que la presentación de Jesús sobre un asna y la reacción de la gente no confirman por si solo que se trate del mesías. Si usted mismo se disfrazara de príncipe o de astronauta, ello no lo trasformaría en el sujeto de su disfraz.
En época de Jesús no resultaba imposible conseguir un asna y entrar a Jerusalén montado en ella. Y el hecho que “la mayor parte de la gente” lo saludara jubilosamente no resulta llamativo dado el alto grado de esperanza mesiánica imperante en ese momento, deseando la liberación del yugo romano muy especialmente.
En ese período de la historia Israel tuvo una marcada proliferación de hombres que se presentaron ante la comunidad como mesías o fueron tomados por tales por sus seguidores. Se cita al menos un par de ellos en el libro de los Hechos Capítulo 5.
Pero analicemos algo aún más importante. Mateo presenta la primera parte de la profecía (que apoya su relato) y oculta lo que sigue: “Destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén. También serán destruidos los arcos de guerra. Él hablará de paz a las naciones. Su dominio será de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra” (Zacarías 9:10). Sin duda este párrafo, que es parte de la profecía de Zacarías sobre el mesías, y que sigue a la anterior, no se cumplió en Jesús. Por eso no la menciona Mateo. Sin el cumplimiento de esta parte, poco importa que Jesús haya o no entrado en Jerusalén sobre un asna.
Las profecías mesiánicas del AT no se cumplen en Jesús.

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Furia en el templo 21. 12 Después Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas. 13 Y les decía: "Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".

(Sobre Mt 21:12-15) El discípulo Juan, comentando sobre este episodio, agrega: “Y después de hacer un látigo de cuerdas, los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los vacunos. Desparramó el dinero de los cambistas y volcó las mesas” (2:15).
Como vemos el comportamiento de Jesús está muy lejos de ser compasivo y de acatar sus propias palabras: “Amen a sus enemigos... Bendigan a los que los maldicen”.
La cita de Mateo está formada por parte de Isaías 56:7 y Jeremías 7:11. Ninguno de estos dos profetas usaron la violencia física frente a situaciones como las del templo, que no eran nuevas.
Puede leerse sobre ellos que fueron críticos en cuanto a todo aquello que se oponía al sentido de justicia y de verdad requerido por el Dios Yavé.
Es de resaltar que no dudaron en señalar los caminos injustos no sólo de sacerdotes y vendedores del templo, sino de aquellos poderosos que pudieron haber terminado de un plumazo con sus vidas: los reyes, príncipes, jueces y ricos dueños de la tierra.
Estas últimas actitudes, que también son las predominantes para el verdadero mesías, no se pusieron de manifiesto en Jesús.

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Una pobre higuera 21. 18 A la mañana temprano, mientras regresaba a la ciudad, tuvo hambre. 19 Al ver una higuera cerca del camino, se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo: "Nunca volverás a dar fruto". Y la higuera se secó de inmediato. 20 Cuando vieron esto, los discípulos dijeron llenos de asombro: "¿Cómo se ha secado la higuera tan repentinamente?". 21 Jesús les respondió: "Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no sólo harán lo que yo acabo de hacer con la higuera, sino que podrán decir a esta montaña: "Retírate de ahí y arrójate al mar", y así lo hará. 22 Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán".

(Sobre Mt 21:18-22) El evangelio de Marcos, sobre este asunto agrega en 11:13: “Se acercó, pero no encontró sino hojas, ya que todavía no era tiempo de higos”.
En este episodio: ¿Mostró Jesús un temperamento equilibrado?, ¿Es este comportamiento una prueba de justa evaluación de los hechos y un juicio apoyado en la razón?, ¿Cree Usted que un enviado de Dios maldeciría a una higuera por no tener higos cuando por la época es natural que no los tenga?, ¿Cree que un mesías se ocuparía en exaltar su supuesto poder en cosas tan poco significativas y fruto de mero capricho?, ¿Cree Usted que un representante de Dios enseñaría a su auditorio que rezando se puede lograr cualquier portento, incluso aquellos carentes de sentido y más cercanos a trucos de magos que a la voluntad divina?.
Sin desoír el criterio de verdad que habita en Usted, obtendrá por sí mismo las respuestas.

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El hijo rechazado 21. 33 Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. 34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. 35 Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. 36 El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. 37 Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". 38 Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". 39 Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. 40 Cuando vuelve el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?". 41 Le respondieron: "Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo". 42 Jesús agregó: "¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? 43 Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos".

(Sobre Mt 21:33-43) En esta parábola Jesús ilustra la historia de la prédica de los profetas en Israel y la suya propia, presentándose a sí mismo como el hijo del dueño de la viña. Para que esto último tenga valor de verdad sería necesario que realmente fuera el mesías y como hemos podido ver hasta aquí, no hay indicio alguno de que así sea.
Se menciona en la parábola que la herencia de Yavé, esto sería el Reino de Dios, les será quitada a los judíos y dada a otro pueblo.
En el AT existe la promesa del Dios Yavé de que eternamente su amor y su alianza estarían con Israel: “Tu sol no se pondrá jamás, ni te será quitada la luna; porque Yavé será luz eterna para ti, y los días de tu duelo se acabarán” (Isaías 60:20); "Yo los sanaré de su infidelidad. Los amaré generosamente, porque mi furor se habrá apartado de ellos” (Oseas 14:4); “Haré con ellos un pacto de paz; será un pacto eterno con ellos. Los multiplicaré y pondré mi santuario entre ellos para siempre” (Ezequiel 37:26).
Luego, como siempre aplicándolo a su propia persona, Jesús hace alusión a las palabras del Salmo 118:22: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la principal del ángulo”. Con relación a éste y a la gran mayoría de los poemas que componen el libro de los Salmos, el lector deberá tener presente que se trata de composiciones literarias que han tenido la función principal de ser empleados como himnos que se entonaban en el Templo. Este elemento es muy importante de tener en cuenta dado que nos recuerda que no se trata de un libro profético. Si bien puede guardar alguna profecía mesiánica, su creación tuvo por objeto principal acompañar los rituales del Templo. La autoría de los mismos no es comprobable. Aunque muchos son atribuidos a David, conforme la tradición hebrea, este hecho no implica que un salmo sea más importante o revelador que otro según su supuesto autor. Con esto presente, Usted observará que el Salmo 118 es, como puede leerse en cualquier Biblia con análisis de texto o notas al pie, un himno de alabanza y/o un canto de gratitud a Dios donde se invita al pueblo a dar gracias, a recordar la protección recibida en el pasado y a pedir que la salvación no se aleje. El hecho que se utilice con frecuencia la forma verbal de la primera persona (llamé, me rodearon, te doy gracías, etc.) no invalida el concepto de himno comunitario. Hoy mismo puede observarse en distintas comunidades religiosas que muchos himnos son cantados por las congregaciones y tienen forma personal. En el caso de Israel ello es más aplicable dado que el mismo Yavé, al dirigirse al pueblo, le trata como si se le hablara a una sola persona: “Escucha Israel”; “Yavé ha escogido a Jacob para sí”; “Sin embargo, no me invocaste, oh Jacob; sino que te cansaste de mí, oh Israel”, etc.
Con estos elementos tomados en cuenta es fácil comprender que cuando el Salmo 118 dice: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la principal del ángulo”, esto representa que aunque los enemigos de Israel creyeron que estaba perdido y abandonado por su Dios, él mismo lo ensalzó reafirmándolo como su pueblo elegido (lea versículos 10 y 13). No habla sobre una persona, sino sobre la comunidad israelita.
Nuevamente no hay profecía y menos aún aplicable a Jesús.

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David sabía lo que decía 22. 42 "¿Qué piensan acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?". Ellos le respondieron: "De David". 43 Jesús les dijo: "¿Por qué entonces, David, movido por el Espíritu, lo llama "Señor", cuando dice: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies? 45 Si David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?". Nadie le podía responder palabra, ni nadie se atrevió desde aquel día a preguntarle más.

(Sobre Mt 22:42-45) En algunas traducciones el Salmo 110, al que evoca el pasaje comienza diciendo: “Salmo de David. Oráculo de Yavé a mi Señor: Siéntate a mi diestra en tanto que pongo a tus enemigos por escabel de tus pies”. Reflexionemos paso a paso sobre esto.
Resulta poco creíble el final relatado por el evangelista Mateo respecto a que “nadie le podía responder palabra, ni nadie se atrevió desde aquel día a preguntarle más”. No es probable que los estudiosos de la Biblia de su época no tuvieran presente que el mesías descendería de David y que sólo en sentido ilustrativo podría considerárselo como su hijo, siendo que obviamente no lo es, y por lo tanto resultaría llamativo el silencio o asombro que se relata en Mateo.
También debe tenerse presente las razones de que el redactor del salmo haga que David llame al mesías su Señor. Aunque fuera descendiente suyo, se trataría de un enviado que Dios utilizaría para resaltar la plenitud de su gloria celestial e instalar un reino universal eterno, donde el mesías será su Rey y, por tanto, su representante. El mesías sería el profeta y rey más importante de la historia de la humanidad entera y por eso Dios le entregaría el reino que no tendría fin. David (o el escritor de este salmo) creía en estas cosas. Desde este punto de vista: ¿Podría David no llamar Señor al mesías?.
Ahora Usted sabe porque David lo llamó Señor.

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El fin del Templo y el fin del tiempo 24. 1 Jesús salió del Templo y, mientras iba caminando, sus discípulos se acercaron a él para hacerle notar las construcciones del mismo. 2 Pero él les dijo: "¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra: todo será destruido". 3 Cuando llegó al monte de los Olivos, Jesús se sentó y sus discípulos le preguntaron en privado: "¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu Venida y del fin del mundo?". 4 Él les respondió: tengan cuidado de que no los engañen, 5 porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Yo soy el Mesías", y engañarán a mucha gente. 6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin. 7 En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos. 8 Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto. 9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre. 10 Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros. 11 Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente.12 Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, 13 pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 14 Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin. 15 Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel -el que lea esto, entiéndalo bien - 16 los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; 17 el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; 18 y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto. 19 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengas niños de pecho en aquellos días! 20 Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado. 21 Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. 22 Y si no fuera abreviado ese tiempo, nadie se salvaría; pero será abreviado, a causa de los elegidos. 23 Si alguien les dice entonces: "El Mesías está aquí o está allí", no lo crean. 24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. 25 Por eso los prevengo. 26 Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean. 27 Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre. 28 Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres. 29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. 30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria. 31 Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. 32 Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta que se acerca el verano. 33 Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. 34 Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36 En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. 37 Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. 38 En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; 39 y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.


(Sobre Mt 24:1-39) “¿Cómo podremos saber que lo que se ha dicho no es la Palabra del Señor?. Deben tener esto en cuenta: Si lo que el profeta ha dicho en nombre del Señor no se cumple, es señal que el Señor no lo dijo, sino que el profeta habló movido sólo por su orgullo; por lo tanto, no le tengan miedo” (Deuteronomio 18:21,22).
La extensa profecía de Mateo 24, que tiene su correspondencia con Marcos 13 y Lucas 21, es sobre la que con mayor fuerza se puede aplicar la precedente cita de Deuteronomio.
Hasta lo que hemos visto, son muchos los elementos que permiten concluir que Jesús no fue el mesías: Consejos contrarios a los dispuestos en el AT (más específicamente en la Ley); Interpretación errónea de ciertos preceptos; Hechos milagrosos o extraordinarios (nacimiento, visita de reyes, matanza de niños, etc.) no anticipados como señales pese a su envergadura; Instauración de ritos terminantemente prohibidos por el AT (ver sobre Mateo 26:26-29), aún en su forma meramente simbólica; Teórica resurrección (que tampoco es un requisito impuesto para el mesías) sin cumplir los tres días y tres noches que supuestamente indicaría Jonás; etc..
Esta gama de pruebas sería suficiente elemento para pasar por alto el análisis del texto que nos ocupa porque, obviamente, tampoco puede ser verdadera profecía. Pero vamos a analizarla para corroborar su incumplimiento, más allá de la ambigüedad que muchos intérpretes defienden para poder darle una aplicación.
Muchos cristianos sostienen que los primeros seguidores de Jesús interpretaban esta profecía como de cumplimiento inmediato, dentro del término de sus propias vidas.
Luego dicen que, al ver que no sucedió así como esperaban, “comprendieron” que era una profecía de largo alcance, para un tiempo futuro. Dicho en otros términos habrían concluido que: no se cumplió como esperaban pero se cumpliría alguna vez.
Esa interpretación es de muy frágil sustento. Se desmorona al quedar plenamente evidenciado que Jesús hablaba a sus contemporáneos sobre un tiempo inmediato.
Cualquier individuo que lea la profecía, ya sea en Mateo 24, Marcos 13 o Lucas 21, concluirá, sin lugar a dudas, que Jesús le habla a sus discípulos sobre lo que sucederá en el fin y les asegura que ellos lo verán. Es constante la invocación a frases tales como: “cuando ustedes vean tal cosa...”, “cuando ustedes oigan tal otra...”, “los entregarán a ustedes...”, “miren que les aviso a ustedes para que se mantengan vigilantes...”, etc. No es extraño concluir que la profecía tendría un cumplimiento durante la vida de ellos.
Por otro lado, si se lee el versículo 3 de Marcos 13, que se supone el evangelio más antiguo y base de los de Mateo y Lucas, se puede observar una precisión sobre los presentes en esa reunión: “Estando él sentado en el monte de los Olivos frente al templo, Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban aparte...”. Este fragmento nos muestra un hecho importante: sólo cuatro de sus discípulos habrían tenido acceso a la profecía, directamente por boca de Jesús.
Por lo expuesto, podemos concluir que la creencia de los primeros discípulos sobre el cumplimiento inmediato de la profecía no estaba basada, como en nuestro caso, por sólo lo escrito en los Evangelios. Al menos los más allegados de sus seguidores conversaron íntimamente con Jesús, cara a cara, pudiendo acceder a una información adicional vedada a otros.
Es imposible que no le hayan pedido que les confirmara si esta profecía se cumpliría durante la vida de ellos o nó. Si con tanto interés, en su momento, algunos se acercaron para rogarle la seguridad de contar con lugares especiales en su reino (ver Marcos 10:35-37), cuanto más, ante la terrible ansiedad que despiertan los hechos profetizados, se habrán visto movidos a preguntarle sobre el tiempo de su cumplimiento.
Es evidente que el tiempo señalado fue su propio tiempo, hecho que se ve refrendado por la cita de dos eventos de la época (destrucción del templo y prédica a los no judíos), que veremos seguidamente. Cualquier análisis razonable no puede excluir este hecho irrefutable.
Sorprende la precisión que se manifiesta respecto a la destrucción total del Templo en Jerusalén. Lo mismo podría decirse sobre el hecho de anunciar que el mensaje sería predicado entre las naciones. Esto último no aparece a lo largo de los Evangelios como un interés manifiesto en Jesús, muy por el contrario como hemos visto. Más aún: era motivo de encendidas discusiones después de la muerte del maestro según puede leerse en el libro de los Hechos.
Ambas supuestas profecías pueden sorprender debido a que, como habrían sido dichas por el propio Jesús, esto implicaría adelantarse algunas décadas a la destrucción del Templo (imposible de imaginar para sus contemporáneos) y a la todavía no anunciada predicación evangélica a los no judíos.
Ante estas precisiones resulta necesario asegurarnos si no operó otro mecanismo más “humano” en la elaboración de esas visiones futuras.
Sabemos que los tres evangelios llamados “sinópticos” (Mateo, Marcos y Lucas) recién habrían comenzado a tomar forma durante la segunda mitad del siglo I. Sabemos que el Templo de Jerusalén fue destruido en el año 70. Sabemos que la predicación a los no judíos habría tomado carácter masivo a través del apóstol Pablo, pocos años después de la muerte de Jesús y que la mayoría de las cartas atribuidas a su persona, habrían sido escritas desde el año 50 en adelante.
Tomando lo precedente en cuenta, no es difícil imaginar la posibilidad de que se trate de un relato de hechos históricos observados o conocidos por sus autores, expuestos bajo la forma de una supuesta profecía, a la manera en que en el libro de Daniel, justamente citado en Mateo 24:15 también se redactan como profecías hechos contemporáneos al autor.
Con estas obligadas consideraciones en mente, podemos ver con facilidad que la profecía no se cumplió ni es tal. Si por esa circunstancia luego se le atribuyó el carácter de largo alcance, es algo que surge de su propia falibilidad y no de la veracidad de la misma.
Su sentido común le ayudará a comprender la verdad sobre lo expuesto.

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El traicionero 26. 19 Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. 20 Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce 21 y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". 22 Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". 23 Él respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. 24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!". 25 Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús.

(Sobre Mt 26:19-25) El fragmento que dice: “El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar”, busca enfatizar un cierto paralelismo que existiría respecto del Salmo 41:9: “Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba y quien comía de mi pan, ha levantado contra mí el talón”.
Aunque Mateo no lo presenta como el cumplimiento de una profecía, es a través de Juan 13:18 que se establece como un mensaje profético vinculado a la suerte del Mesías que se habría cumplido en Jesús: “No hablo así de todos vosotros. Yo sé a quiénes he elegido; pero para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo levantó contra mí su talón”.
Hemos podido observar que es frecuente el recurso de apoyar en citas del AT, pasajes de la vida de Jesús. Con la misma frecuencia advertimos, tal como se vio hasta aquí, que dichas referencias carecen de sustento. Más aun, se presentarán supuestas profecías de la Biblia para sustentar el momento de su muerte.
Este pasaje no está ajeno a esa circunstancia. Pero no se trata de una profecía sino simplemente de lo que en muchas versiones de la Biblia se titula: “Oración de un hombre enfermo”. Es la súplica al Dios Yavé de sanación de la enfermedad. Sólo eso.
Si se quiere afirmar que es una profecía referida a la traición de Judas, que especificaría la señal que identificaría al traidor, habrá que admitir que dicho Salmo ocultaría al menos una señal más a cumplirse: “Yavé lo guardará y le dará vida, para que sea feliz en la tierra. No lo entregará a la voluntad de sus enemigos” (Versículo 2).
Por Usted mismo puede comprobar que esa cita no es profética y tampoco la otra.
Otra vez no hay profecía que se cumpla en Jesús.

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Coman mi cuerpo, beban mi sangre 26. 26 Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo". 27 Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella, 28 porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados. 29 Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre".

(Sobre Mt 26:26-29) Jesús invita a sus discípulos a participar de su última cena. Este momento es rememorado por la mayoría de las comunidades cristianas pues se trata de una ceremonia instituida por el propio Jesús, conforme lo relatado por los evangelios y también por el discípulo Pablo en 1 Corintios 11:23-26: “Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: "Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí". Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí". Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga”.
Este pasaje y su ceremonia ocultan, tras su carga emotiva, la instauración de un ritual totalmente ajeno al AT: Se invita a los seguidores de Jesús a participar de comer su carne (representada en el pan) y beber su sangre (representada en el vino).
Cualquier forma de antropofagia (comer carne humana o su sangre), aunque sólo sea a través de un ritual simbólico, está condenada por el Dios Yavé en la Biblia: “Este será un estatuto perpetuo a través de vuestras generaciones. En cualquier lugar que habitéis, no comeréis nada de sebo ni nada de sangre" (Levítico 3:17). Vea también 1 Crónicas 11:19 donde David desiste de beber agua porque entendía que era como beber la sangre de aquellos que arriesgaron su vida para ir a buscarla. Y preste atención a todos los mandatos y enseñanzas del AT sobre el particular y comprenderá que es imposible que se apoye un ritual como el descripto.
Muchas comunidades cristianas celebran periódicamente esta Pascua de Jesús con su ritual. En algunos casos todos participan del pan y el vino. En otros, sólo los elegidos pueden acceder a comer “el cuerpo y beber la sangre de Jesús”, conforme los impulsaría un supuesto llamado interior de Dios. Si tenemos en cuenta el alto grado de valor de verdad que tienen, para los partícipes en estas ceremonias, su pan y su vino “sagrados”, que simbólicamente se convierten en la carne y la sangre de Jesús, debemos reconocer (y aún ellos mismos) que están participando de un ágape donde son ingeridas sangre y carne humanas. Seguramente ninguna de estas personas comería ni siquiera un minúsculo trozo de carne ni bebería unas gotas de sangre si supiera que son de origen humano. Todos coincidirán en que el canibalismo es una práctica horrenda presente en algunos grupos indígenas aislados. Sin embargo, se realiza este ritual que, aún bajo el hecho de que se trate de una mera representación, no está excluido de ser un acto de canibalismo simbólico.
Algunas comunidades sostienen, inclusive, que el pan y el vino se convierten realmente en el cuerpo y la sangre de Jesús. Esto no nos debe sorprender dado que el propio Pablo, conocido como el apóstol de los gentiles (los no judíos), convoca a esa creencia al afirmar: “Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, cada uno debe examinar su propia conciencia antes de comer del pan y beber de la copa. Porque si come y bebe sin fijarse en que se trata del cuerpo del Señor, para su propio castigo come y bebe” (1 Corintios 11:27-29).
Como ya señalé, en la Biblia se establece claramente: "Este será un estatuto perpetuo a través de vuestras generaciones. En cualquier lugar que habitéis, no comeréis nada de sebo ni nada de sangre" (Levítico 3:17). Si está expresamente prohibido ingerir sangre de cualquier tipo, y también se advierte sobre no comer nada de sebo: ¿Cree Usted que comer carne humana estará aprobado?, ¿Cree Usted que el mesías bíblico invitaría a sus seguidores a realizar una ceremonia de esas características?.

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Ovejas dispersadas 26. 30 Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos. 31 Entonces Jesús les dijo: "Esta misma noche, ustedes se van a escandalizar a causa de mí. Porque dice la Escritura: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.

(Sobre Mt 26:30-31) La profecía aludida se encuentra en Zacarías 13:7.
Para ver si se aplica en el sentido que pretende darle el propio Jesús, como aludiendo a la dispersión de sus discípulos, será provechoso leer más que sólo ese párrafo.
La profecía completa dice así: “Levántate, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre compañero mío, dice Yavé de los Ejércitos. Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños. Y acontecerá en toda la tierra, dice Yavé, que las dos partes serán exterminadas en ella, y se perderán. Pero una tercera parte quedará viva en ella. Y meteré a aquel tercio en el fuego; los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Ellos invocarán mi nombre, y yo les escucharé. Yo diré: 'Pueblo mío!'; y él dirá: 'Yavé es mi Dios!' “ (Zacarías 13:7-9).
Es evidente que el profeta está hablando de otra cosa muy distinta que de la simple disgregación de un reducido grupo de discípulos ocurrida en una noche, ante la captura de su líder.
Todo parece indicar que hace referencia a una guerra futura. Véase que el capítulo 14 de Zacarías (el que sigue inmediatamente), comienza diciendo: “He aquí que viene el día de Yavé, y tus despojos serán repartidos en medio de ti. Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad" (14:1-2).
Con lo expuesto podemos deducir que el pastor al que hace referencia representaría a un gobernante o militar judío de relevancia. También es fácilmente reconocible que, tras la eliminación de este sujeto, comenzaría un período de guerras que culminaría con la sóla supervivencia de una tercera parte del pueblo judío transformado, luego de pasar por ello, en un pueblo fiel al Dios Yavé.
La versión Nácar Colunga, comenta respecto al capítulo 14 que se trata de un escrito de carácter escatológico y por lo tanto oscuro. La Biblia de Estudio, Dios habla hoy, referencia que la segunda mitad del libro de Zacarías, según los eruditos habría sido compuesta alrededor del –330. Conclusión: No hay nada claro. Pero aunque no sepamos a qué suceso se apunta, si es claro que el profeta no habla de Jesús en absoluto.
Nuevamente, no hay profecía.

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Si es posible, que pase lejos 26. 39 Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"... 42 Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad"... 44 Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

(Sobre Mt 26:39-44) En la Biblia los nombres: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón, Elías, Eliseo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, están asociados a “hombres” caracterizados por ser fieles al servicio de Dios y exponer sus vidas para cumplir con sus misiones.
Desde un análisis objetivo se puede deducir que el mesías bíblico debía tener la misma predisposición de ánimo, sin temor a la oposición y los riesgos, y conciencia de obligación para con Dios. Si los profetas del pasado fueron fieles y no titubearon, es de esperar al menos igual predisposición de ánimo en el mesías.
¿La encuentra Usted en este pasaje de los evangelios?.

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Ante Pilato 27. 1 Cuando amaneció, todos los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jesús. 2 Después de haberlo atado, lo llevaron ante Pilato, el gobernador, y se lo entregaron. 3 Judas, el que lo entregó, viendo que Jesús había sido condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: "He pecado, entregando sangre inocente". Ellos respondieron: "¿Qué nos importa? Es asunto tuyo". 5 Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, salió y se ahorcó. 6 Los sumos sacerdotes, juntando el dinero, dijeron: "No está permitido ponerlo en el tesoro, porque es precio de sangre". 7 Después de deliberar, compraron con él un campo, llamado "del alfarero", para sepultar a los extranjeros. 8 Por esta razón se lo llama hasta el día de hoy "Campo de sangre". 9 Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías: Y ellos recogieron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue tasado aquel a quien pusieron precio los israelitas. 10 Con el dinero se compró el "Campo del alfarero", como el Señor me lo había ordenado.

(Sobre Mt 27:1-10) Se deben resaltar dos elementos.
Uno de ellos es que sólo el evangelista Mateo habla de un suicidio de Judas, ahorcándose por estar lleno de remordimientos.
Parecería que esto no fue así dado que, según palabras del apóstol Pedro: "Acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús; porque era contado con nosotros y tuvo parte en este ministerio. Este, pues, adquirió un campo con el pago de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por en medio, y todas sus entrañas se derramaron. Y esto llegó a ser conocido por todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo fue llamado en su lengua Acéldama, que quiere decir Campo de Sangre”. (Hechos 1:16-19). Sin duda está hablando del mismo individuo y es claro que Pedro no señala ningún grado de remordimiento interior en Judas; muy por el contrario informa que, lejos de devolver el dinero, con éste compró un campo, y que posteriormente murió, no suicidándose sino por alguna circunstancia accidental que no queda clara.
Con este hecho presente podemos pasar al segundo elemento que es la invocación de Mateo de que aquella traición se produjo para que se cumpliera una profecía bíblica. La misma no se encuentra en Jeremías sino en Zacarías, en su relato de los dos pastores. El relato sobre las monedas descripto allí es opuesto al que alude Mateo: Las treinta monedas son echadas al tesoro del templo en Zacarías y en Mateo se considera “no lícito” hacer eso; tampoco implican el precio por una traición y, menos aun, por la entrega de un hombre.

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Que su sangre caiga sobre nosotros 27. 24 Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: "Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes". 25 Y todo el pueblo respondió: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos".

(Sobre Mt 27:24-25) Este párrafo, indirectamente, responsabiliza al pueblo judío, de su propia suerte en la guerra contra los romanos encabezados por Tito, que culminó en el año 70. Esto sería el fruto de no haber reconocido a Jesús.
Cualquiera que lea sobre los terribles hechos que acontecieron en esa guerra, que implicaron: matanza, destrucción del Templo y dispersión de la comunidad judía, y que los asocie con la sentencia que el evangelio atribuye al propio pueblo: “Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”, no puede menos que relacionarlo como a una forma profética. Sin embargo, sabemos que esto no fue así. Se trata de un recurso literario para acentuar el contenido general del relato.

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Elí, Elí 27. 45 Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. 46 Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: "Elí, Elí, lama sabactani", que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

(Sobre Mt 27:45-46) Ver Sobre Mt 26:39-44.

Muchos...resucitaron 27. 50 Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu. 51 Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron 52 y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron 53 y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente.

(Sobre Mt 27:50-53) Sólo Mateo relata la resurrección de algunos muertos. Cabría preguntar: ¿Cómo es posible que un hecho tan significativo y espectacular (muertos que vuelven a la vida, entran en la Ciudad Santa y se aparecen a mucha gente) haya pasado por la historia y sólo un hombre, Mateo, haya escrito sobre ello?. ¿Por qué ni judíos ni romanos guardaron algún registro de aquel hecho?. ¿Por qué ni siquiera hay registro de un temblor?.
Seguramente no es necesario dar la respuesta.

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Bauticen en el nombre 28. 18 Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".

(Sobre Mt 28:18-20) Ya vimos que el bautismo no es una práctica bíblica (Ver Sobre Mt 3:13-17).
Aquí se añade la disposición de hacerlo en nombre de tres personas o entidades bien diferenciadas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En esta inclusión, por lo específica y lo ajena a las creencias judías de la época de Jesús, se hace evidente su carácter de agregado, muy posterior al tiempo del relato.
Con esto se buscó afianzar la tradición de la Santísima Trinidad, hecho que tampoco tiene sustento bíblico (Ver Sobre Mt 2:3-6 parte final).


M A R C O S


La buena noticia 1. 1 Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.

(Sobre Mr 1:1) Las primeras palabras del evangelio de Marcos nos muestran claramente cuál es la intención del autor: Dejar establecido, desde el principio, que va a hablar de Jesús, que sería el mesías esperado e Hijo de Dios.
Estas afirmaciones se repetirán, de distinta forma, a lo largo de su relato.

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Mi hijo 1. 11 ...Y una voz desde el cielo dijo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección".

(Sobre Mr 1:11) Aquí, luego del bautismo, Dios mismo toma intervención directa. Según la narración, al salir del agua el Espíritu Santo, en forma de paloma bajó sobre Jesús y, a continuación se escuchó la voz de Dios afirmando que ese era su hijo que, según la versión Biblia de Estudio Dios habla hoy, también puede entenderse como mi único Hijo.
Según el propio Marcos, cuando Juan el Bautista predicaba y bautizaba, todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírlo; confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán (Mr 1:5). A mí, como seguramente a todos los que lo leen, y hasta a aquellos que lo han expuesto a través de un filme cinematográfico, les resulta obvio imaginar que en el bautismo de Jesús debió de haber una importante cantidad de gente con él o a su alrededor, parte de “todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén”. Es sorprendente, y si hubiera sido cierto habría resultado alarmante, que nadie haya escuchado la voz del mismísimo Dios.

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Tiempo cumplido 1. 15 "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".

(Sobre Mr 1:15) Conforme el relato de Marcos, estas son las primeras palabras pronunciadas por Jesús.
“El tiempo se ha cumplido”; otros traducen: “Ya se cumplió el plazo señalado” o “Cumplido es el tiempo”. Como sea, todo aquello sería el equivalente a decir: “Bueno, señores, se acabó; hasta aquí llegamos. Ahora tendrán que vérselas con Dios”.
Primeras palabras, primera afirmación. Dos mil años y aquello no se cumplió.

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Santo de Dios 1. 23 Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; 24 "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios".

(Sobre Mr 1:23-24) “Sé quien eres”. Otra de las distintas formas con las que el autor del relato pretende demostrar el carácter divino de Jesús. Ver Sobre Mr 1:1.

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Rotura grande 2. 21 Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.

(Sobre Mr 2:21) Pudimos ver como muchas de las supuestas “nuevas leyes o mandatos” de Jesús, no son en absoluto novedosas. Se trata de expresiones renovadas de lo anterior; otras son consejos que podrían considerarse nocivos para sostener una sociedad sana (recordemos la recomendación de “no resistir al mal”); finalmente otras se sostienen en afirmaciones falaces (recordemos cuando se asegura que el AT dice: “odiarás a tu enemigo”).
Pero de esta forma queda confirmada la enunciación de este párrafo de Marcos. Al incorporarse a la Biblia este género nuevo o Nuevo Testamento, se logró desgarrar el género viejo o Antiguo Testamento. Es decir, hacer que una gran mayoría deje de lado aquel para aferrarse a éste.
Es obvio que, conforme lo expresado por Yavé mismo, esto nunca lo hubiera aprobado porque leemos: “Yo, Yavé, no cambio” (Malaquías 3:6).

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Espíritus impuros 3. 11 Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". 12 Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

(Sobre Mr 3:11-12) Se reitera el mecanismo de Marcos 1:1 y 1:23,24.

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Blasfemar contra el espíritu 3. 28 Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran. 29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre". 30 Jesús dijo esto porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".

(Sobre Mr 3:28-30) Como pudimos observar en Mateo, se maldice todo aquello que vaya contra la nueva fe. Se lo hace advirtiendo a los fieles las distintas formas que puede tomar esa transgresión. Aquí, por ejemplo, se trataría de una ofensa hacia el espíritu santo.
En otras palabras Jesús prohibe las ideologías adversas. Todas ellas serán consideradas traidoras o aliadas del demonio.
A todas luces, se trata de un panorama de alta intolerancia con el que muy pocos podrían estar, seriamente, de acuerdo.

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Duda en doce 4. 11 Cuando estuvo solo, los que estaban alrededor de él junto con los doce le preguntaban en cuanto a las parábolas... 13 Luego les dijo: "¿No comprendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?

(Sobre Mr 4:11,13) En este pasaje se observa la duda, del propio Jesús, sobre las posibilidades de entendimiento de sus seguidores. También se advierte (como puede apreciarse en los otros evangelios), que sus adeptos, en reiteradas ocasiones, necesitan que les explique lo que enseña. (Véase sobre Mr 4:40-41).

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Sí, todo se sabrá 4. 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido, sino para que salga en claro. 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga."

(Sobre Mr 4:22) Con relación a este párrafo quiero decir que esa es la intención de este trabajo mío: Que la verdad sea conocida por todos, para que todos puedan elegir a voluntad pero conscientes de lo que eligen. Espero que haya muchos oídos dispuestos a escuchar serenamente; muchos ojos dispuestos a leer sin ansiedad y criteriosamente; muchas bocas para contarse esto los unos a los otros.

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Cuestión de fe 4. 40 Y les dijo: --¿Por qué estáis miedosos? ¿Todavía no tenéis fe? 41 Ellos temieron con gran temor y se decían el uno al otro: --Entonces, ¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

(Sobre Mr 4:40-41) “¿Todavía no tenéis fe?”. Me pregunto, dada la ya advertida dificultad para el análisis objetivo por parte de los discípulos: ¿Todo se soluciona y esclarece con sostener una fe ciega en alguien que se presenta a si mismo como un ser especial?.
“Se decían el uno al otro... ¿Quién es este...?”. Reconocemos aquí que los discípulos no sólo no entendían sus mensajes. También se hace manifiesto que lo seguían por la mera fascinación que su persona habría ejercido sobre ellos. En absoluto estaban convencidos (ni muy preocupados aparentemente) de que fuera el mesías esperado.
Es raro que un movimiento religioso (de origen judío) no haya tenido presente desde el mismísimo inicio de su gestación la idea de que su líder era el mesías esperado.

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Sobre las comidas limpias 7. 18 Y les dijo: -¿Así que también vosotros carecéis de entendimiento? ¿No comprendéis que nada de lo que entra en el hombre desde fuera le puede contaminar? 19 Porque no entra en su corazón sino en su estómago, y sale a la letrina. Así declaró limpias todas las comidas. 20 Y decía: --Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.

(Sobre Mr 7:18-20) En el capítulo 11 de Levítico y en el 14 de Deuteronomio, según el relato bíblico, “el Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo: digan a los israelitas...” “no coman nada impuro. Esta es la lista de los animales...” (Lv 11:1,2; Dt 14:3,4).
Como tantas otras cosas de la Ley de Moisés, la discriminación ó separación de los alimentos entre puros e impuros, es un mandato dado a los israelitas a perpetuidad. Hasta el día de hoy los judíos observantes cumplen con esta disposición.
El mesías prometido por la Biblia nunca aboliría las leyes de Moisés. Antes, más bien, proclamaría la universalidad de las mismas.
Esta declaración de limpieza de todos los alimentos (contraponiéndose al mandato bíblico) es otro motivo para que los judíos no lo consideren el mesías esperado. Y con ello otra prueba más de que Jesús, por mucha buena voluntad que se ponga, no cumple con los requerimientos esperados del mesías conforme el AT.

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No gustarán la muerte 9. 1 También les dijo: --De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que hayan visto que el reino de Dios ha venido con poder.

(Sobre Mr 9:1) Ya fue analizado en Mateo 24:1-39, el incumplimiento de las profecías atribuidas a Jesús.
En este pasaje de Marcos observamos, sin ningún lugar a debate, la certeza expresada sobre que “algunos de los allí presentes no morirían hasta haber visto venir el reino de Dios con poder”.
Dos mil años pasados y millones de tumbas hasta hoy, atestiguan que “el poder de Dios” no se manifestó desde aquel momento y hasta ahora.
Se pueden encontrar muchas explicaciones evasivas. Pero no se puede evadir la verdad ante un texto tan simple y claro.
Dios no puede fallar.
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Sólo con creer 9. 22 Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos! 23 Jesús le dijo: --¿"Si puedes..."? ­Al que cree todo le es posible! 24 Inmediatamente el padre del muchacho clamó diciendo: --­Creo! ­Ayuda mi incredulidad!

(Sobre Mr 9:22-24) Se invita (como es costumbre) a creer. No se insiste ni se fomenta el sustento en la razón o, al menos, una pequeña investigación como la presente. Se ofrece sujetar todo a la fe. A partir de allí es difícil acariciar la esperanza de una sociedad con espíritu crítico, equilibrio y deseo de verdad.

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Sólo con oración 9. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: --¿Por qué no pudimos echarlo fuera nosotros? 29 Él les dijo: --Este género con nada puede salir, sino con oración.

(Sobre Mr 9:28-29) Leímos en el párrafo anterior: “¡Al que cree todo le es posible!”. Advertimos en este otro que a esa consigna a veces debe sumársele la práctica previa de la oración. O sea: En algunas ocasiones la fe es insuficiente.

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Sin oposición no hay problema 9. 39 Pero Jesús dijo: --No se lo prohibáis, porque nadie que haga milagros en mi nombre podrá después hablar mal de mí. 40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

(Sobre Mr 9:39-40) De acuerdo a las palabras del relato queda claro que, más allá de la recurrente mención de amar al prójimo, si no se piensa igual a Jesús se es opositor.

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Primero el Cesar 12. 14 Y viniendo le dijeron: --Maestro, sabemos que eres hombre de verdad y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo al César, o no? ¿Daremos o no daremos? 15 Entonces él, como entendió la hipocresía de ellos, les dijo: --¿Por qué me probáis? Traedme un denario para que lo vea. 16 Se lo trajeron, y él les dijo: --¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le dijeron: --Del César. 17 Entonces Jesús les dijo: --Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.

(Sobre Mr 12:14-17) Obsérvese que, como en tantas otras ocasiones, Jesús no contesta lo que le preguntan. Se le preguntó sobre la justicia o la legitimidad del pago del tributo (véase nota sobre Lucas 18:10-14, primera parte). Ante ello expone un razonamiento más apropiado a un niño que a un sabio: las monedas son de aquel cuyo rostro viene impreso en ellas.
¿Daría usted su propio dinero a un vecino porque el retrato de él se encuentra en el billete? ó: ¿Sería complaciente en abonarle algún valor de carácter abusivo?.
“Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, es la frase que cualquiera podría esperar, tan sólo, del mismísimo Cesar.

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No pasará esta generación 13. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

(Sobre Mr 13:29-31) Se reiteran profecías que se cumplirían en ese momento para “esa generación”. Creo que hemos dicho suficiente hasta aquí sobre el particular.

Señal identificatoria 14. 44 El que le entregaba les había dado señal diciendo: "Al que yo bese, ése es. Prendedle y llevadle con seguridad."

(Sobre Mr 14:44) Este texto concuerda con Mateo 26:48. Ambos indican que Judas pacta una señal con los encargados del arresto: “Al que yo bese, ese es...”. Es poco aceptable la escena, dado que tratándose de un hombre al que se presenta en los evangelios como muy popular, se hace innecesario el beso identificador. Ni siquiera la circunstancia de que se trate de un episodio nocturno apoya la contraseña, pues el uso de antorchas hace reconocible cualquier rostro que goce de cierta celebridad.
Podría asegurarse que el autor del evangelio de Juan, advirtiendo la inconsistencia del relato, presenta una versión de los hechos más creíble: “Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de acontecer, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le contestaron: A Jesús de Nazaret. Les dijo Jesús: Yo soy. Estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo, "Yo soy", volvieron atrás y cayeron a tierra. Les preguntó, pues, de nuevo: ¿A quién buscáis?. Ellos dijeron: A Jesús de Nazaret. Jesús respondió: Os dije que yo soy. Pues si a mí me buscáis, dejad ir a éstos” (Juan 18:4-8). Para este autor, el traidor Judas habría tenido, solamente, la misión de conducir a los soldados hasta el lugar donde se encontraba su maestro.

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Desconcierto increible14. 55 Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a muerte; pero no lo hallaban. 56 Porque muchos daban falso testimonio contra Jesús, pero sus testimonios no concordaban. 57 Entonces se levantaron unos, y dieron falso testimonio contra él diciendo: 58 --Nosotros le oímos decir: "Yo derribaré este templo que ha sido hecho con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos." 59 Pero ni aun así concordaba el testimonio de ellos.

(Sobre Mr 14:55-59) Todos los evangelios nos relatan que: los maestros de la ley, los sacerdotes, los fariseos, buscaban la forma de poder arrestarlo, tramaban su muerte, etc. (ver Lucas 19:47, Mateo 27:18, Marcos 15:10, Juan 5:18; 7:1; 10:31; 11:8; 11:53; 18:14; 19:7; 5:16; 7:11; 11:54; 5:16; 7:13; 9:22; 19:38; 20:19; 18:12, y si desea relea Sobre Mateo 10:17,18).
No puede caber duda alguna respecto a que, suponiendo una actividad misionera mínima de un año, eso resulta tiempo suficiente para preparar múltiples ardides y ponerse de acuerdo.
Si, como mencionan los evangelios, tanta preocupación despertaba a la comunidad religiosa judía la actividad de Jesús, es inaceptable que, tras haber conseguido su arresto tan planificado, no hubieran preparado las pruebas y, menos aún, que no concordaran entre ellos mismos.

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Sólo el que cree 16. 15 Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado.

(Sobre Mr 16:15,16) En 1999, la cantidad de personas pertenecientes a alguna comunidad cristiana alcanzó el 33 % del total de la población mundial.
La sentencia es terminante: sólo serán salvados los que creen en Jesús y se bautizan. Quedan condenadas a la muerte, de manera expresa, dos terceras partes de la humanidad.
¿Muestra esta sentencia el equilibrio, amor y comprensión, que tanta falta haría en cada uno de nosotros, y más aún en un enviado de Dios?.

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Señales 16. 17 Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, 18 tomarán serpientes en las manos, y si llegan a beber cosa venenosa, no les dañará. Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán."

(Sobre Mr 16:17-18) Si todo esto pudiera ser tomado como verdadero, no quepa duda, hasta hoy mismo estaríamos acompañados por seres excepcionalmente dotados, seguidores de Jesús.



L U C A S


Los pastores 2. 8 Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.

(Sobre Lc 2:8) El establecimiento del 25 de diciembre como fecha conmemorativa del nacimiento de Jesús, es el resultado de una determinación tomada por la iglesia entre fines del siglo III y comienzos del IV.
Tomando como verídico este pasaje de Lucas, vemos claramente que la fecha 25 de diciembre no se ajustaría a la realidad del relato.
Dice que “había pastores... que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños”. En Diciembre 25, en esta zona sur del hemisferio es verano. En Israel, para el mismo tiempo es época de grandes fríos, de heladas. Conclusión: O se equivoca Lucas al asegurar que los pastores dormían con sus rebaños en medio del campo (hecho imposible con tanto frío) , o el establecimiento del 25 de diciembre como fecha de nacimiento obedeció a razones estratégicas de evangelización en su momento.
Quizá haya tenido alguna injerencia el hecho de que el culto a Mitra era una práctica corriente en el imperio romano y, casualmente, el 25 de diciembre era su fecha de nacimiento.
Es interesante observar las notables coincidencias que existen entre algunas prácticas cristianas y las del “mitraísmo” que le antecedió varios siglos: festejo del natalicio el 25 de diciembre, adoración de los pastores, santificación del día domingo, ceremonia de la misa, bautismo y comunión, uso de agua bendita, creencia en la inmortalidad del alma, en la resurrección y en el juicio final,

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Se creía que era 3. 23 Al comenzar su ministerio, Jesús tenía como treinta años. Él era (según se creía) hijo de José.

(Sobre Lc 3:23) Puede ser interesante advertir dos circunstancias en este párrafo.
Primero que, como señala la versión Nácar Colunga, la cita: “Él era (según se creía) hijo de José”, implica la tácita afirmación de que no era hijo de José en virtud de que habría nacido como fruto de un milagro del espíritu santo.
Segundo, como fue señalado oportunamente, que, por la mismísima razón de no ser hijo natural de José, carece de sentido la copiosa nómina de antepasados de éste para asegurar que descendía de David.
Dándole valor de verdad a los relatos evangélicos, también se concluye que Jesús no descendía legítimamente de David, al no ser hijo de José.

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Ungido para muchas cosas 4. 17 Se le entregó el rollo del profeta Isaías; y cuando abrió el rollo, encontró el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos 19 y para proclamar el año agradable del Señor.

(Sobre Lc 4:17-19) La cita de Isaías que extracta el evangelista, corresponde al capítulo 61, versículos 1 y 2. Será bueno para muchos leer Isaías 61 completo. Podrá advertirse entonces que, si se hubiera transcripto en forma íntegra, pues la profecía abarca mayores pretensiones que las que se enuncian en esos dos versículos, hubiera quedado más claro que ninguna predicción se estaba cumpliendo en Jesús; y menos aún como mesías.
Tómese nota por ejemplo que en Isaías 61:5-6 dice: “Los extranjeros se pondrán a cuidar los rebaños, los campos y los viñedos de ustedes... ustedes disfrutarán de la riqueza de otras naciones”. El versículo 4: “Se reconstruirán las viejas ruinas”. El 2 y el 3: “Me ha enviado... a dar a los afligidos de Sión... perfume de alegría en vez de llanto”.
Tras leer esos pasajes proféticos, es bueno tener presente que, pocos decenios después de la fecha atribuida para la muerte de Jesús, en el año 70, los judíos sufrieron una de las peores masacres de su historia y la destrucción de su ciudad santa, Jerusalén, en manos de Tito.

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Justicia afuera 6. 37 "No juzguéis, y no seréis juzgados. No condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados.

(Sobre Lc 6:37) Nuevamente, como hemos apreciado en otros análisis, se invita a dejar las cosas como están. Se fomenta de manera indirecta la inacción frente a hechos nocivos.
Será más provechoso, atender a la verdad y a la justicia, juzgando con equilibrio y condenando las prácticas inhumanas.

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La duda del Bautista 7. 18 A Juan le informaron sus discípulos acerca de todas estas cosas. Entonces Juan llamó a dos de sus discípulos 19 y los envió al Señor, para preguntarle: "¿Eres tú aquel que ha de venir, o esperaremos a otro?"

(Sobre Lc 7:18-19) Según se cuenta en el capítulo 1 de Lucas, un ángel se apareció a Zacarías, padre de Juan el Bautista, y le informó que su esposa Elisabet, pese a su vejez, daría a luz un niño que estaría lleno de espíritu santo y presidiría al Señor. Allí mismo se dice que el niño, Juan, saltó de alegría en el mismísimo vientre de Elisabet reconociendo que era santo lo que habitaba en el vientre de María, a quien habían ido a visitar.
Mayores ya, tanto Juan como Jesús, según el versículo 22 del capítulo 3: “...el Espíritu Santo descendió sobre él (Jesús) en forma corporal, como paloma. Luego vino una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia". Esto sucedió durante el bautismo de Jesús por Juan, hijo de Zacarías y de Elisabet.
Según el evangelio de Juan 1:29-32 leemos del Bautista: “Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!. Este es aquel de quien dije: "Después de mí viene un hombre que ha llegado a ser antes de mí, porque era primero que yo." Yo no le conocía; pero para que él fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua. Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y posó sobre él”.
Ante tanta supuesta evidencia de origen divino: ¿Cómo se explica que Juan el Bautista envíe a dos emisarios a preguntarle a Jesús si él era el mesías esperado?.
Como vemos nada cierra como debiera.

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El otro milagro 9. 10 Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y él los tomó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Betsaida. 11 Pero al saberlo las multitudes, le siguieron; y él los recibió y les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de ser sanados. 12 El día comenzó a declinar, y los doce se acercaron a él y le dijeron: --Despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los campos de alrededor, y se alojen y hallen comida, porque aquí estamos en un lugar desierto. 13 Él les dijo: --Dadles vosotros de comer. Pero ellos dijeron: --No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo. 14 Porque eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: --Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno. 15 Y así lo hicieron, haciendo que todos se sentaran. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo. Luego los partió e iba dando a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente.17 Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.

(Sobre Lc 9:10-17) Dice el relato que cinco mil hombres comieron. Agrega Mateo que esto es “sin contar las mujeres y los niños” (Mt 14:21). Contabilizándolos a todos, tenemos que decir que no se está hablando de menos de diez mil personas que comieron pan y pescado y "se saciaron".
Estamos haciendo alusión a una cifra muy importante. Téngase presente que en un metro cuadrado pueden entrar dos personas sentadas. Esto nos lleva a imaginarnos un campo ocupado en no menos de cinco mil metros cuadrados, una superficie de cien metros por cincuenta metros.
Sin dudarlo: el cuadro es multitudinario e imponente. Cualquier curioso habría quedado sorprendido ante tamaña concentración de gente en aquella época. Muy especialmente, el ejército romano que debía custodiar esa región para evitar probables revueltas.
Sin embargo, por el relato de los cuatro evangelistas, podemos apreciar la falta de preocupación del ejército romano ante tan significativa conglomeración de seguidores de un profeta.

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¿Por qué no decirlo? 9. 18 Aconteció que, mientras él estaba orando aparte, sus discípulos estaban con él, y les preguntó diciendo: --¿Quién dice la gente que soy yo? 19 Respondiendo ellos dijeron: --Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado.20 Y les dijo: --Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Entonces Pedro respondiendo dijo: --El Cristo de Dios. 21 Pero él les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.

(Sobre Lc 9:18-21) Podemos apreciar tres elementos.
Uno de ellos es lo inexplicable de que Jesús, suponiéndolo el mesías y que “no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que había en el hombre”. (Juan 2:25) pregunte a sus discípulos, cuál era el criterio general en el pueblo y el particular de ellos respecto de quién era él.
Segundo, y esto más sujeto al campo de la realidad del momento, es manifiesta la importante cantidad de creencias mesiánicas que alimentaban el espíritu de la población de Israel en aquellos días.
Tercero, si hubiera sido el mesías: ¿Por qué no decirlo?.

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Pasaron sin verlo 9. 27 Y os digo, en verdad, que hay algunos de los que están aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios.

(Sobre Lc 9:27) Ya hemos leído antes afirmaciones categóricas, puestas en boca de Jesús que, como vimos, no se cumplieron.

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Obediencia o azotes 12. 43 Bienaventurado será aquel siervo a quien, cuando su señor venga, le encuentre haciéndolo así... 47 Porque aquel siervo que entendió la voluntad de su señor y no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.

(Sobre Lc 12:43-47) Resulta extraño imaginar a un mesías que vendría a liberar a Israel y traer bienestar al resto de la humanidad, hablar de “siervos” y de “señores” y de recibir “muchos azotes”, con natural aceptación de esas condiciones sociales y metodológicas. Tampoco aquí se observa algo realmente nuevo ni transformador en el mensaje de Jesús.

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Unos contra otros 12. 51 ¿Pensáis que he venido a dar paz en la tierra? Os digo que no, sino a causar división! 52 Porque de aquí en adelante cinco en una casa estarán divididos: tres contra dos y dos contra tres. 53 El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.

(Sobre Lc 12:51-53) Al presente párrafo podemos sumarle la cita vinculada a ello que proporciona Mateo: "El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir” (Mateo 10:21).
Resulta incompatible la misión de amor y redención del Mesías con esta tácita incitación de Jesús a mantener la fe al enorme precio de oponerse duramente a los padres y hermanos carnales.

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Hacer por un premio 14. 13 Pero cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos. 14 Y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden retribuir, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

(Sobre Lc 14:13-14) Lejos de invitar a la gente a ayudar a los que lo necesitan por la mera justicia que ello implica, se insta a realizar las acciones por interés a un supuesto galardón.

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Un ejemplo inaceptable 16. 8 Y el señor elogió al mayordomo injusto porque actuó sagazmente, pues los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz. 9 Y yo os digo: Con las riquezas injustas ganaos amigos para que cuando éstas lleguen a faltar, ellos os reciban en las moradas eternas.

(Sobre Lc 16:8-9) En esta parábola, conocida como “Del mayordomo astuto” (versículos 1 al 9), se elogia la habilidad para el engaño, el fraude y la deslealtad, de un individuo hacia otro.
Es tan falto de ética que con razón la Biblia de Estudio Dios habla hoy dice en su comentario: “Esta parábola ha dado lugar a problemas de interpretación, a causa de la conducta del mayordomo...”.
Debo decir que lo enjuiciable de la parábola no sólo es “la conducta del mayordomo” sino más bien el modelo de astucia que, por intermedio de la conducta del mayordomo, propone Jesús.

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Abraham en el cielo16. 22 "Aconteció que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico, y fue sepultado. 23 Y en el Hades, estando en tormentos, alzó sus ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: 'Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

(Sobre Lc 16:22-24) En este párrafo encontramos la palabra “hades”. Con esto se hace alusión indirecta a un dios griego de igual nombre, sólo en función del territorio que tenía asignado a su custodia: el mundo subterráneo o mundo de los muertos. A su vez esto esta vinculado a la palabra hebrea “seol”, que se aplica a una idea similar.
Este término (hades) está insertado por los redactores del Nuevo Testamento al efecto de mantener clara cuál era la idea sobre los muertos en época de la narración y, por supuesto, la del propio Jesús: que había una forma de vida después de la muerte.
Esto se reafirma cuando se observa en el actual Credo cristiano, que nace del llamado Credo de los Apóstoles, de los primeros siglos, que Jesús “descendió a los infiernos”. Esa porción del credo se la explica como la prédica de Jesús a los muertos que había allí (para esa época el infierno no era un lugar de tormento sino al igual que el seol judío y el hades griego, un lugar de los muertos).
Un hecho llamativo en la parábola es que los muertos “buenos” están con Abraham. Pocos siglos después del nacimiento del cristianismo, pasaron a estar con el apóstol Pedro.

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Judíos sordos 16. 31 Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos."

(Sobre Lc 16:31) Aquí la frase: “Si no escuchan a Moisés y los profetas...” apunta expresamente a los judíos, ya que hace referencia a los libros que componen el llamado AT, particular patrimonio de ese pueblo.
En tal sentido, la cita tiene una forma solapada de condenar a los judíos por no reconocer en Jesús al mesías, siendo que (según esa cita) Moisés y los Profetas lo anunciarían.
El lector advertirá, a esta altura, la correcta interpretación sobre las profecías mesiánicas, que ha llevado a los judíos a ver en Jesús un falso mesías. Muchos de los análisis y razonamientos expuestos en este trabajo aparecen también en el pensamiento judío con relación a Jesús.
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Prepara y sírveme 17. 7 ¿Y quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta, al volver éste del campo, le dirá: "Pasa, siéntate a la mesa?” 8 Más bien, le dirá: "Prepara para que yo cene. Cíñete y sírveme hasta que yo haya comido y bebido. Después de eso, come y bebe tú." 9 ¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido mandado? 10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Siervos inútiles somos; porque sólo hicimos lo que debíamos hacer."

(Sobre Lc 17:7-10) En este relato, como en otros que hacen referencia al servilismo, se toma especial cuidado de no esgrimir ninguna idea que pueda interpretarse como una incitación a la igualdad entre los hombres o a la abolición de la esclavitud.
Algo extraño puesto en boca de un pretendido enviado de Dios.

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Nueve judíos y un samaritano 17. 11Aconteció que yendo a Jerusalén, pasaba por Samaria y Galilea. 12 Cuando entró en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz diciendo: - Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: - Id, mostraos a los sacerdotes. Aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15 Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió glorificando a Dios en alta voz. 16 Y se postró sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era samaritano. 17 Respondiendo Jesús dijo: --¿No eran diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quién volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? 19 --Y le dijo--: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

(Sobre Lc 17:11-19) Samaria fue la antigua capital del reino de Israel. Estamos hablando, al menos, de un pueblo de origen judío, parte de la historia de Israel.
Jesús califica al samaritano de “extranjero”. Ya en Mateo 10:5 se puede leer la discriminación: “A estos doce los envió Jesús, dándoles instrucciones diciendo: "No vayáis por los caminos de los gentiles, ni entréis en las ciudades de los samaritanos”.
Se aprecia que no es universalista la visión de Jesús.

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El fariseo y el publicano 18. 10 "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; y el otro, publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: 'Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano. 12 Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.' 13 Pero el publicano, de pie a cierta distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: 'Dios, sé propicio a mí, que soy pecador.' 14 Os digo que éste descendió a casa justificado en lugar del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

(Sobre Lc 18:10-14) ¿Quiénes eran los publicanos?. En algunas Biblias se reemplaza esa palabra por “recaudadores de impuestos”.
Para entender mejor sobre qué clase de personas está hablando el relato, quizá sea provechoso conocer esa forma de ingresos en el Imperio Romano.
Por razones de organización y de necesidad de fondos Roma requería fuertes aportes de dinero. Los hombres pertenecientes a las clases altas (ricos comerciantes) adelantaban dinero al imperio y a cambio se les otorgaba territorios del dominio sobre los cuales efectuarían la recaudación de impuestos. Con esta metodología, quienes habían facilitado el dinero lograban recuperarlo y cuanto más recaudaban mayor era su ganancia por ese adelanto. Resumiendo: daban dinero a cambio de recuperarlo recaudando impuestos sobre territorios dominados; el sobrante era la ganancia.
A esta clase de “prestamistas”, nada les interesaba el dolor y la miseria en la que sumían a cientos de miles de familias. Para su objetivo utilizaban gente de un alto grado de servilismo: los publicanos. Estos últimos trabajaban por la seguridad del sustento y mantenerse bien vistos por los señores. Solían ser nativos, compatriotas, que conocían el pueblo y sus habitantes.
En este punto será conveniente reflexionar, ponernos dentro de ese marco de situación, y nos daremos cuenta que estamos hablando de personas dignas del mayor de los repudios.
¿Quiénes eran los fariseos?. Como definición: se trata de un grupo religioso que sostenía la necesidad de sujetarse a la Ley de Moisés, mantener las tradiciones y resistir toda influencia ideológica externa. Surgieron entre el -167 y el –160 apoyando a los macabeos en su lucha contra Antíoco IV. Se los conocía con el nombre de “hasidim” y pasaron a llamarse fariseos a partir de –100 aproximadamente.
El maestro judío Hillel, que vivió entre el –70 y el 10, pertenecía al grupo de los fariseos. A él pertenece lo siguiente: “Lo que te es odioso, no se lo hagas a otro; he ahí la Ley, el resto sólo es su comentario”. Sin duda esta cita le recuerda a otra que se habría dicho, al menos, 20 años después: “Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes, porque en eso se resumen la Ley y los profetas” (Mt 7:12).
En los Hechos de los Apóstoles leemos: “Entonces se levantó en el Sanedrín cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, honrado por todo el pueblo... En el presente caso, os digo: Apartaos de estos hombres y dejadles ir. Porque si este consejo o esta obra es de los hombres, será destruida. Pero si es de Dios, no podréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios!” (5:34,38,39). Sí, estaba invitando al Sanedrín a dejar en libertad a los primeros cristianos.
También leemos en los Hechos: “Soy un hombre judío, nacido en Tarso de Cilicia pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la estricta observancia de la ley de nuestros padres, siendo celoso de Dios como lo sois todos vosotros hoy” (23:3). Sí, esa frase está atribuida al apóstol Pablo.
Gamaliel era nieto de Hillel.
En el comentario a Hechos 5:34 del Nuevo Testamento, Edición Pastoral, puede leerse: “...era uno de los más famosos maestros de la Ley. El grupo que le seguía era, en la religión judía, el que más se preocupaba por una fe sincera y una religión que nace del corazón”.
Los fariseos son los mismos que en Lucas 13:31 se solidarizan con Jesús advirtiéndole: “Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar”.
Indudablemente, los fariseos gozaban de buena fama y eran respetuosos de la fe y del prójimo. Fue gracias a su celo religioso que, años después de la destrucción del templo, al ser obligada la población judía al absoluto destierro de Israel, se mantuvo latente la práctica de la fe y la identidad judía, mas allá de la dispersión.
Volviendo al texto de Lucas que nos ocupa y contando con un conocimiento un poco más amplio sobre quienes eran los publicanos y quienes los fariseos: ¿No resulta inaceptable o, mínimamente, desafortunado el modelo propuesto por Jesús?; ¿Es mejor un deshumanizado recolector de impuestos abusivos que un respetable religioso?.
En muchas cosas se pone de relieve en los Evangelios que no se muestra a ningún enviado de Dios.

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Degollar a los enemigos 19. 12 Dijo, pues: "Cierto hombre de noble estirpe partió a un país lejano para recibir un reino y volver. 13 Entonces llamó a diez siervos suyos y les dio diez minas, diciéndoles: 'Negociad hasta que yo venga.'... 15 "Aconteció que cuando él volvió después de haber tomado el reino, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían negociado. 16 Vino el primero y dijo: 'Señor, tu mina ha producido diez minas.'... 18 Vino el segundo y dijo: 'Señor, tu mina ha hecho cinco minas.'... 20 Y vino otro y dijo: 'Señor, he aquí tu mina, la cual he guardado en un pañuelo. 21 Porque tuve miedo de ti, que eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste y cosechas lo que no sembraste.' 22 Entonces él le dijo: 'Mal siervo, por tu boca te juzgo! Sabías que yo soy hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré... 24 Y dijo a los que estaban presentes: 'Quitadle la mina y dadla al que tiene diez minas'. 25 Ellos le dijeron: 'Señor, él ya tiene diez minas.' 26 El respondió: 'Pues yo os digo que a todo el que tiene, le será dado; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 27 Pero, en cuanto a aquellos enemigos míos que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.'"

(Sobre Lc 19:12-27) Esta parábola se conoce con el nombre: “De las diez monedas”. Nos habla de siervos (esclavos) y de un amo que es hecho rey, tiene por costumbre tomar lo que no pone y cosechar lo que no siembra, y gusta de ver degollar a sus enemigos delante de sus narices.
Como bien comentan algunas versiones esta parábola pretende representar la venida de Jesús y el juicio.
Ante la escena que nos pinta la parábola debemos preguntarnos: ¿quién fue que dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11:29).

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La viña será de otro 20. 14 Pero los labradores, al verle, razonaron entre sí diciendo: "Este es el heredero. Matémosle, para que la heredad sea nuestra." 15 Y echándole fuera de la viña, le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? 16 Vendrá y destruirá a estos labradores y dará su viña a otros.

(Sobre Lc 20:14-16) Ya analizamos parcialmente este relato en Mateo 21:33-43 (reiterado en Marcos en 12:1-9). Deteniéndonos en este pequeño fragmento concordante con ellos, podemos darnos cuenta de cuál era la explicación o justificación que los cristianos daban acerca del por qué de la destrucción de Israel en el año 70. También del por qué eran ellos ahora el nuevo pueblo elegido.
Con esta funesta parábola se explica el exterminio de judíos para que el cristianismo herede el galardón de elegido, a la vez que se consigue justificar al Imperio Romano transformándolo en brazo ejecutor de una supuesta voluntad divina.
No es casual que esta parábola, en los tres evangelios sinópticos, esté insertada poco antes de poner en boca de Jesús: “Llegará el tiempo en que de todo lo que ustedes admiran aquí no quedará piedra sobre piedra; todo será destruido” (Lc 21:6, Mt 24:2, Mr 13:2).

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Un pedido especial 22. 31 Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.

(Sobre Lc 22:31) A la luz de esta cita, no es alocado deducir una macabra enseñanza: indudablemente, como en la política humana, en el manejo celestial de las cosas y las personas se realizarían acuerdos entre bandos opuestos con objetivos cuya razón está vedada al común de los individuos afectados por ellos.

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El momento de las burlas 22. 63 Los hombres que tenían bajo custodia a Jesús se burlaban de él y le golpeaban. 64 Y cubriéndole le preguntaban diciendo: -¡Profetiza! ¿Quién es el que te golpeó? 65 Y le decían otras muchas cosas, injuriándole.

(Sobre Lc 22:63-65) Aquí, en Lucas, las burlas sobre Jesús se producen antes que sea interrogado.
En Mateo y Marcos acontecen después (Mt 26:66-68 y Mr 14:64-65).

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El momento del arresto 22. 66 Cuando amaneció, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le llevaron al Sanedrín de ellos.

(Sobre Lc 22:66) Como en el análisis anterior también hay contradicción aquí.
Para el redactor de Lucas, fue al amanecer que se inició el juicio ante autoridades religiosas judías.
Conforme Mateo 26, Marcos 14 y Juan 18, esto se produce tras el arresto.

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Jesús Barrabás, un preso famoso 23. 17 Pues tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.18 Pero toda la multitud dio voces a una, diciendo: -¡Fuera con éste! ¡Suéltanos a Barrabás!- 19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad y por un homicidio.

(Sobre Lc 23:17-19) Hay tres situaciones importantes para señalar.
Una de ellas es que resulta extraña la buena voluntad de Pilato, de soltar un preso con motivo de una festividad judía. La historia seglar nos dice de él que fue relevado de su puesto porque sus excesos de agresión irritaban la ya caldeada población judía. Flavio Josefo, escritor judío, refiere que fue un gobernante que nunca entendió a la comunidad y sus costumbres.
Desde allí resulta poco creíble su deseo de satisfacer a un pequeño grupo de judíos congregado frente a su residencia por un tema, básicamente religioso, que ellos podían y, por lo que se aprecia, solían juzgar por sí mismos.
Esto último es otro punto para destacar. Recordemos que, a la luz de lo que relatan los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, las sanciones de muerte establecidas a través de la Ley (los cinco primeros libros de la Biblia, llamados también Pentateuco), eran ejercidas sin inconvenientes ni mediando permiso alguno.
En referencia al punto precedente podemos leer en Juan 8:3-5: “Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: - Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el mismo acto de adulterio. Ahora bien, en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú, pues, ¿qué dices?-”. Asimismo, se relata en Lucas 4:28-30, lo que le habría acontecido a Jesús en Nazaret: “Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira, y se levantaron y le echaron fuera de la ciudad. Luego le llevaron hasta un precipicio del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él pasó por en medio de ellos y se fue”. También en el libro de los Hechos 7:57-59: “Entonces gritaron a gran voz, se taparon los oídos y a una se precipitaron sobre él. Le echaron fuera de la ciudad y le apedrearon. Los testigos dejaron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban”.
Como puede verse, los judíos no parecían necesitar el consentimiento de nadie para ejercer sus sentencias religiosas. Por otro lado, pensemos que a los romanos poco les podía importar que, por esos motivos, muriese algún judío de vez en cuando.
Finalmente, veamos algo muy curioso sobre este momento de la vida de Jesús, pero siguiendo lo que se relata en Mateo 27:16-17: “Había entonces un preso famoso llamado Jesús Barrabás. Y estando ellos reunidos, Pilato les preguntó: ¿A quién quieren ustedes que les ponga en libertad: A Jesús Barrabás o a Jesús, el que llaman el Mesías?” (Versión Dios habla hoy, EEUU 1996).
En el Nuevo Testamento, Edición Pastoral Católica (6ta reimpresión agosto 1995), ya citado, puede leerse el siguiente comentario sobre estos versículos: “Según textos muy antiguos del evangelio de Mateo, el nombre del agitador era Jesús y su apodo Barabbas”.
Ahora, tome usted nota de lo que dice Marcos 14:36: “Abba, Padre, todo te es posible”. Pues bien, el significado del apodo de origen arameo Barabbas es: “hijo del padre”. De allí concluimos que el malhechor se llamaba: “Jesús, hijo del padre”.
Por los evangelios observamos que a Jesús se lo culpa de considerarse a sí mismo “Hijo de Dios”: “El sumo sacerdote le dijo: ¡Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!” (Mateo 26:63)
De allí inferimos que al Jesús de los evangelios se le podría denominar, sin deformar o alterar el concepto general: “Jesús, hijo del Padre”, apuntando a Dios en su calidad de “padre celestial” y muy especialmente del mesías. El mismo texto de Mateo 26:63 nos está dando a entender que Mesías, Hijo de Dios o Mesías hijo del Padre (celestial) son sinónimos admisibles.
Con todo esto analizado, que no surge con una lectura sencilla y rápida, menos aún si no conocemos el significado del apodo “Barabbas” (y en las Biblias cristianas no suele ser expuesto), podemos pasar al siguiente paso de nuestro análisis.
Cuando Pilato se dirige a la multitud, su pregunta fue: “Dejo en libertad a Jesús, hijo del padre o a Jesús, hijo del Padre”. Y este hecho refleja otro que es el más curioso de todos los expuestos en los evangelios: los dos presos tienen igual nombre y similar apodo. Uno de ellos, según Mateo era un bandido famoso, el otro un hombre acusado de locura mística.
Veamos una interesante nota de la Versión Nácar Colunga, al versículo 7 del capítulo 15 de Marcos: “El evangelista nos habla aquí de un movimiento sedicioso, reciente y conocido, al cual, por otra parte, no da mucha importancia. Barrabás habría tomado parte en él, y por esto estaría condenado. Eran estos movimientos frecuentes en Palestina por esta época, y Pilato se había distinguido por su dureza en reprimir algunos”.
Estamos en condiciones de reunir una serie de elementos valiosos: a) Por lo que nos dice la versión Nácar Colunga, Pilato se distinguía por su dureza en la represión de los movimientos conspirativos contra el imperio. Pregunta: ¿Cómo podría desear o interesarse en dejar en libertad a un sedicioso famoso? ; b) Conocemos por la historia que no era amante de lo judío y que a causa de su marcada hostilidad fue relevado de su puesto. Pregunta: ¿Por qué tendría interés en ocuparse de un grupo de judíos que le llevan un caso encuadrado dentro del marco legal de sus creencias religiosas, que nada tenían que ver con él? ; c) Hemos leído como el Nuevo Testamento da testimonio de que los judíos no tenían ni sentían necesidad de consultar a nadie en materia de ejecución de sentencias religiosas. Pregunta: ¿Para qué necesitaban presentarse a Pilato, si no cabe duda, por los Evangelios y por el libro de los Hechos, que podían lapidar a los que consideraban blasfemos? ; d) Los cuatro evangelios mencionan al extremista Jesús Barrabás, y gracias a Mateo conocemos la razón que justifica su mención: era famoso. Seguramente se lo citó como un referente para la gente de la época que debió tener, al menos, una vaga noción de su existencia. Pregunta: ¿Puede haber otra explicación para la alusión a ese personaje? ; e) Finalmente, ahora contamos con una transcripción más ajustada al texto original sobre la supuesta consulta de Pilato: ¿Quieren que libere a Jesús, hijo del padre, o a Jesús, hijo del Padre?. Pregunta: ¿Esta sorprendente e infrecuente similitud en el nombre y en el apodo –¡Oh casualidad!, dos hombres llamados igual a punto de ser condenados, presentados en el mismo momento -, este relato, decía, podría esconder otra historia diferente?.
Mis respuestas son: A) Pilato, por su carácter hostil hacia lo judío, es muy improbable, y quizá hasta ridículo, suponerlo interesado en tener una atención para la Pascua judía y muchísimo menos aún soltarles a un “extremista famoso”. El imperio romano y sus representantes no se caracterizaban por su atención hacia los intereses de los pueblos dominados, y muy alejado de todos ellos la idea de favorecer el crecimiento de revueltas populares dejando en libertad a líderes asesinos. Resumiendo: Pilato no pudo haber actuado como lo muestran los evangelios. Por otra parte es importante saber que no hay registros históricos, fuera de los evangelios, que recojan ese proceso. B) Por lo expuesto precedentemente, es también improbable que hubiera prestado su atención y su tiempo, despertándose de madrugada para atender los reclamos de los sacerdotes judíos respecto de Jesús, tal como pretenden mostrarlo los cuatro evangelios (Juan 18:28,29; Lucas 22:66,71-23:1; Mateo 27:1,2; Marcos 15:1). Recordemos que el propio redactor de Lucas convalida nuestra opinión sobre la hostilidad del gobernador cuando escribe: “...algunos estaban allí contándole de ciertos galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la sangre de sus sacrificios” (Lucas 13:1). No quedan dudas sobre la marcada ingenuidad que llevan implícita los relatos de un Pilato comprensivo y deseoso de favorecer a Jesús o de soltar al asesino Barrabás a pedido del pueblo. C) Los judíos podrían haber matado a Jesús, en cualquier momento. Vimos que lo habrían hecho con Esteban sin ningún impedimento. Los evangelios lo presentan visitando muchas ciudades y pueblos, con una intensa actividad pública no inferior a un año. Teniendo presente, además, que el clima de conspiración contra Roma y las revueltas populares eran cosa frecuente, cualquier momento de confusión y violencia habría bastado para matarlo. El mismo Jesús habría advertido esa obvia posibilidad: “Cada día yo estaba delante de vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis” (Marcos 14:49). D) y E) Si efectivamente existió un extremista famoso llamado Jesús Barrabás, no puede dejar de extrañarnos la serie de coincidencias que ahora conocemos: 1) su nombre “Jesús”; 2) su apodo “hijo del padre”; 3) su presencia en el mismo momento del juicio al Jesús de los evangelios. La lectura de ese pasaje nos resulta, por ello, un juego de palabras donde se propone la liberación de un Jesús, hijo del padre y la condenación de un homónimo. Quizá ha llegado el punto en que, tras todo lo leído en los análisis, demostrando que Jesús no fue el mesías anunciado por el AT, digamos algo poco sabido: Aparte de los evangelios, no hay ninguna otra fuente con valor histórico que avale la existencia real de un predicador galileo llamado Jesús.
Los estudiosos sostienen que Marcos podría ser considerado el evangelio primitivo, el más antiguo de los cuatro canónicos. Recordemos que existen otros evangelios, los llamados apócrifos que quién los lea reconocerá de un mayor grado de fantasía y leyenda que los que tratamos aquí. Los de Mateo y Lucas se basarían en Marcos y en una “teórica” fuente que se le llama “Q” (del alemán quelle=fuente), que contendría dichos o refranes atribuidos a Jesús. En cuanto al evangelio de Juan se hace evidente que fue escrito por alguien que expone ideas teológicas no contemporáneas a los hechos que relata, lo que lo ubicaría en el contexto de una iglesia más desarrollada ideológicamente y de carácter más acomodado a la filosofía helénica. De este breve inventario precedente sobre el material con el que contamos para discernir lo verdadero de lo falso, podemos concluir que es muy poco y que, la creencia en Jesús se sustenta, de manera excluyente, en el frecuente recurso de la fe. No en vano se invita, como hemos leído, con tanta insistencia, a mantenerla a cualquier precio.
Dicho esto continuemos con mi respuesta a la aparición del famoso extremista y a sus coincidentes nombre y apodo.
Resumen: 1) Al imperio romano no le interesaba favorecer a sediciosos asesinos; 2) Pilato, que disfrutaba de mezclar sangre de galileos para sus sacrificios, nunca habría favorecido a Barrabás y si le hubieran presentado a Jesús, hasta sus acusadores, los sacerdotes, habrían corrido el riesgo de ser muertos junto con él; 3) Los propios judíos no habrían molestado a Pilato por ese tema. Como sabemos, lo hubieran matado, hasta secretamente, sin más trámite. ¿Qué puede estar oculto entonces, detrás de la mención de este homónimo de Jesús?.
Desde un punto de observación imparcial y desapasionado, podemos reconocer que: es más admisible la existencia real de un extremista contra el poder romano, a favor de la liberación de Israel (en una época caracterizada por eso), que la de un predicador pacifista, hacedor de milagros increíbles y defensor de la sujeción a Roma con su discurso: “Al César lo que es del César y”, con Dios en segundo plano, “a Dios lo que es de Dios”.
Admitiendo lo anterior, expongo mi hipótesis: pudo haber existido un tal Jesús, alias “hijo del padre” ó Barrabás, famoso conspirador contra el yugo romano, defensor de la liberación de Israel que, tras matar a algún funcionario del imperio, fue apresado por Pilato. Este último, conforme su costumbre y característica, y lo establecido como pena para los asesinos, lo condenó a morir en la cruz.
Expuesto ante todos como recordatorio de lo que podía esperarle a los rebeldes, este popular personaje habría dejado un fuerte recuerdo en el inconsciente colectivo.
Sin duda sus partidarios, intentaron darle un matiz triunfador a este hecho, aludiendo a la valentía hasta la muerte que habría puesto de relieve Jesús Barrabás e invitando a seguir su ejemplo.
Así, es probable también que, lejos de lograr desalentar el espíritu conspirativo contra Roma, la crucifixión de este probable zelote de nombre Jesús, haya acrecentado el resentimiento imperante. Recordemos que Pilato fue depuesto en el año 36.
Tengamos presente que, tomando como fecha aproximada de la crucifixión el año 30, bastó poco más de tres décadas para abonar suficientemente el espíritu de resistencia a la dominación extranjera. Eso fue tan cierto que obligó a Roma a efectuar prácticamente el exterminio del pueblo judío.
Sin duda, el paso de los años ayudó a echar al olvido a este rebelde de carne y hueso, y a reemplazarlo por un héroe sobre el que se generaron algunas historias fantásticas sobre sus hazañas, sus ideales y su vida. Pero quizá otro factor, más elaborado, menos espontáneo, hizo su parte en la generación de un nuevo mito.
En esta época el poder religioso y el favor político se encontraban, mayoritariamente, en manos de los saduceos. A este grupo pertenecían: el sumo sacerdote, y los demás sacerdotes y los ancianos del Sanedrín mencionado en los evangelios. Formaban parte de la clase aristocrática judía y se encontraban cercanos al poder de turno.
Sin duda conocían perfectamente el enorme poder de Roma y lo ingenuo que era imaginar cualquier aventura libertadora, al menos en ese momento. Quizá motivados por la supuesta convicción de que sería mejor para todos ir logrando acuerdos pacíficos con los romanos, hayan ejercido alguna influencia en el desarrollo del mito.
Al advertir que los movimientos de resistencias crecían paulatinamente, y suponiendo que una de las razones fuera la muerte de Jesús Barrabás, valorado como un mártir, podrían haber buscado su aplacamiento acoplándole un nuevo y distinto matiz a su persona: No habría sido un sedicioso asesino sino un predicador galileo (como aquellos cuya sangre mezclo Pilato), amante de la paz, hombre santo, respetuoso del César y crucificado por un lamentable mal juicio. Obviamente, en esta etapa no se habría generado la historia de la responsabilidad del Sanedrín sobre esto. Eso sería una incorporación más tardía, fruto del crecimiento de esta secta y su interés por diferenciarse del judaísmo.
De esta forma se habría logrado dividir y desacelerar, al menos parcialmente, el movimiento en gestación.
Hasta podría especularse que la aparición en escena de Saulo de Tarso, presentado como un ex enemigo del cristianismo, a partir del año 37 aproximadamente, haya buscado acrecentar el fervor de los seguidores del nuevo Jesús.
También podría ser significativo el llamado de Gamaliel, famoso fariseo ya mencionado, a dejar actuar con libertad a los primeros seguidores de este Jesús predicador.
El tiempo habría hecho el resto.
No es extraño a la naturaleza humana la generación de mitos a partir de situaciones que, sin la añadidura de la fantasía, no pasarían de ser sólo hechos normales.

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El que llevó la cruz 23. 26 Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.

(Sobre Lc 23:26) La mención de Simón de Cirene se encuentra también en Mateo 27:32 y en Marcos 15:21.
Este personaje aparece de repente. Venía del campo. Marcos cuenta que tenía dos hijos: Alejandro y Rufo.
Parece un comentario menudo con relación al hecho que se relata.
Se nos dice que alguien llamado Simón de Cirene pasaba por allí y que se lo obliga a llevar la cruz. Luego desaparece para siempre.
Se lo puede interpretar como una anécdota sobre el camino al Golghota.
Pero podemos encontrar algo más.
Por favor, busque en alguna biblioteca pública información sobre el gnosticismo. Encontrará que se trata de un movimiento religioso iniciado alrededor del siglo II. También podrá enterarse que, entre otras cosas, sostenían que Jesús no había muerto en la cruz. La razón que exponían era que, dado que Jesús era un ser divino y puro, no podía conocer la corrupción.
Es probable que por esa circunstancia aparezca citado Simón de Cirene. Los gnósticos también afirmaban que justamente este hombre fue el que tomó la forma de Jesús (habría sido víctima de una transfiguración) y terminó siendo crucificado en su lugar para que éste no muriera. Luego de ello Jesús, como ser divino, habría vuelto a su reino celestial.
Por ello, los redactores de los evangelios habrían incorporado este personaje para destruir esa creencia que tuvo varios adeptos en su tiempo, al menos por un siglo.
De esta manera, por los evangelios canónicos, entiéndase “oficiales”, se afirmaba que Simón de Cirene sólo había sido el hombre que ayudó a Jesús a llevar la cruz.
Un gnóstico llamado Basílides, escribió un evangelio. Allí estaría reflejada la creencia descripta. Si usted lo consigue, le agradeceré una fotocopia de ese fragmento en particular.

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Otro Jesús 24. 15 Sucedió que, mientras iban conversando y discutiendo el uno con el otro, el mismo Jesús se acercó e iba con ellos. 16 Pero sus ojos estaban velados, de manera que no le reconocieron... 36 Mientras hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: - Paz a vosotros. 37 Entonces ellos, aterrorizados y asombrados, pensaban que veían un espíritu. 38 Pero él les dijo: -¿Por qué estáis turbados, y por qué suben tales pensamientos a vuestros corazones? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, pues un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.

(Sobre Lc 24:15,16, 36-39) Según puede leerse en el final de los distintos evangelios, al aparecer ante sus discípulos, algunas veces lo reconocieron y otras no.
Incluso es famoso el caso de Tomás que sólo tras meter su propia mano en el costado herido de Jesús, habría reconocido que se trataba del maestro.
Sorprende esta necesidad de aparecer poco parecido al original, de resultar poco reconocible a quienes lo vieron todos los días al menos durante un año.
Si fuera cierto, debemos reconocer que no tendría explicación ni razón de ser, presentarse con una figura diferente.


J U A N


Sólo los que lo recibieron 1.11 A los suyos vino, pero los suyos no le recibieron. 12 Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios.

(Sobre Jn 1:11,12) Como una característica muy notoria del escritor de este relato, la agresión hacia el pueblo judío es constante.
Observemos que aquí expresa, con muy leve disimulo, su desprecio diciendo que: Los suyos, los judíos, no lo recibieron. Y que por lo tanto dejaron de ser hijos de Dios.
Esto es claro: si ya no son santos, por no aceptar a Jesús como el mesías, entonces son malditos.

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La serpiente y Ezequías 3.14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna.

(Sobre Jn 3:14) Esta cita de Juan también se relaciona con otra porción, de idéntico propósito, que encontramos en su capítulo 12, versículo 32: “Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo”.
Por medio de estas referencias se alude a la narración de Números 21:9 donde se relata que Moisés, por orden de Yavé, construyó una serpiente de bronce, montada sobre una vara a manera de mástil para que todo aquel que la mirara quedase sano de la mordedura de serpientes en el desierto: “Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y sucedía que cuando alguna serpiente mordía a alguno, si éste miraba a la serpiente de bronce, vivía”.
Por medio de esta cita se pretende invocar, sobre el hecho descripto en el libro Números del AT, un supuesto paralelismo que actuaría como especie de imagen primitiva de lo que Dios haría a través de Jesús al ser crucificado: Elevarlo sobre un mástil para que todo aquel que lo vea se salve o también resucitarlo.
En el Nuevo Testamento, Edición Pastoral Católica, ya mencionado, se puede leer lo siguiente bajo el título Jesús revela el plan de Dios: “En este plan había un punto difícil de aceptar: el Hijo del Hombre debía morir en la cruz y resucitar (ser levantado en alto significa tanto lo uno como lo otro). Jesús recuerda lo de la serpiente en el desierto. Este episodio de la Biblia... figuraba de antemano la suerte de Jesús”.
Deberíamos preguntarnos, dándole valor de verdad a la interpretación cristiana de la serpiente aplicada a la persona de Jesús, qué significa entonces el relato del AT que puede leerse en 2 Reyes. Allí se cuenta que el rey Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá, que “... hizo lo recto ante los ojos de Yavé” (18:3), fue el que “Quitó los lugares altos, rompió las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés” (2 Reyes 18:4).
¿Podría interpretarse como una anticipación sobre la futura aparición de alguien que destruiría algunas falsedades mentirosamente apoyadas en la Biblia?.
Es obvio que la interpretación precedente es forzada. De la misma forma también lo es la del levantamiento de la serpiente que se menciona en Juan.

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Abandonando el sábado 5.16 Por esta causa los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. 17 Pero Jesús les respondió: -Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo. 18 Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

(Sobre Jn 5:16-18) Ver Sobre Mateo 10:37.

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Buscando el testimonio 5.39 Escudriñad las Escrituras, porque os parece que en ellas tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.

(Sobre Jn 5:39) Nada más alejado de la verdad.
El Antiguo Testamento, la Biblia judía, es contundente: No hay profecía o señal relacionada al mesías que se cumpla en Jesús.
Sumemos a esto que, como también vimos, muchas de sus enseñanzas se oponen o contradicen los preceptos bíblicos.

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¿Esto los escandaliza? 6.53 Y Jesús les dijo: - De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él... 60 Entonces, al oírlo, muchos de sus discípulos dijeron: - Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: - ¿Esto os escandaliza?... 66 Desde entonces, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

(Sobre Jn 6:53-66) Aquí se expone un discurso de Jesús que, más allá del simbolismo que se pretende, es totalmente incomprensible para sus contemporáneos judíos y, por lo tanto, poco aceptable en un supuesto enviado de Dios que debería atraer a la gente hacia sus ideales.
Véase el análisis Sobre Mateo 26:26-29.

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La persecución 7. 1 Después de esto, andaba Jesús por Galilea. No quería andar por Judea, porque los judíos le buscaban para matarlo.

(Sobre Jn 7:1) En este evangelio se busca marcar con insistencia que, durante los tres años de prédica que le atribuye a Jesús, estuvo constantemente expuesto a que los judíos lo mataran (como si el apóstol al que se le atribuye este escrito fuera de otro origen).
Es indudable que este es un elemento muy importante para crear un ambiente adverso a los judíos e instalar su rechazo porque, como lo menciona al inicio mismo el autor de este evangelio: “Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11), es decir, que su pueblo, Israel, lo rechazó y si lo rechazó se trataría de muy malas personas.
Esto no es una gratuita aseveración mía. Está basado en que en el libro Apocalipsis, que se le atribuye al mismo autor, éste nos dice sobre los judíos: “... La blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son; más bien, son sinagoga de Satanás” (Apoc.2: 9)
Queda claro que el concepto que se propaga sobre los judíos y lo judío es atroz.
Puede observar más citas de Juan en: 5:18; 7:11.13; 9:22; 10:31.33; 11:8,53,54.

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Una consiga para cumplir 7. 24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

(Sobre Jn 7:24) En todo este trabajo de análisis, no puede negarse que se está cumpliendo al pie de la letra con la consigna de esta cita de Juan. Por ello concluimos que Jesús no fue el mesías señalado por la Biblia pues juzgando con juicio justo reconocemos que no se cumple en él ninguna profecía.

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Nadie sabrá 7. 26 ­¿Será que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo? 27 Pero éste, sabemos de dónde es; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.

(Sobre Jn 7:26-27) Es exacto el comentario descripto en este relato: “...cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea”.
De acuerdo con lo que puede apreciarse en el AT, no hay alguna cita específica que pueda tomarse como concreta sobre el lugar de nacimiento del mesías. Todas las alusiones sólo pueden recibir una interpretación meramente alusiva al carácter de descendiente de David. Inclusive esto último puede ser interpretado como una mera invocación a un rasgo vinculado a su fortaleza.
Ver sobre Mateo 3:2-6.

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Los hijos del diablo 8. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla, porque es mentiroso y padre de mentira.

(Sobre Jn 8:44) Veamos otro lado de esta imputación atribuida a Jesús.
Sabemos que no hay evidencia bíblica que respalde su carácter de mesías o cristo. Sabemos que algunas de sus enseñanzas y de sus prácticas no se ajustan a los preceptos bíblicos.
Conclusión: No hay verdad en él.

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No era 8. 58 Les dijo Jesús: - De cierto, de cierto os digo que antes que Abraham existiera, Yo Soy. 59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

(Sobre Jn 8:58-59) Este fragmento intenta darle a Jesús el mismo valor que a Dios.
Para ello recurre al texto de Exodo 3:14: “Dios dijo a Moisés: --YO SOY EL QUE SOY. - Y añadió -: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY me ha enviado a vosotros".
No es extraño que ante tal comentario los judíos quisieran apedrearlo.

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Un ciego sin culpa 9. 1 Mientras pasaba Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento, 2 y sus discípulos le preguntaron diciendo: - Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego? 3 Respondió Jesús: - No es que éste pecó, ni tampoco sus padres. Al contrario, fue para que las obras de Dios se manifestaran en él.

(Sobre Jn 9:1-3) En este pasaje pueden observarse dos elementos interesantes.
Por un lado se presenta un sentido supersticioso sobre el origen de los males, físico para este caso. La respuesta del propio Jesús: “No es que éste pecó ni tampoco sus padres...”, le otorga valor de verdad a la cuestión.
Debemos preguntarnos, aceptando lo que el propio Jesús y sus discípulos aceptan como verdad absoluta: que los pecados solían pagarse con lesiones físicas (pensamiento frecuente en la época y aún hoy en ciertas culturas): cómo sería posible que grandes injusticias cometidas por célebres injustos no se hayan reflejado en sus vidas.
Por otra parte, resulta poco comprensible la necesidad de un Dios de amor de que alguno sufra al sólo efecto de que se manifieste su gloria salvadora, cosa que podría ser efectuada sin más sufrimiento.

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Con lodo 9. 1 Mientras pasaba Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento... 3 Respondió Jesús: - No es que éste pecó, ni tampoco sus padres. Al contrario, fue para que las obras de Dios se manifestaran en él... 6... escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y con el lodo untó los ojos del ciego. 7 Y le dijo: - Ve, lávate en el estanque de Siloé -que significa enviado -. Por tanto, fue y se lavó y regresó viendo.

(Sobre Jn 9:1-7) El mismo Jesús que habría resucitado a Lázaro con su sola voz, tras cuatro días de muerto, tuvo necesidad de preparar lodo para curar a un ciego.
Es inapropiada e incomprensible la obligación de recurrir a esta extraña poción, por parte de quien, supuestamente, sería el mayor de los elegidos de Dios, revestido de todo el poder.

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Hijo de Dios 10. 33 Los judíos le respondieron: -No te apedreamos por obra buena, sino por blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34 Jesús les respondió: -¿No está escrito en vuestra ley, "Yo dije: Sois dioses"? 35 Si dijo "dioses" a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser anulada), 36 ¿decís vosotros: "Tú blasfemas" a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: "Soy Hijo de Dios"?.

(Sobre Jn 10:33-36) Se trata aquí una situación por la cual se juzga a Jesús por hacerse igual a Dios.
Quizá este párrafo que escogí está incompleto para su comprensión. Por eso me veo obligado a recordarle lo que se menciona unos versículos antes, en el 30: “Yo y el Padre una cosa somos”. Otras versiones traducen: “Yo y mi Padre somos una misma cosa”; “Yo y el Padre somos una sola cosa”; “El Padre y yo uno somos”; “El Padre y yo somos uno solo”.
No es difícil entender la pretensión de esas palabras y ante ello comprender la reacción de los receptores del mensaje.
Como justificación se menciona un texto, el Salmo 82:6, donde el Dios Yavé dice: “Vosotros sois como dioses, todos vosotros sois hijos del altísimo”.
Lea usted el Salmo completo y comprenderá que de ninguna forma justifica, en nadie, el catalogarse como Hijo de Dios, en el sentido de un semidiós o similar a él.
Y no sólo eso, de alguna manera esa presunción queda prohibida a toda la humanidad cuando en el versículo siguiente (7) el Salmo agrega: “Sin embargo, como un hombre moriréis y caeréis como cualquiera de los gobernantes".
Esa parte final del Salmo no hace más que recordarnos lo que está dicho desde el mismísimo principio en la Biblia: “Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

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Sin cambios para Lázaro 11. 17 Cuando llegó Jesús, halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro... 21 Marta dijo a Jesús: - Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto... 23 Jesús le dijo: -Tu hermano resucitará... 38 Jesús, conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta una piedra contra la entrada. 39 Jesús dijo: - Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: - Señor, hiede ya, porque tiene cuatro días... 43 Habiendo dicho esto, llamó a gran voz: - Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: - Desatadle y dejadle ir.

(Sobre Jn 11:17-44) Es muy conocido el relato de la resurrección de Lázaro.
Cualquier persona, tomándolo como verídico, debería reconocer lo sobrenatural del hecho y la excelente demostración de poder y autoridad que ello implicaría.
Sin embargo, puede observarse que esa sensación que naturalmente movería a cualquier individuo normal a unirse fervientemente a su salvador, no está presente en Lázaro. Después de su resurrección aparece en una comida, pero no forma ni formó, por lo que sabemos, siquiera parte de su grupo de discípulos.

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Siempre estarán los pobres 12. 3 Entonces María, habiendo traído una libra de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los limpió con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume. 4 Pero uno de sus discípulos, Judas Iscariote, el que estaba por entregarle, dijo: 5 -¿Por qué no fue vendido este perfume por trescientos denarios y dado a los pobres?... 7 Entonces Jesús dijo: - Déjala. Para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8 Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí, no siempre me tendréis.

(Sobre Jn 12: 3-8) En los relatos de Mateo y de Marcos, paralelos al presente, son los discípulos quienes murmuran entre ellos el derroche de dinero.
Este relato es bastante conocido.
Quisiera que nos imaginemos que las cosas pudieran haber pasado de otro modo: “María, habiendo traído un perfume de mucho valor, quiso ungir con este a Jesús. Al advertir su intención, Jesús le dijo: - Mujer, si deseas hacerme feliz, vende este caro perfume y con el dinero bríndale tu ayuda a los pobres que puedas. Así perfumarás el cielo -“.
Es indudable que cualquier persona citaría la situación precedente como un ejemplo de humildad y un recordatorio de dar prioridad al amor al prójimo más necesitado.
Sin embargo, conocemos que eso no fue lo que pasó.

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La Biblia dice que no 14. 6 Jesús le dijo: -Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

(Sobre Jn 14.6) Conforme todo lo analizado sobre los cuatro evangelios hasta aquí, es inequívoca la conclusión sobre la falsa calificación de Mesías, con relación a Jesús. No quedan dudas, tras todo lo expuesto, sobre que la Biblia no brinda fundamento a la pretensión de quienes, sin duda bien intencionadamente, pretenden transformar en Cristo o Mesías a Jesús.
A esta altura podemos asegurar que, apoyándonos íntegramente en los textos del Antiguo Testamento, las palabras atribuidas a Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, no son verdaderas.

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Antes del mundo 17. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú en tu misma presencia, con la gloria que yo tenía en tu presencia antes que existiera el mundo.

(Sobre Jn 17:5) Ya lo mostramos reiteradamente, y son muchas más las que pueden observarse en la lectura total de los evangelios. Es recurrente igualarse, parangonarse con Dios mismo.
Nadie debería olvidarse que, aunque el verdadero mesías bíblico sea el hombre más importante de la historia de la humanidad, jamás se haría o se sentiría ni siquiera similar a Dios; siempre sería, solamente un hombre.

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Las Escrituras dicen más 19. 24 Por esto dijeron uno a otro: --No la partamos; más bien echemos suertes sobre ella, para ver de quién será. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: Partieron entre sí mis vestidos y sobre mis vestiduras echaron suertes.

(Sobre Jn 19:24) Este texto remonta a la cita del Salmo 22:18, que dice: “Reparten entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echan suertes”.
Cuando Usted lee el Salmo lo primero que debe advertir es que se trata de un relato sobre los sufrimientos que habría pasado el salmista, con el objeto de exaltar que Dios no permitió que él padeciera en manos de sus enemigos.
En ningún momento se trata de una profecía.
Si se tratara de un oráculo, tal como pretende el evangelista mencionándolo, entonces debiera haber sucedido que: “...no despreció ni desdeñó la aflicción del afligido, ni de él escondió el rostro. Más bien, le oyó cuando clamó a él” (Salmo 18:24).
También, en el mismo Salmo puede leerse: “como perros, una banda de malvados me ha rodeado por completo; me han desgarrado las manos y los pies” (versículo 16). Suele traducirse mal y en lugar de la palabra desgarrado se utiliza: horadado que, como sinónimo de agujerear o traspasar, se aplica mejor para el caso de una crucifixión. Pero la realidad es que se trata de la palabra desgarrado, y tal es así que en el texto hebreo se agrega: desgarrado como león, según anota la Versión Biblia de Estudio de las Sociedades Bíblicas Unidas.
Como siempre, no hay profecía.

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Las Escrituras dicen más aún 19. 36 Porque estas cosas sucedieron así para que se cumpliese la Escritura que dice: Ninguno de sus huesos será quebrado. 37 También otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

(Sobre Jn 19:36-37) Cuando el evangelista relata que a Jesús no le quebraron los huesos de las piernas, afirma que eso sucedió así “para que se cumpliese la Escritura”.
La supuesta profecía o, para este caso, imagen antigua que representaría un hecho futuro superior (como en el caso de la serpiente de bronce de Moisés), lo extrae de Exodo 12:46.
Leamos que dice allí: “Será comida en una casa; no llevarás de aquella carne fuera de la casa. Tampoco quebraréis ninguno de sus huesos”.
Como bien anota la Biblia de Estudio, ya citada: “Con esta referencia se presenta a Jesús como el Cordero de la Pascua”.
En 1 Corintios 5:7 puede leerse la afirmación: “Cristo... es el Cordero de nuestra Pascua”.
¿Podemos tomar Exodo 12:46 y su contexto como un anuncio encubierto sobre un supuesto mesías al que no se le quebrarían las piernas?.
Debemos aceptar que, en todo caso, tiene que cumplirse plenamente.
En el pasaje de Exodo 12 que nos ocupa dice que ninguno de sus huesos debe ser quebrado. No podemos afirmar que ello no haya pasado con relación a Jesús, tras la golpiza que se le habría dado. El relator nos dice que no se le quebraron las piernas, pero nada sabemos, no hay ninguna afirmación, para asegurar que no tenía huesos quebrados.
Pero admitamos que todos sus huesos no presentaran ningún daño. Hay otros puntos.
La Ley de la Pascua también dice que el cordero debe ser comido, ingerido, por todos los de la casa. Obviamente, por tratarse de una persona, esto no habría sucedido con Jesús y la mismísima Biblia lo prohibe, tal como señalamos oportunamente.
Otra orden respecto del Cordero Pascual es: “No se sacará de la casa ni un solo pedazo de carne del animal sacrificado”. Los evangelios relatan que Jesús habría sido muerto en un lugar llamado Gólgota. Este lugar se encontraba en las afueras de Jerusalén, fuera de sus muros, separado de la ciudad santa.
En Joel 3:21 leemos: ”¡Yavé habita en Sion!”. También en los Salmos: “Cantad a Yavé, que habita en Sion; contad en los pueblos sus hechos” (9:11). Sión se emplea en la Biblia como sinónimo de Jerusalén misma. Se deduce con facilidad que Jerusalén es el lugar donde Dios habita y por lo tanto podemos decir que es la casa de Dios.
Leemos en Zacarías 9:8-9: “Yo defenderé mi casa... El opresor no pasará más sobre ellos... ­ ¡Alégrate mucho, oh hija de Sion! ­ ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén!”. Es clara la alusión a Jerusalén como la casa de Dios.
Es por ello que en Isaías 52:1 dice: “¡Despierta! ¡Despierta! Vístete de tu poder, oh Sion; vístete de tu ropa de gala, oh Jerusalén, ciudad santa”. Es santa porque Dios la habita, y porque la habita es, simbólicamente, su casa.
Como vimos, Jesús habría sido muerto fuera de Jerusalén, por lo tanto no cumpliría el requisito de “no sacar de la casa ni un solo pedazo del...” cordero de la Pascua.
Es obvio que de ninguna manera el relato de Exodo al que refiere el evangelista está vinculado con la muerte de Jesús.
Este análisis nos muestra la falsedad de la pretensión del redactor de Juan.
Por otra parte, el escritor cita un párrafo muy pequeño del versículo 10 de Zacarías 12: “Entonces mirarán al que traspasaron...”. De esta forma pretende significar que al ser mirado Jesús en la cruz se estaría cumpliendo una profecía que anunciaba ese hecho.
Es evidente que se está tomando un hecho aislado e introduciéndolo como coincidencia de una cita, por demás incompleta, al solo efecto de acentuar un valor profético que no existe.
La Biblia de Estudio, ya citada, informa que otra posible acepción de la palabra que se traduce como “traspasaron” es “profanaron”. Esto podría bastarnos para reconocer que no tiene nada que ver con lo que pretende el narrador de Juan. Pero podemos y debemos ver con mayor detenimiento.
Como señalé, el relator sólo transcribe una pequeña porción del versículo de Zacarías que se trata.
En Zacarías 12:8-11, dice: “En aquel día Yavé defenderá a los habitantes de Jerusalén. El que sea débil entre ellos, en aquel día será delante de ellos como David. Y la casa de David será delante de ellos como Dios, como el ángel de Yavé. "En aquel día sucederá que buscaré destruir a todos los pueblos que vengan contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica. Mirarán al que traspasaron y harán duelo por él con duelo como por hijo único, afligiéndose por él como quien se aflige por un primogénito. "En aquel día habrá gran duelo en Jerusalén, como el duelo de Hadad-rimón, en el valle de Meguido”.
Seguramente Usted ha leído atentamente y ya comprende que la profecía pide mucho más que simplemente “mirar al que traspasaron o profanaron”.
Dice que “Yavé defenderá a los habitantes de Jerusalén” y que va a “destruir a todos los pueblos que vengan contra ella”. Eso no sucedió.
Dice que ese día “habrá gran duelo en Jerusalén” y para mostrar su magnitud recuerda el duelo ritual de los fenicios. Eso tampoco habría sucedido con la muerte de Jesús.
Independientemente del significado que pudiera tener esta profecía, está muy claro que no se aplica a Jesús.
Todo muestra que Jesús no está prefigurado en la Biblia.

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Cien libras 19. 39 También Nicodemo, que al principio había venido a Jesús de noche, fue llevando un compuesto de mirra y áloes, como cien libras.

(Sobre Jn 19:39) El relato menciona cien libras de especias aromáticas para ser empleadas como perfumes.
Pasada a kilos esa cifra es el equivalente a 30 Kg.
Sin duda se está hablando de una cantidad muy grande de especias aromáticas.

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Una controversia más 20. 1 El primer día de la semana, muy de madrugada, siendo aún oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido quitada del sepulcro.

(Sobre Jn 20:1) Para el evangelista no pasó más que esto.
Recordemos que para Mateo: “...hubo un gran terremoto; porque el ángel del Señor descendió del cielo, y al llegar removió la piedra y se sentó sobre ella” (Mt 28:2).

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FIN DE LA OBRA